Siempre me ha parecido importante una cita del autor de referencia, (1875 - 1947). Mago y lírico inglés, fundador de varias órdenes esotéricas, que se autodenominaba mediador entre los poderes ocultos y los hombres.
Su figura, su obra y su vibra escorpioniana se me han hecho fascinates. Polémico como el que más, su halo de misterio y conocimiento superior no deja de ser perceptible todo el tiempo.
He aquí la cita:
III
"Una ojeada al horóscopo de los más grandes hombres de quienes tenemos el historial muestra que, hablando en general, los planetas forman exactos o muy apretados aspectos y también - este es el punto importante - que todos o casi todos los planetas están entretejidos.
Algunas veces vemos dos o tres complejos en un nacimiento, quizá incluso cuatro, y estos no tienen íntima relación el uno con el otro. Tales horóscopos son los de la gente corriente. Es como si tuvieran varios cabos en su naturaleza que no habían sido adecuadamente entretejidos. De resultas de que hay veces en que uno está trabajando en su propia e irresoluta manera, luego es olvidado y otro entra en acción. Esta falta de continuidad es fatal para la realización de cualquier trabajo constructivo. Si una persona semejante adquiriese fama, es el resultado de alguna acción repentinamente concebida y ejecutada o de un accidente.
Unos pocos ejemplos de grandes horóscopos demostrarán la verdad de estos puntos.
Shakespeare, para empezar, tiene todos los nueve planetas en un solo complejo. Cinco de ellos están en aspecto con tres grados; sólo uno está a más de diez grados del punto extremo.
De Dante puede decirse que tenía dos complejos: uno, de cinco planetas, todos dentro de los seis grados; otro, de cuatro, todos dentro de los nueve grados. Y un complejo está a sólo nueve grados del otro.
Miguel Angel tiene seis planetas dentro de seis grados, con un séptimo sólo a cuatro grados y un octavo sólo a tres grados fuera.
Petrarca tiene seis planetas...
...
Si hubiéramos decidido incluir aspectos menores, tales como cuarenta y cinco grados y ciento treinta y cinco grados, o el quincunx (un aspecto planetario en el que dos cuerpos celestes están a ciento cincuenta grados el uno del otro), se podría haber hecho un argumento más convincente, pero no es deseable introducir demasiada sutileza en un argumento de esta clase; preferimos solamente basarlo sobre hechos obvios y patentes".
Aleister Crowley.
ASTROLOGÍA
Ediciones Indigo, Barcelona, 1987, primera edición.
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