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EL MENSAJE OCULTO
DE LAS  ESTRELLAS
 
(“El progreso espiritual a través del horóscopo”)
 
Francisco Nieto Vidal
Con mi más profundo
 respeto y amor a la
 Fraternidad Rosacruz
 y a su fundador
Max Heindel.
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PRÓLOGO
 
Si examinamos un horóscopo observaremos a los signos del zodíaco
en la parte externa del círculo, éstos representan las Jerarquías Divinas
que ayudan a la humanidad a lo largo de su evolución. A continuación y
más hacia el centro se reparten los planetas que son Espíritus representantes de otras Jerarquías más cercanas pero que tienen la misma función que las anteriores. Desde el círculo externo del zodíaco hasta el centro de la circunferencia existen unas líneas que dividen el mismo en 12 partes iguales y que llamamos Casas, éstas representan el campo donde el Ego o Alma evolucionante desarrolla sus estados de conciencia a través de su peregrinación por el mundo físico. Por último, todas esas líneas confluyen en un punto o círculo pequeño central en blanco que representa al Ego reencarnante. Todo esto unido muestra el pasado, presente y posibilidades futuras para el presente renacimiento.
Por consiguiente podemos hacer dos interpretaciones importantes
entre otras:
1ª. Que las Jerarquías Superiores y Espíritus Planetarios están dirigiendo
su atención de forma altruista y amorosa hacia la humanidad en su
desarrollo en la Tierra.
2ª. Que el espíritu reencarnante o personalidad tiene a su disposición
todas esas fuerzas confluyentes en la Tierra para su propio uso y desarrollo
espiritual.
El Espíritu, así como el universo, fue creado por Dios pero, aún
separado por el descenso del Espíritu al mundo físico, seguimos siendo parte de la Vida y la Conciencia de Dios. Somos una chispa que, separada de ese gran Fuego Creador para convertirse en llama a través de su propio desarrollo interno, no deja de ser parte de Dios al cual volverá cuando transforme sus poderes latentes en dinámicos.
El horóscopo representa el laberinto por donde andaremos y nos
perderemos pero donde, tarde o temprano, encontraremos la Luz que nos
guiará a la salida del mundo material y a la entrada en el mundo espiritual.
Aún en el laberinto estamos protegidos por los seres divinos, pero como
tenemos que desarrollar la autoconciencia espiritual tendremos que hacer
frente a nuestros propios errores. Sin embargo, cuando vislumbramos la luz
oculta en el horóscopo, —la ayuda que tenemos a nuestra disposición y el
verdadero sentido de la vida— entonces estaremos preparados para hollar el sendero espiritual a pasos agigantados. ¿Y esto por qué? porque esa luz hará que transformemos nuestro carácter, nuestros pensamientos y nuestra voluntad para trabajar en una sola dirección que se resume en la siguiente frase:
“El servicio amoroso y desinteresado a los demás es el camino más corto,
más seguro y más gozoso que nos conduce a Dios.”
Evolucionamos un poquito cada día gracias a las experiencias y a
las circunstancias que nos rodean, es más, también lo hacemos porque estamos rodeados de vibraciones pertenecientes a otras personas, más las que proceden de los Seres Divinos que nos ayudan y las de Dios mismo. ¿De cuántas somos conscientes?, ¿lo somos al menos de las experiencias y circunstancias?
La mayoría de las veces ni siquiera eso. La unión de la personalidad
con el Espíritu se consigue: 1º.Con la autoconciencia del Yo adquirida
en el pasado y 2º. Por la aplicación de la voluntad y la conciencia de
nuestras acciones, deseos, sentimientos y pensamientos presentes. ¿Cuántas veces somos conscientes de esto? O lo que es lo mismo ¿Cuántas veces actuamos pensando en esa unión y elevación espiritual? Pues si no nos damos cuenta de eso ¿cómo vamos a percibir las influencias espirituales que nos rodean?
La aceleración para la unión espiritual se consigue a través de métodos,
técnicas, oraciones y mucha persistencia —aconsejo a los interesados
leer mi primer libro “Métodos esotérico-prácticos para el desarrollo interno” —, de otra forma el camino es más fácil pero más lento aunque con cualquiera de ellos debemos desechar todo lo reflejado como “negativo” de los astros y trabajar por desarrollar lo positivo de los mismos. Lo negativo no es tal en los signos y planetas sino que representan las debilidades en las que podemos caer si no nos esforzamos por desarrollar sus cualidades y a la vez nos dejamos llevar por las pasiones, sentimientos y deseos más bajos.
Como resulta que, de cualquier manera, todos debemos abandonar
la práctica —en pensamiento, palabra y obra- del mal para desarrollar el bien y así desarrollar también los poderes del Espíritu, para conseguirlo tenemos tres caminos a mi entender:
 
1º. La práctica del cristianismo o misticismo; 2º. El conocimiento y
práctica de la verdadera filosofía oculta (ver libros de Max Heindel) que se compenetra
perfectamente con el cristianismo. 3º. La astrología una vez que se
sabe extraer su ayuda espiritual.
Y esa es mi idea, mostrar a los lectores que el horóscopo es un libro
de autoayuda más que de otra cosa. La astrología nos ayuda a responder a las vibraciones que necesitamos y a rechazar las mundanas que nos entorpecen, casi me atrevo a decir que el estudio de la astrología, desde el punto de vista espiritual, es un sendero de desarrollo personal.
El verdadero astrólogo espiritual descubre la sabiduría y ayuda espiritual
de los astros y del horóscopo, y a partir de ahí comienza a trabajar con
el potencial que ha adquirido y que se refleja en su carta natal y a disfrutar
de la vida en un nuevo nivel de conciencia que le traerá felicidad para sí
mismo y comprensión y tolerancia hacia los demás. El astrólogo comprende el Plan de Dios y colabora con él, comprende que todo en el universo procede de Dios y que todo está en Dios, por consiguiente él está en Dios y debe actuar como un instrumento en vez de un impedimento. El astrólogo comprende por qué surgen los inconvenientes en sus relaciones y el motivo de ciertos obstáculos en su vida, lo que le lleva a ser más humilde, sencillo y servicial; pero también sabe que aunque la ayuda procedente de los planos superiores desciende para el buen aprovechamiento de todos, sólo los que estudian esta ciencia, entre otras, saben reconocerla y ponerla en práctica para su propio desarrollo.
El beneficio de la astrología está en saber poner en práctica el conocimiento profundo obtenido del estudio de los astros y del horóscopo personal, y el mayor mal que nos puede traer es pensar que nada es mejorable y que nos tenemos que conformar con lo que muestra nuestro horóscopo. Con esto no quiero decir que todas las tendencias y posibilidades del horóscopo sean fácilmente realizables, al contrario, si no nos esforzamos nada podemos esperar, en ese mismo sentido, las indicaciones sobre problemas y obstáculos también se pueden afrontar y transmutar pero si no hacemos nada se desarrollarán.
Pongámonos a trabajar con todo el conocimiento que daré a lo largo
de las páginas con la firme confianza y seguridad de que obtendremos un
mejoramiento y elevación del carácter. A su vez, este carácter positivo se
mostrará en nuestras acciones, sentimientos y manera de pensar, lo que inequívocamente, traerá un buen destino para la presente vida y más aún para la futura.
 
El autor
*

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Comentario por Pablo Ianiszewski el octubre 28, 2013 a las 10:22am

Desde una perspectiva Tradicional, es decir aquella que honra el conocimiento astrológico desarrollado por los grandes maestros del Arte entre los años 200 a.C. y 1700 d.C., esto es totalmente erróneo. Las estrellas fijas, los signos y las errantes (o planetas) están muy lejos de representar "Jerarquías Divinas que ayudan a la humanidad a lo largo de su evolución". Por el contrario, los antiguos sostenían que éstas son la cárcel de las almas, los poderes y fuerzas astrales que encierran a los seres de la región sub-lunar (la Tierra) sometiéndolos al arbitrio del destino, en donde la libertad no existe de forma natural sino que se obtiene como fruto de un esfuerzo moral sostenido y fatigoso. El capricho de los Dioses, esos de los que hemos escuchado en los mitos antiguos, quedan signados en los cielos bajo la Octava Esfera (la de las constelaciones) y de allí hacia abajo solo queda el Fatum, el devenir de lo condicionado y sujeto al cambio. La inmutabilidad de lo Eterno sólo existe para las almas que han alcanzado las regiones superiores del Empíreo, lejos del influjo astral que es el objeto de estudio de la Astrología. 

El gran Hermes Trismegisto (o la escuela de sabiduría que encarna su legendaria figura) se horrorizaría al escuchar las distorsiones modernas, tan propensas a lo invertido, con ese afán luciferino que se empeña en llamar luz a la oscuridad y oscuridad a la luz. Lejos de buscar generar polémica al respecto, deseo dejar constancia del hecho de que como tenaces estudiantes de esta ciencia somos constantes sujetos de reproducción de falacias que promueven los errores de esta Edad de Hierro en la que tristemente vivimos. 

La teosofía blavatskyana, en la que fue originalmente formado Max Heindel, es parte importante de este acervo cultural distorsionador. Aunque sus libros de Astrología conservan mucho de lo que podríamos considerar tradicional en términos de hermenéutica de los significadores, yerran en todo lo que a espiritualidad se refiere por presentar ideas evolucionistas mezcladas con la ingenuidad ideológica de la Nueva Era. El pensamiento de Egipcios, Babilonios, Griegos y Persas a quienes debemos el conocimiento astrológico, se mueve en ciclos y círculos, jamás en la línea recta de la "evolución" y sus premisas de progreso. La simple observación de la naturaleza y de los cielos nos demuestra este perpetuo flujo circular que niega toda posibilidad de "avance" bajo las moradas estelares. Darwin nada tiene que enseñarnos sobre astrología, ni menos sobre espiritualidad.

Haríamos bien en volver a estudiar con los clásicos: Claudio Ptolomeo, Firmicus Maternus, Vettius Valens, Marcus Manilius, Porfirio, Abu Mashar, Al-Kindi, Al-Qabisi, Mashallah, Guido Bonatti, Morin de Villefranche, William Lilly, etc. Sería un ejercicio de restauración que nos volvería precisos en nuestras predicciones y honestos en nuestro proceder como astrólogos. Mis sinceras disculpas si el comentario incomoda a alguno y muchas gracias por darle una oportunidad. Bendiciones. 

Distintivo

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