H U M I L D A D

[ANTONIO GARAU]

HUMILDAD

     Etimológicamente, la palabra humildad proviene de "humus", que significa tierra. Si algo consigue esta virtud es ayudarnos a tocar tierra para que nuestro ego no se eleve como un globo. Cuando alguien borra de un plumazo la humildad en su vida, porque se cree más grande de lo que es o porque alardea de sabérselo todo, en el fondo está demostrando una importante debilidad: necesita reconocimiento a toda costa. Es como si llevara un cartel que dijera: "Admirame, que no me siento tan seguro". La falta de humildad le aleja del resto y le lleva a rodearse de aduladores que, a las primeras de cambio, le abandonan en el primer fracaso. Por supuesto, puede tener éxito, pero necesita buscar enemigos en la pista para demostrar lo que vale. Y esta actitud carcome por dentro porque, a la larga, no mira hacia dentro ante el error, ya que culpa al mundo y entra en una tensión interna tal, que le impide disfrutar de manera sincera de su trabajo.

     Deberíamos practicar más la humildad como deporte en nuestro día a día, para ser más permeables al aprendizaje y sentirnos mejor con nopsotros mismos. Nos ahorraríamos más de un disgusto, ya que colocaríamos la línea del tiempo en su justa medida: no nos quedaríamos atrapados en los fracasos del pasado ni caeríamos en los cantos de sirena del éxito futuro. Sencillamente, daríamos lo mejor de nosotros y saborearíamos más de lo conseguido. Y este podría ser el primer paso para desarrollar nuestro talento. Entrenar, entrenar, pero sin creérnoslo demasiado. Porque cuanto más nos aferramos a decir lo maravilloso que somos, aunque ello sea de una manera sútil, o al autobombo de nuestro pasado, más energía perderemos en demostrar algo que no somos, y menos abiertos estaremos a las oportunidades futuras.

Fuente: Pilar Jericó (Expansión)