ADELA FERRER
La figura del Aguador no es la de un monstruo, sino la del propio dios mesopotámico Ea o Enki, creador de los hombres, a quien le brota el agua de los hombros.
A través de esta constelación se accede al agua de la vida y de la muerte; en ella se hallan los dos “cántaros” de las Mansiones Lunares de los árabes, puertas de entrada y de salida a la vida terrenal, el nombre de una de estas Mansiones Lunares es muy significativo: Sad al Bula: “la fortuna del devorador”.
Acuarius, su beta, en el hombro, Sadalmelik “la felicidad del rey”; la brillante de la cintura justo por debajo de la eclíptica es la theta, Ancha “la cadera”. La que ocupa la espinilla de la pierna es la delta, Skat, que significa “la pierna”. Y el Pez del Sur, cuya estrella más brillante es la alfa, Fomalhaut (de Fum el Hotz: “la boca del pez”)
.
Pero al sur de Acuario, al igual que al sur de las otras tres constelaciones de los signos fijos, hay una constelación-monstruo, El Pez del Sur, el mismo que en la mitología egipcia se zampó el miembro viril de Osiris.
En Piscis Austrinus encontramos dos estrellas monstruosas: Difda, de Difdaa, “la rana o el sapo”. (Parece ser que durante algún tiempo llevaron este nombre dos estrellas distintas: una, pertenecía a Acuario y se llamaba Ed Dífdaa el Mokád-dem, “la rana o sapo primero”) y la alfa de esta constelación: Fomalhaut, de Fum el Hotz, “la boca del pez”.
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