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Para hablar de Sagitario que es una parte inherente de todos y cada uno de los seres que están ahora peregrinando por algún tiempo en este planeta, me referiré inicialmente a una *historia oriunda de Gana, país ubicado hacia el oeste africano. Una historia que ya se ha ido popularizando en el mundo occidental, pero que describe de modo magnífico lo que Sagitario simboliza en la conciencia del hombre.


Era una vez cuando un campesino se fue hacia el bosque cercano con el objetivo de atrapar algún pájaro, el cual quería tener en su casa, para que se la adornase. En su búsqueda obtuvo atrapar un aguilucho. El que encerró en el gallinero junto con todos los pollitos.


Así con el tiempo crecieron los pollitos convertidos en señoras gallinas. Pero también se logró crecer, convirtiéndose en una espléndida y majestuosa Águila, la cual sobresalía en medio de ese centenar de pequeñas gallinas.

Alguna vez el Águila, mientras picoteaba gusanos en el tierrero con las demás gallinas, se quedó mirando otra Águila que volaba, planeando extasiada en la inmensidad del cielo. Y sintió ganas de volar así.

Entonces le dijo a una de las gallinas que estaba a su lado:

- “qué bello será aprender volar como ese pájaro”

A lo que le respondió la gallina:

- “¡Ni lo sueñes, porque nosotras somos gallinas!”

Entonces las demás gallinas rieron socarronas, y el Águila siguió picoteando, pero a partir de ahí no bajaba su mirada, siempre sentía contemplar el cielo, con las ganas fervorosas de volar.

Pasaron nueve años desde que el Águila había sido atrapada por el campesino.

Fue cuando este hombre recibió en su granja la visita de un naturalista. Al pasar por el gallinero, exclamo sorprendido el naturalista:

- “Ese pájaro que tienes ahí, no es una gallina. Es un Águila.”
- “De hecho”, mencionó el campesino. “Es un Águila. Pero yo la crié como gallina. Ya no es un Águila. Es una gallina como las otras.
- “No, respondió el naturalista”. Ella es y será siempre un Águila. Pues tiene el corazón de un Águila. Este corazón la hará un día volar a las alturas”.
- “No, insistió el campesino. Ya se volvió gallina y jamás volará como Águila”.
Entonces, decidieron, hacer una prueba. El naturalista tomó al Águila, la elevó muy alto y, desafiándola, dijo:

- “De hecho eres un Águila, Perteneces al cielo y no a la tierra, entonces, abre tus alas y… ¡vuela!”
El águila se quedó, fija sobre el brazo extendido del naturalista. Miró hacia arriba y luego se distrajo su alrededor.


Finalmente vio a las gallinas allá abajo, comiendo granos. Y saltó junto a ellas.


El campesino comentó:

- “Yo lo dije, ella se transformo en una simple gallina”.
- “No”- Insistió de nuevo el naturalista, - “¡Es un Águila!”. Y un Águila, siempre será un Águila. Vamos a experimentar nuevamente mañana.

Entonces de nuevo en el gallinero, las gallinas se burlaban de ella diciéndole:

- ¡Qué loca eres! ¿qué tú estás loca? ¡Tú eres una gallina… entiéndelo!

Al día siguiente, al naturalista subió con el Águila al techo de la casa. Le susurró: “Águila, ya que tú eres un Águila, abre tus alas y vuela!”.


Pero cuando el águila vio allá debajo de nuevo, a las gallinas burlándose de ella, saltó y fue a parar junto a ellas, y siguió escarbando gusanos en la tierra.


- No insistas, dedícate a picotear, ¡Tú eres una gallina! – continuaban burlonas las gallinas
Entre tanto el campesino sonrió y volvió a la carga:

- “Ya le había dicho, se volvió gallina”.
- “No”- Respondió firmemente el naturalista. - “Es Águila y poseerá siempre un corazón de Águila. Vamos a experimentar por última vez. Mañana la haré volar”.
El naturalista y el campesino se levantaron muy de madrugada. Tomaron el águila, la llevaron hasta empinada montaña. El sol estaba naciente doraba las siluetas del paisaje montañoso.


El naturalista levantó el Águila hacia lo alto y le ordenó:


- “Águila, ¡eres un Águila! perteneces al cielo y no a la tierra, así que abre tus alas y vuela”.

El gran Águila miró a su alrededor. Su corazón estaba era dual y acelerado… partido en dos, quería volar pero extrañaba la comodidad del gallinero. Estaba temerosa. Y pensaba:


- “Yo quiero volar… pero y si fracaso de nuevo se reirán de mi las gallinas”

Miró y miró hacia el cielo. Anhelando una nueva vida, alejada de la rutina… pero finalmente no voló. Porque a su mente le llegaban los recuerdos burlones de sus amigas las gallinas:


- ¡No puedes eres gallina, no puedes, eres gallina, no puedes eres…! >>

Fue el momento en que el naturalista la sujetó firmemente direccionándola hacia el sol. Entonces los ojos de la esplendorosa ave se llenaron de claridad. Y sintió volar hacia el horizonte.


Desplegó sus potentes alas. Adopto una postura gallarda & soberana y… voló. Tocó las alturas y sintió un éxtasis infinito, y se elevó cada vez más.


¡Nunca más volvió!


Sagitario es un signo que representa una parte de la conciencia del ser humano, aquella donde siente que el mundo donde nació, se le quedó pequeño. Entonces siente una necesidad mayor que antes jamás había sentido y es la de volar para expandir su alma.

Es escrito continuará…
Namasté!

*James Aggrey. educador popular solía contar esta historia en Gana, hacia principios de siglos pasados

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Comentario por silvi melfi el noviembre 27, 2010 a las 10:17am
ME GUSTÓ QUE SIGA........ESTÁ MUY BUENO.....

Distintivo

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