Significado Astrológico de la Rueda de la Fortuna:
En todas las civilizaciones, en una u otra forma, la Rueda de la Fortuna ha sido para los seres humanos el símbolo por excelencia de la ligazón con la Causa Superior de toda vida, de todo ser, de toda manifestación. Como tal, expresa la ley de UNIÓN a la Fuente Primordial, eliminando todo concepto de vacío existencial, toda duda sobre origen y destino de la existencia individual, pulverizando todo temor, toda inseguridad, toda incertidumbre ontológica. En este sentido, siempre la Rueda de la Fortuna ha sido asociada a la protección inherente que tiene cada persona frente a cualquier eventualidad de cualquier índole: física, psíquica o espiritual.
La Rueda de la Fortuna representa la revelación de una energía sutil que alimenta la existencia de cada persona; revela la existencia de una especie de cordón umbilical que une energéticamente a cada ser humano a Dios, es la Rueda de la Fortuna lo que en Teología viene a ser LA GRACIA. Conectándose con esta fuerza, el ser está sumergido continua y permanentemente en la energía primordial que ni comienza ni termina y que, por consiguiente, nada negativo le puede suceder, nada le puede destruir, nada le puede dañar. En el mundo de la incertidumbre material donde parece (en el mundo de los sólidos bancos comerciales y de las cuentas corrientes) que no sabe una familia cómo se alimentará el día de mañana; en un mundo donde las crisis emocionales hacen suponer (más ahora cuando la estabilidad emocional parece ya algo inalcanzable) que nadie es fiel a nadie; en un mundo donde las tensiones espirituales (más cuando los guías espirituales son numerosos, de gran autoridad todos y con enormes contradicciones entre ellos) hace suponer que nada tiene sentido; y que, está postulado en una de las esquinas del ambiente histórico la pomposa frase que indica que "el hombre es una pasión inútil..."; en este contexto, la Rueda de la Fortuna revela al ser humano la realidad de su conexión directa a la energía indestructible, haciendo evidente las palabras de Jesús al hablar de "los pájaros del cielo que ni siembran ni cosechan" y de "los lirios del campo que ni hilan ni tejen".
La Tradición está saturada de enseñanzas directas y anecdóticas sobre la imposibilidad de la desgracia. El refrán popular dice "que no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista" expresando uno de los significados de la Rueda de la Fortuna. Ella recalca el plan divino de que hablan las teogonías. Ibn Arabi dice que el hombre es el espejo donde Dios se contempla a Sí Mismo: el recorrido de esa mirada es la Rueda de la Fortuna. Gabriel García Márquez ha definido el instante como el tiempo transcurrido entre el cuerpo frente a un espejo y la llegada a hacer contacto con su imagen reflejada: ese instante de esa mirada que se mira es la reacción Hombre-Dios estando dicha relación representada por la Rueda de la Fortuna.
Es en esta línea de percepción que la Rueda de la Fortuna está asociada a la fortuna material y espiritual, a facilidades inexplicables incluso en medio de situaciones desesperadas, a beneficios muy grandes en algún campo de la existencia, a campos donde únicamente la fe flamea. Operaciones difíciles donde la sobrevivencia se atribuye únicamente al milagro, dicho milagro es la Rueda de la Fortuna. Dificultades tenebrosas donde no hay puertas, el piso cede y el diagnóstico lógico dicen aniquilamiento a no ser que haga su presencia la Gracia Divina, dicha Gracia Divina es la Rueda de la Fortuna. Comprensiones teóricas importantes y no accesibles por rigurosos análisis de muchos años de casuística empecinada, logradas de pronto por una inspiración trascendente, dicha inspiración trascendente es la presencia de la Rueda de la Fortuna. Situaciones hogareñas de mucha destructividad donde la única posibilidad de paz es lo providencial, eso providencial es la Rueda de la Fortuna. Si ya caído al precipicio de pronto se encuentra en el camino firme, la fuerza que ha hecho eso posible es la Rueda de la Fortuna. En lo fisiológico, la Rueda de la Fortuna tiene que ver con los meridianos de la Medicina Tradicional de la China (Acupuntura), meridianos transportadores del Chi, de la Energía Primordial. (Prof. G. Rosas, Lecciones de Astrología Latinoamericana, Caracas 1983)
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