Dentro de cada uno de nosotros se encuentra el dinamismo, la torpeza, la alegría, la tristeza, el optimismo, el pesimismo, la serenidad, la ira, la paz, el enojo y una interminable lista de calidades positivas y negativas y cada uno decide a cuales de ellas le abre las puertas.
Enfocándonos en nuestro Marte personal, es en aquella área de nuestra carta astral o transitada en donde se encuentre Ares o Marte, en donde somos especialmente activos y emprendedores, pero también propensos a la torpeza, la crueldad, la fuerza, la estupidez, la disputa, la violencia y la irreflexión.
Según la mitología, hasta los Dioses aborrecen a Marte; nadie quiere las disputas, nadie quiere la guerra, y esto nos permite comprender, que en realidad, no quieren, no aceptan y no la van, con las malas cualidades de su propio Marte y sus arrebatos de ira, irreflexión y torpeza.
Entre tantas facetas positivas y negativas de nuestro propio Marte, existe una que nos induce a actuar y después a reflexionar sobre lo hecho, cuando lo lógico es que primero reflexionemos y luego actuemos
Analizar esto nos ayuda a evitar errores, a evitarnos sufrimientos, a conocernos mejor y a tomar medidas para ahorrarnos los dolores de cabeza y líos a los que nos puede conducir el acelerado e impaciente Marte Interior.