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A través de los planetas Urano, Neptuno y Plutón hacemos nuestro ingreso en el camino transpersonal.

En las cartas natales de muchas personas existen contactos de sus planetas personales con estos planetas denominados también transaturninos, al estar más allá de la órbita de Saturno. Consideramos notables los contactos del Sol, de la Luna, de Mercurio y de Venus con estos tres planetas. Tradicionalmente también incluimos a Marte en la clasificación de personales, pero me gustaría en otra ocasión destacar algunos matices al respecto.

 

Entiendo por transpersonal aquello que está más allá de mi persona, aquello que puede otorgarme una experiencia de unidad con el Universo, con el Cosmos, con la Humanidad entera, con todo aquello que está fuera del concepto y de la percepción de mi mismo. Un ejemplo evidente es el éxtasis de los místicos.

Pero todos a lo largo de nuestra vida estamos invitados en nuestra vida cotidiana a vivir estas experiencias transportadoras. Como en los días en los que estamos más decaídos, con tendencia a la melancolía y rodeados por un halo de tristeza y encontramos en nuestro camino a una persona que con su sonrisa nos eleva y nos consigue extraer mágicamente de la nube gris. Precisamente porque me otorga una renovación en mi sentimiento de fortaleza como persona denomino transcendental a una pequeña y sencilla vivencia como la descrita.

Urano nos empuja a cuestionarnos aquello que está establecido. Gracias a Urano estamos capacitados para rebelarnos, aunque a veces de una manera muy brusca, incluso violenta y radical. Neptuno consigue que nuestras certitudes empiecen a desdibujarse. Nos trae como regalo nuevas formas de percepción, una nueva sensibilidad, aunque a veces en el tránsito podremos estar muy desorientados y perdidos, o nos puede inducir al engaño. Plutón va destruyendo todo aquello que no sirve ya para los proyectos que están por venir, a veces lo hará de manera dramática, rige el horror, la manipulación, las venganzas como castigo. Cada uno de ellos tiene sus dones y también sus expresiones extremas que no son constructivas ni éticas.

 

En estos momentos desde que han sido reconocidos vivimos momentos de transición, viejas estructuras, esquemas, sistemas que irán desapareciendo, conviven aún con todo lo nuevo e innovador que se está fraguando. No son tiempos fáciles, pero entre todos podemos colaborar en esta etapa poniendo cada uno sus recursos y capacidades al servicio de los demás, de la manera más apropiada y en la medida más conveniente para cada uno de nosotros, de forma fluida y armónica.

 

Gracias a Urano, el planeta de los grandes ideales, cada uno podrá desarrollar su propio pensamiento, pensar por sí mismo, y él nos conduce a crear en el futuro una fraternidad humana, donde podamos expresar y vivir Amor incondicional: con respeto, sin juicios, sin exigir nada a cambio, con generosidad.

 

Neptuno favorece que podamos desarrollar una mente más allá de la lógica, de lo tangible, de lo racional. Gracias a Neptuno podremos desarrollar la confianza y la fe, primeramente en nosotros mismos, poco a poco también en los demás hermanos humanos. De esta manera podremos contemplar una humanidad realizada que se expande. Amor.

 

En relación a Plutón podemos decir que influye en nuestro carácter inclinando a la personalidad hacia la obsesión. Plutón puede llevarnos a sentimientos de víctima, y en otras ocasiones a dejarnos llevar por deseos de arrasar con todo.

Con Plutón todo se regenera, todo se transforma.

Voluntad y Poder, deseos de posesión del otro. Fuerza para alcanzar metas - Desorientación por falta de objetivos.

Se alternas ciclos de Sobrevaloración, narcisismo, -Desvalorización, impotencia, nulidad, depresión.

Imploremos que nos ayude con su fuego de resurrección a construir siempre un mundo nuevo y mejor, un ser humano más evolucionado.

 

El ser humano se expande, Júpiter, está siempre construyendo una nueva realidad, Saturno. Más allá de los límites que conocemos, Saturno, que hemos aprendido que existen, se abre un mundo por crear y por explorar gracias a mi pensamiento.

 

Saturno es la realidad en que me muevo cada día, Urano es la nueva creación dispuesta a manifestarse.

 

Utilizando nuestra libertad, Urano, vamos moldeándonos y construyendo nuestra existencia, nuestra realidad, Saturno, nuestro ser. Vivimos una existencia abierta. Es inherente al ser humano la capacidad de ir más allá de los límites. Somos seres que siempre estaremos buscando nuestro equilibrio porque no nacemos perfectamente acabados, la obra continúa.

Como los árboles tenemos unas raíces, estamos enraizados, y esto nos limita, Saturno. Pertenecemos a una raza determinada, a una clase social, hablamos un idioma concreto, tenemos nuestros límites intelectuales, contamos con un carácter y potencial propio afectivo y emotivo. Estos son mis límites. Pero nadie nos aprisiona, nacimos libres y nuestra esencia está en la libertad, Urano. Gracias a mis pensamientos y emociones viajo por el Universo, “puedo romper los espacios y habilitar las estrellas”. Puedo ir más allá.

 

Urano, Neptuno y Plutón con sus respectivos dones y cualidades nos capacitan para ir siempre más allá, ir más lejos, trascender los límites, superarnos, rebelarnos, hacer uso de nuestra libertad.

 

Al igual que el Universo el espíritu, la esencia del ser humano, no puede ser sometido, enjaulado, limitado. Es mayor y desborda todo sistema político, religioso, militar, social, económico, etc.. Así ha sido a lo largo de la historia de la humanidad, tengamos memoria histórica, prestemos atención a lo que ocurre en diferentes lugares del planeta. Por lo tanto hoy más que nunca es tiempo de trascendencia. De ir más allá de nosotros mismos, recordar que somos invitados en el día a día a experimentar vivencias que nos permiten salir de nosotros mismos, de esta percepción que tenemos de vivir en un pequeño espacio asfixiante. Y precisamente, porque son experiencias transcendentales me devuelven la fuerza, la confianza en mí, en la vida, en los demás, un nuevo caudal energético recorre mis nervios,  mis huesos, penetra en mis neuronas y llena de luz de arco iris mis células regeneradas. Esto es una experiencia transcendente.

Entre todos estamos creando una nueva realidad, un nuevo mundo. Tal como piensa uno así es su mundo. Tiempos de Acuario, tiempos de Urano, nos permite renovar nuestra ideología, nuestros ideales, a través de esta renovación de la mente, podemos ayudados por Neptuno y sus visiones y por Plutón con su poder de transformación crear una nueva realidad basada en la solidaridad y el respeto mutuos. Porque el ser humano está siempre motivado a buscar y crear nuevas realidades, a superar sus límites haciendo uso de su libertad y su espíritu visionario, Urano.

A través de los planetas Urano, Neptuno y Plutón hacemos nuestro ingreso en el camino transpersonal.

En las cartas natales de muchas personas existen contactos de sus planetas personales con estos planetas denominados también transaturninos, al estar más allá de la órbita de Saturno. Consideramos notables los contactos del Sol, de la Luna, de Mercurio y de Venus con estos tres planetas. Tradicionalmente también incluimos a Marte en la clasificación de personales, pero me gustaría en otra ocasión destacar algunos matices al respecto.

 

Entiendo por transpersonal aquello que está más allá de mi persona, aquello que puede otorgarme una experiencia de unidad con el Universo, con el Cosmos, con la Humanidad entera, con todo aquello que está fuera del concepto y de la percepción de mi mismo. Un ejemplo evidente es el éxtasis de los místicos.

Pero todos a lo largo de nuestra vida estamos invitados en nuestra vida cotidiana a vivir estas experiencias transportadoras. Como en los días en los que estamos más decaídos, con tendencia a la melancolía y rodeados por un halo de tristeza y encontramos en nuestro camino a una persona que con su sonrisa nos eleva y nos consigue extraer mágicamente de la nube gris. Precisamente porque me otorga una renovación en mi sentimiento de fortaleza como persona denomino transcendental a una pequeña y sencilla vivencia como la descrita.

 


Urano nos empuja a cuestionarnos aquello que está establecido. Gracias a Urano estamos capacitados para rebelarnos, aunque a veces de una manera muy brusca, incluso violenta y radical. Neptuno consigue que nuestras certitudes empiecen a desdibujarse. Nos trae como regalo nuevas formas de percepción, una nueva sensibilidad, aunque a veces en el tránsito podremos estar muy desorientados y perdidos, o nos puede inducir al engaño. Plutón va destruyendo todo aquello que no sirve ya para los proyectos que están por venir, a veces lo hará de manera dramática, rige el horror, la manipulación, las venganzas como castigo. Cada uno de ellos tiene sus dones y también sus expresiones extremas que no son constructivas ni éticas.

 

En estos momentos desde que han sido reconocidos vivimos momentos de transición, viejas estructuras, esquemas, sistemas que irán desapareciendo, conviven aún con todo lo nuevo e innovador que se está fraguando. No son tiempos fáciles, pero entre todos podemos colaborar en esta etapa poniendo cada uno sus recursos y capacidades al servicio de los demás, de la manera más apropiada y en la medida más conveniente para cada uno de nosotros, de forma fluida y armónica.

 

Gracias a Urano, el planeta de los grandes ideales, cada uno podrá desarrollar su propio pensamiento, pensar por sí mismo, y él nos conduce a crear en el futuro una fraternidad humana, donde podamos expresar y vivir Amor incondicional: con respeto, sin juicios, sin exigir nada a cambio, con generosidad.

 

Neptuno favorece que podamos desarrollar una mente más allá de la lógica, de lo tangible, de lo racional. Gracias a Neptuno podremos desarrollar la confianza y la fe, primeramente en nosotros mismos, poco a poco también en los demás hermanos humanos. De esta manera podremos contemplar una humanidad realizada que se expande. Amor.

 

En relación a Plutón podemos decir que influye en nuestro carácter inclinando a la personalidad hacia la obsesión. Plutón puede llevarnos a sentimientos de víctima, y en otras ocasiones a dejarnos llevar por deseos de arrasar con todo.

Con Plutón todo se regenera, todo se transforma.

Voluntad y Poder, deseos de posesión del otro. Fuerza para alcanzar metas - Desorientación por falta de objetivos.

Se alternas ciclos de Sobrevaloración, narcisismo, -Desvalorización, impotencia, nulidad, depresión.

Imploremos que nos ayude con su fuego de resurrección a construir siempre un mundo nuevo y mejor, un ser humano más evolucionado.

 

El ser humano se expande, Júpiter, está siempre construyendo una nueva realidad, Saturno. Más allá de los límites que conocemos, Saturno, que hemos aprendido que existen, se abre un mundo por crear y por explorar gracias a mi pensamiento.

 

Saturno es la realidad en que me muevo cada día, Urano es la nueva creación dispuesta a manifestarse.

 

Utilizando nuestra libertad, Urano, vamos moldeándonos y construyendo nuestra existencia, nuestra realidad, Saturno, nuestro ser. Vivimos una existencia abierta. Es inherente al ser humano la capacidad de ir más allá de los límites. Somos seres que siempre estaremos buscando nuestro equilibrio porque no nacemos perfectamente acabados, la obra continúa.

Como los árboles tenemos unas raíces, estamos enraizados, y esto nos limita, Saturno. Pertenecemos a una raza determinada, a una clase social, hablamos un idioma concreto, tenemos nuestros límites intelectuales, contamos con un carácter y potencial propio afectivo y emotivo. Estos son mis límites. Pero nadie nos aprisiona, nacimos libres y nuestra esencia está en la libertad, Urano. Gracias a mis pensamientos y emociones viajo por el Universo, “puedo romper los espacios y habilitar las estrellas”. Puedo ir más allá.

 

Urano, Neptuno y Plutón con sus respectivos dones y cualidades nos capacitan para ir siempre más allá, ir más lejos, trascender los límites, superarnos, rebelarnos, hacer uso de nuestra libertad.

 

Al igual que el Universo el espíritu, la esencia del ser humano, no puede ser sometido, enjaulado, limitado. Es mayor y desborda todo sistema político, religioso, militar, social, económico, etc.. Así ha sido a lo largo de la historia de la humanidad, tengamos memoria histórica, prestemos atención a lo que ocurre en diferentes lugares del planeta. Por lo tanto hoy más que nunca es tiempo de trascendencia. De ir más allá de nosotros mismos, recordar que somos invitados en el día a día a experimentar vivencias que nos permiten salir de nosotros mismos, de esta percepción que tenemos de vivir en un pequeño espacio asfixiante. Y precisamente, porque son experiencias transcendentales me devuelven la fuerza, la confianza en mí, en la vida, en los demás, un nuevo caudal energético recorre mis nervios,  mis huesos, penetra en mis neuronas y llena de luz de arco iris mis células regeneradas. Esto es una experiencia transcendente.

Entre todos estamos creando una nueva realidad, un nuevo mundo. Tal como piensa uno así es su mundo. Tiempos de Acuario, tiempos de Urano, nos permite renovar nuestra ideología, nuestros ideales, a través de esta renovación de la mente, podemos ayudados por Neptuno y sus visiones y por Plutón con su poder de transformación crear una nueva realidad basada en la solidaridad y el respeto mutuos. Porque el ser humano está siempre motivado a buscar y crear nuevas realidades, a superar sus límites haciendo uso de su libertad y su espíritu visionario, Urano.

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Comentario por mariaelena lopez el septiembre 13, 2011 a las 12:20pm

Saludos Miguel y que opinas del eje Piscis(casa1) - Virgo(casa7)  y el regente de casa1 Neptuno en casa7 y este ademas en  cuadratura con el Sol.

Me gustaria tu reflexión

Gracias

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