DEL SEXO DE MERCURIO Y EL POR QUÉ DE SU GÉNERO NEUTRO.

[Adela Ferrer]

Adela Ferrer

El caso de Mercurio, por ser un planeta versátil, es especial.

Mitológicamente, este dios fue adorado desde tiempos antiquísimos, -tan lejanos que al mismo Homero le parecían tiempos muy primitivos-, en forma de falos de piedra que se situaban en las encrucijadas y donde se rendía culto a la fertilidad y se exorcisaba la enfermedad y la mala suerte del ganado.

El relato de su vertiginoso crecimiento físico podría tener que ver con una traviesa obscenidad del poeta de la Odisea.

Nada hay en el mito de Mercurio que nos pueda hacer dudar de su orientación sexual; tuvo muchos hijos con diosas y ninfas; es el padre de Orión

 

Y de los amores de Mercurio con Venus nacieron:

Eros

 

Príapo

 

Tiké (la fortuna)

 

y Hermafrodito.

Con todo ello y bien entendido que un planeta no es un dios y no tiene conciencia y por tanto ni tiene voluntad propia ni sexo y que el género neutro nada tiene que ver con el sexo del dios; astrológicamente hablando, Mercurio es ambiguo, es decir que muta su comportamiento:

Cuando este planeta se mueve con rápida velocidad o se sitúa con la Luna o con Venus que son planetas femeninos y húmedos, se transforma y actúa como sus compañeras femeninas, adopta una actitud propiciadora de la masa, de la borrasca y productora de lluvias,

Ejemplo: temporal de invierno en toda Europa del 6-4-1989. Primera Luna nueva tras la entrada del Sol en Aries: Mercurio directo y en conjunción a Venus y a la Luna.

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Y cuando se estaciona, o si su movimiento se hace muy lento (lo que los antiguos llamaban “en movimiento de Saturno”), o si se une a los planetas superiores, actúa como los masculinos y contribuye con ellos a reforzar la energía, la situación anticilónica y a marcar efectos a largo plazo.

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Ejemplo 8/11/1999 Mercurio está estacionario, empezando a retrogradar, en movimiento de Saturno: entrada de aire siberiano y un anticiclón frío que trajo temperaturas propias del mes de enero e inauguró el invierno.

La observación continuada a lo largo de milenios de la coincidencia de estos fenómenos meteorológicos con la velocidad o posición de Mercurio, está en el origen de la atribución a dicho planeta de un "género neutro".