Abraham Ben Ezra, en el libro de las natividades capítulo 4, escribe explicando los signficados de la naturaleza adquirida de los planetas, cuáles de ellos son verdaderos y cuáles falsos.
Los significados de los planetas combustos, si son buenos, son falsos. Y si eran malos, son verdaderos.
Lo que indican los planetas retrógrados, sea para bien o para mal, es falso.
Todo planeta ubicado en Casa cadente es falso en cuanto significa, salvo si está en la Casa IX, que indica verdades a medias, y exceptuando el Sol que, en la Casa IX, representa la verdad.
Los planetas en Casa sucedente son fiables a medias, salvo Júpiter en la Casa XI, o Venus en la casa V, que son dignos de creer.
El planeta que está en la Casa VIII es falso en cuanto muestre de bueno y verdadero en cuanto indique de malo.
Si la Luna está junto a un planeta bueno que promete ventura, el juicio es cierto. Si la Luna forma aspecto con el planeta bueno y determina bien, es media confirmación.
Si la Luna está junto a un planeta malo y testimonia para mal, el juicio es seguro.
Si la Luna está sobre la tierra y da su fuerza a algún planeta situado debajo de la tierra, o se encuentra bajo tierra y da su fuerza a algún planeta ubicado encima de la tierra, si es un planeta bueno, el testimonio es verdadero con la condición de que no esté combusto ni retrógrado.
Si da su fuerza a algún planeta malo y ese planeta recibe a la Luna, es testimonio verdadero.
Si la Luna está sobre la tierra y da su fuerza a un planeta ubicado también sobre la tierra y testimonia para bien, es cierto. Si ella da su fuerza al regente de la Casa VIII y ese planeta es bueno, es media verdad.
Si es un planeta malo, es testimonio verdadero. Y así como se ha dicho de la Luna, así has de observar al regente natal, si da su fuerza a algún planeta de la misma manera que hemos dicho para la Luna.
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