Había una vez un mago, al que se le ocurrió construir su casa, cerca de una gran aldea. Cuando terminó, decidió invitar a toda la gente del pueblo a un banquete y una vez reunidos todos les dijo:
– Antes de que comamos..., vamos a tener algunas diversiones.
Todo el mundo se alegró y el mago hizo un maravilloso espectáculo de magia, de los de primera clase, con conejos, palomas y ardillas saliendo de muchos sombreros, banderines y pañuelos de colores, apareciendo de la nada, y una cosa tras otra..., convirtiéndose en otras más... La gente estaba encantada.
Entonces el mago preguntó:
– ¿Queréis comer ahora, o queréis más entretenimientos?
Todos dijeron al mismo tiempo ¡más entretenimientos!, porque ¡desde luego!, nunca había visto nada parecido, ni tan siquiera similar..., en sus casas tenían comida..., pero no esta diversión.
Así que el mago se transformó en una tierna palomita, de ahí a águila voladora..., avispa, elefante y buitre leonado, hasta llegar a ser ¡¡un dragón!! El pueblo estaba totalmente extasiado y alborozado...
El mago volvió a preguntar: ¿queréis más....? ¡¡Y claro que querían!! Y volvió una vez más a embelesarlos ... Entonces les preguntó ¿queréis comer? ...y ¡¡sí!!, hambre tenían... Así que el mago, llevando su atención a esto..., y a aquéllo..., y con unos y otros ciertos trucos..., y su magia potagia..., les hizo sentir que estaban comiendo.
El banquete imaginario y la diversión embelesadora llegaron hasta el amanecer y aquí SI..., las gentes del pueblo dijeron:
– Hay que ir a trabajar...
Así que el mago remangó sus mangas de camisa de mago y consecuentemente hizo que pensaran e imaginaran que volvían a sus casas, y se preparaban para ir a sus trabajos y trabajando estuvieron todo el día.
En resúmen y resumiendo, que cuando a alguno del pueblo se le ocurría decir que tenían que ir a hacer algo..., el mago primero lo hacía pensar que iba a hacerlo, luego que haciéndolo estaba, para terminar regalándose con una nueva visita a la casa de su amigo el mago, ¡que para eso habían estado trabajando todo el día!...
Terminando ya el cuento resulta, que el hábil mago tejiendo y destejiendo magias y hechizos sobre la gente de la aldea, consiguió que el pueblo entero trabajara para él y sus ocurrencias; mientras que pensando estaban que hacían sus vidas y sus tareas cotidianas. Y si en algún momento sentían zozobra interior, malestar, culpas, o que algo iba mal..., el mago, magia potagia, los hacía pensar que estaban en un gran y suculento festín, pasándoselo de postín y a la dulce y placentera sensación de satisfacción..., ¡el mal sentir hacía acto ¡de desaparición!!
– Y ¿qué les ocurrió al mago y a la gente al final?
– Bueno, esto aún no se puede contar, porque el mago está muy ocupado haciendo su magia y la mayoría de la gente de la aldea, aún está bajo su hechizo...
Cuento Sufi del libro “El buscador de la verdad” de Idries Shah. (adaptado por Maria Ysabel).
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