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       Del libro “Los Nodos de la Luna”. Puiggros. Arbor Editorial. Barcelona, España. 1987. Pág. 145 y ss.


       Un aspecto es un ángulo, un punto de vista, una perspectiva, en definitiva una manera de ver las cosas. 

       En la conjunción todo se percibe desde dentro, sin la distancia necesaria para un juicio objetivo; se está inmerso en el asunto, se es el asunto.

       En la oposición el hecho, la persona, idea o asunto se tiene enfrente, existe una panorámica amplia, aunque es difícil salvar la distancia que nos separa de ello; es como ajeno a nosotros, como una película en la que somos espectadores y en la que sólo participamos por las consecuencias que estos hechos provocan en nuestro entorno, lo vemos desde fuera. 

       La cuadratura es el más dinámico de los aspectos, nos hace entrar en contradicción ya que está equidistante entre las dos visiones anteriores. Se participa, a la vez, desde adentro y desde afuera, y podemos escoger entre sintetizar o –lo que es más frecuente- dividimos en dos, hacer un doble juego y desarrollar algún grado de esquizofrenia. 

       El trígono aporta una visión benevolente de la vida, todo está bien, no hay aristas punzantes y ello conduce al optimismo; sin embargo esta perspectiva es tan falsa como todas las demás. 

       El valor astrológico de los aspectos de una carta natal radica en que nos muestra cómo cada persona deforma la realidad, y este conocimiento resulta extremadamente útil. (…)

       Los aspectos que cada persona tiene en su carta natal muestran la particular manera como esta “ve” el modelo cósmico. Sabiendo de qué color es el cristal con el cual una persona mira el mundo, puede –si se lo propone- llegar a verlo tal como es en realidad.

       Si los aspectos entre planetas muestran una visión particular del modelo cósmico, los aspectos de los planetas con los Nodos de la Luna son complejos y difíciles de interpretar dado que los Nodos no presentan características “propias” (como los planetas), sino que toman el “color” del signo donde están y del planeta que los aspecta. 

       Los planetas son portadores de las energías de los signos, y los Nodos de la Luna son las puertas de entrada de estas energías al planeta Tierra. Que un planeta les haga un aspecto u otro a los Nodos describe cómo va a operar esta energía.

       Debido al hecho de que los Nodos de la Luna son puntos diametralmente opuestos, cuando un planeta aspecta a uno de ellos también aspecta al otro. Esto, que no ocurre con los aspectos entre planetas, confiere a estos contactos una cualidad de dirección en cuanto que, al estimular dos puntos a la vez, el individuo puede ser consciente de sus dos polaridades básicas, y en consecuencia, puede orientarse.

       Para el hombre que tiene sus nodos equilibrados cada aspecto le sirve para recordar su dirección; para quien, por el contrario, pone más énfasis en un Nodo que en otro, el aspecto le señala su falta de balance o equilibrio, y en cualquier caso pone en evidencia la polaridad que debe sintetizar.

       El eje nodal define un propósito (de realización en el presente) y los aspectos a este eje muestran condiciones y situaciones del desarrollo de este proyecto.

       Si se tienen en cuenta las características específicas de ambos Nodos, dada su situación en la carta astral, será relativamente fácil entender en qué dirección los aspectos afectan al individuo.

       La tradición hindú cuenta que la conjunción del Sol y la Luna crea a Rahu (Nodo Norte) y su oposición crea a Ketu (Nodo Sur). Dice también que el Nodo Norte es de naturaleza material y que el Nodo sur es de naturaleza espiritual.

       Se impone una breve reflexión para entender el sentido de lo anterior. La Luna Nueva (la conjunción del Sol y la Luna) es el momento de máxima oscuridad objetiva, mientras que la Luna Llena (la oposición del Sol y la Luna) es el momento de máxima luz objetiva. 

       La conjunción de dos astros es el momento de la fertilización, y la oposición el momento de la manifestación. En la conjunción se introduce la semilla; en la oposición, esta se muestra en todo su esplendor: es la realización máxima formal del arquetipo contenido en la semilla.

       Los agricultores saben por tradición que los momentos para plantar sus productos coinciden con las fases de la Luna. Los vegetales que crecen hacia arriba, los que ofrecen sus frutos al exterior, hay que plantarlos cuando la Luna crece, es decir, cuando se dirige hacia la Luna Llena, hacia la oposición al Sol. Los que dan su fruto bajo tierra hay que plantarlos cuando la Luna mengua, cuando va hacia la conjunción con el Sol. 

       Dicho en otras palabras, lo que se eleva al cielo representa la concreción (la materialización formal) de la semilla (que siempre es un principio espiritual), mientras que lo que se hunde en la tierra representa el período de disolución de la realidad anterior para iniciar una nueva fase, para alcanzar una nueva semilla o arquetipo.

       Por esta razón el Nodo sur (simbólicamente la Luna Llena) representa la luz objetiva, el arquetipo realizado, y al mismo tiempo la oscuridad subjetiva. Por el contrario el Nodo Norte, la Luna Nueva, que es la oscuridad objetiva, representa la luz subjetiva porque es el inicio de un nuevo ciclo, de un nuevo arquetipo. 

       La conjunción es de naturaleza espiritual pero se manifiesta de manera material y, al revés, la oposición es de naturaleza material pero el inicio de un nuevo arquetipo espiritual. 

       Esto conviene tenerlo claro pues es la clave para la interpretación de los aspectos a los Nodos de la Luna.

       Las conjunciones al Nodo Norte proporcionan las experiencias necesarias para la fertilización de un nuevo ciclo arquetípico. 

       Las oposiciones al Nodo Norte (conjunción al Nodo sur) matizan y modifican la manifestación de arquetipos anteriores.

       Los trígonos al Nodo Norte permiten el libre fluir de energías que tienden a la concreción material.

       Los trígonos al Nodo Sur facilitan el camino a la creación subjetiva de un nuevo arquetipo.

       Las cuadraturas en el hemisferio que va desde el Nodo Norte hasta el Nodo Sur (Cuarto Creciente) son los puntos de máxima tensión en el proceso de concretar y dar forma material al arquetipo.

       Las cuadraturas en el hemisferio que va del Nodo Sur al Nodo Norte (Cuarto Menguante) son puntos de tensión subjetiva, de disolución de una realidad formal anterior y de proyección de un nuevo ideal.

       Los sextiles complementan a los trígonos y sirven al individuo para equilibrar ambos Nodos.

       En síntesis: el hombre, situado en medio de su eje nodal, encuentra su dirección y se orienta por los signos y las casas donde están situados sus Nodos y, por los aspectos que éstos reciben, sabe en qué fase de su particular camino se halla, y dónde puede incidir con su esfuerzo y voluntad. Las conjunciones ponen énfasis en uno u otro Nodo, los trígonos y los sextiles se complementan para facilitar su trabajo en una u otra dirección y las cuadraturas crean una fuerte tensión entre lo material (dar forma al arquetipo) y lo espiritual (la creación de una nueva semilla).

  Del libro “Los Nodos de la Luna”. Puiggros. Arbor Editorial. Barcelona, España. 1987. Pág. 145 y ss.

¡Saludos! Mª Ysabel

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