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¿Hospitales en la casa doce?
La casa doce es la casa de las prisiones, de los encierros y las detenciones, incluido el secuestro. Lo anterior, no admite discusión y ha sido observado y sustentado desde muchos siglos atrás. Lo que en sí estoy cuestionando, y muy seriamente, es la ubicación de los hospitales, las clínicas y las enfermedades crónicas en la casa doce, algo que no es del todo correcto. Para empezar los hospitales y clínicas no son sitios de reclusión, no son los sitios para el pago de las penas, de secuestros y detenciones de todo tipo, sólo son sitios para curar las personas enfermas. Al hospital se va y se llega voluntariamente, e incluso, la persona enferma y sus familiares pueden en cualquier momento que lo deseen elegir salir del hospital e irse a otro donde lo puedan atender mejor. Incluso, hoy en día el estrato socioeconómico de la persona define el tipo y calidad del servicio médico que le pueda ser prestado. Mejor dicho, nadie está obligado ni condenado a estar recluido en un hospital en contra de su voluntad. Ningún hospital asigna personal uniformado y armado para vigilar que un paciente no se vaya a fugar, algo que sí existe en las cárceles del cualquier lugar del mundo. Quien llega a un hospital lo hace buscando ayuda para sus dolencias, una vez curado se marcha a su casa y nada lo obliga a permanecer en la institución médica. En lo personal, me gustaría leer el primer texto astrológico que incluyo los hospitales dentro de la casa doce y las razones que tuvo para ello. ¿En qué momento y por qué razón la casa doce fue la elegida para asignarle la total regencia de los hospitales y las enfermedades crónicas?
Veamos algunos puntos que ayudan a aclarar las razones de mi cuestionamiento:
01. Hasta no hace muchos años, mediados del siglo XX, era común que el profesional en medicina viniera a nuestra casa y atendiera nuestras dolencias, pero hoy en día es todo lo contario, debemos ir a sus consultorios y esperar a ser atendidos. Podemos atrevernos a pensar que en los siglos anteriores, en los tiempos de William Lilly por citar, los encargados de ejercer la medicina iban a las casas de sus pacientes, o cuando más tenían su sitio de consulta, pues no olvidemos que en aquellos tiempos era muy común que el médico además de ser médico era astrólogo y muchas otras cosas más. En sí entonces en aquellas épocas, donde empezaron a definirse y fijarse los significados de los diferentes elementos de la astrología, los hospitales como sitios que aglutinaban a los profesionales de la medicina no existían, todo en su mayoría era atendido dentro de la casa del paciente.
02. El otro punto importante era que las enfermedades no era un asunto de separarlas y ubicarlas en casas diferentes (sexta y doce), como si fueran enemigas entre sí. Cierto es que una enfermedad, mental, espiritual o física, mortal o no, era una enfermedad que debía ser tratar, la diferencia entre una y otra era su durabilidad y el tipo de tratamiento a usarse, de tal suerte que la definición de enfermedades crónicas o agudas estaba sujeto al signo mismo, no a las casas. Así entonces, las enfermedades crónicas o de larga duración, que exigían tratamientos más largos, era un asunto valorado a partir de los signos fijos; las enfermedades agudas eran valoradas a partir de los signos cardinales; mientras que las enfermedades que iban y volvían con cierta regularidad era un tema de los signos mutables.
03. En los libros clásicos se lee con suprema claridad que la única casa que regía los temas de la enfermedad era la casa sexta, luego es la casa ideal para ubicar todo aquello que tenga la intención de controlar y/o eliminar la dolencia. Hoy en día los hospitales y clínicas, son lugares donde se tienen todos los elementos y personas necesarios para combatir la enfermedad, luego no hay razón para no ubicarlos en la casa sexta.
04. La casa uno siempre se valoró como la casa de la salud, y la sexta como la casa de la enfermedad, ninguna otra casa fue usada para valorar estos dos importantes temas. Luego usar el término salud para la casa sexta, es ya un error.
Los anteriores son en sí los puntos centrales en los que sustento mi cuestionamiento sobre la ubicación de los hospitales como un asunto de la casa doce y no de la sexta. Los hospitales no son nuestros enemigos ocultos, son algo así como nuestros “sirvientes” a la hora de requerir atención médica.
De verdad que sí, mucho me gustaría saber la época y razones para incluir dentro de la casa doce lo relacionado con hospitales y enfermedades crónicas.
Giovanny Londoño Romero
Santiago de Cali, septiembre 25 de 2013.
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Antonio
Una cosa mas, en mi pais, Colombia, una persona enferma, de la gravedad que se quiera, no pierde ninguno de sus derechos constitucionales, como ejercer su derecho al voto, mientras que una persona encarcelada si los pierde. Ver entonces que el enfermo como tal no pierde sus derechos, muchos menos puede perder su libertad. Un enfermo incapacitado para tomar decisiones, como lo esta en este momento el genial músico Gustavo Cerati, su familia toma las decisiones de cambiarlo de hospital o cualquier otra decisión que se ofrezca, pero nunca y aun estando como está ha perdido su libertad. Cerati puede estar ahora todo lo incapacitado que se quiera, pero el día que vuelva del coma podrá en el momento que lo considere oportuno y a su entera voluntad tomar la decisión de irse para su casa. En el caso de un preso, la decisión de irse a su casa no dependerá de él ni de su familia, dependerá en exclusiva de la justicia en cuerpo del juez que sentencie la decisión. Un enfermo puede tomar la decisión de irse a donde quiera y cuando lo quiera, mientras que un preso aquejado de una fuerte dolencia tendrá que esperar la orden de un funcionario del gobierno para ser trasladado a un hospital, de lo contrario solo le quedara esperar a morirse dentro de su celda. Ves entonces, ahora si, lo que es perder la libertad y lo que es perder la salud.
Giovanny
Antonio,
En ultimas una persona puede volver a "la libertad", como tu sugieres tras salir del hospital, pero en ultimas seguir enfermo. Enfermedad y libertad, enfermedad y encierro, son cosas muy diferentes y no necesariamente una se corresponde con la otra. Por el contrario, carcel y perder la libertad si van en la misma linea, pues es claro que alguien que esta en una carcel esta privado de su lbertad, y sin importar que este enfermo o padezca de tal o cual mal.
Giovanny
Antonio
Lo que pasa es que tu has presentado argumentos, partiendo de la foto, para justificar que esa son razones suficientes para entender porque los hospitales son de casa doce, entonces, al ponerte el ejemplo de Casillas, lo que estoy queriendo que entiendas es que no se necesita de estar muy enfermo para sufrir la privación de algo que no gusta, pues aun estando en plenas condiciones medicas se puede sufrir cualquier clase de mal que pueda vivir la persona privada de su salud. Por supuesto que enfermedad y deportes son cosas muy diferentes, pero algo tan banal como mi ejemplo de Casillas ha resultado suficiente para desbaratar tu convencimiento de que un enfermo igual está privado de su libertad, que es en si el error que observo en tu escrito, pues una vez más te insisto: que perder la salud no es lo mismo que perder la libertad.
Giovanny
Hola Tibisay saludos para ti.
Es cierto, soy colombiano de nacimiento y aún vivo en Colombia. Efectivamente estás leyendo y copiando bien, pero no interpretas correctamente. Pues en la frase de mi autoría que tú resaltas se lee con la suficiente claridad: “que le da más cuerpo y vida a mi planteamiento….. “ Como ves no estoy sentenciando nada, no estoy sentenciando ni ubicando la última verdad; solo estoy mostrando mis soportes en lo que justifico mi cuestionamiento de que sea la casa doce la correcta para representar los hospitales. En un diccionario de la lengua española, sobre la expresión planteamiento se lee: “Acción de plantear: el planteamiento de un problema”. Sobre plantear se lee: “Proponer, exponer un tema, cuestión o problema para que se examine, discuta y resuelva”. La fuente de la que he tomado lo anterior es el Practilarousse ilustrado del Círculo de Lectores, volumen 9 de 1987.
Aunque por supuesto no es el texto más clásico o antiguo al que me pudiera referir, si es el texto que más respecto, por su gran fidelidad, guarda con la tradición. El libro de John Frawley titulado The Horary Textbook, 2005, es la más fiel practica y respecto por la tradición que practicaron y legaron los maestros del pasado, algo que parece se ha olvidado. En la página 20, sobre la significación de la casa sexta dice: “This is the house of the unpleasantness the world throws at us, the slings and arrows of outrageous fortune, chief among which is illness. It signifies hospitals – a hospital being literally the house of illness. They are not shown by the 12th: they are places to treat sickness, not places to incarcerate the wicked”.
Palabras más, palabras menos, allí se lee y entiende lo que ha sido el centro de mi “planteamiento”, y digo bien mi planteamiento, pues no estoy en ningún momento afirmando algo que no pueda ser discutido ni revisado.
Debo aclarar si, que hasta hace pocos años, fui uno más de los que aceptaban, sin cuestionar ni analizar y sólo porque muchos libros así lo escribían, que la casa doce era la de los hospitales. Incluso lo enseñe, lo publique en mis libros y lo mencione en mis conferencias. Mas hoy en día, mi cuestionamiento me hace dudar de la confiabilidad de lo anterior y tanto como para querer ver las fuentes clásicas y darme cuenta si las cosas siempre fueron así. Por supuesto, no puedo disimularlo, fue muy placentero para mí saber que el astrólogo inglés que en la actualidad más defiende y difunde la importancia de las fuentes clásicas igual lo haya entendido e ilustrado en sus varios libros. Digamos entonces que ya somos dos, los astrólogos vivos, que nos atrevemos a cuestionar los hospitales en la casa doce, y a proponer no algo diferente, sino algo que bien se ajusta con la tradición que nos precede.
Tibisay, mira, la definición de enemigo oculto, tal cual se desprende de los textos antiguos, es la de referirse a personas de carne y hueso que conspiran a nuestra espalada, que nos dañan de muchas maneras. Si asumimos lo que tú dices sobre que las enfermedades crónicas son nuestros enemigos ocultos, entonces en ese mismo orden de ideas las enfermedades o dolencias que no son ocultas y que por el contrario, son muy visibles y declaradas desde nuestro mismo nacimiento deberían ser ubicadas dentro de la casa siete y no en la sexta. Enemigos declarados en la siete y ocultos en la doce. Si por enfermedades crónicas entendemos aquellas de larga duración y complicado tratamiento (que tú llamas enemigos ocultos y por ende ubicadas en la casa doce), entonces ¿cómo debe clasificarse a, por ejemplo, la sordera o la ceguera que padece una persona desde su mismo nacimiento? Allí no hay nada oculto, y la sordera le exigirá largas jornadas en procura de sus sanación. La enfermedad como tal es una sola (estoy enfermo de…), lo que la hace diferente es lo complicado de la misma, su recurrencia, su origen, entre muchas otras cosas, pero insisto, la enfermedad como algo único sólo fue asignada a la casa sexta. Lo que tú llamas enfermedades crónicas, los antiguos las asociaron con los signos fijos (cardiacas: Leo, por citar un solo ejemplo), las agudas a los signos cardinales (un cálculo renal: Libra) y las recurrentes en el tiempo a los mutables (alergia o gripe: Géminis). En si entonces, lo que quiero reiterarte es que una enfermedad es exactamente eso: una enfermedad y nunca puede ser vista como un enemigo oculto.
Mira este ejemplo que viene al caso: una mujer nace en un hogar donde las mujeres que la preceden en su gran mayoría sufrieron de cáncer en el seno. Esta mujer, y al menos en sus primeros años de vida, es claro que no puede mostrar síntomas de la enfermedad, a lo mejor en una edad más avanzada las primeras señales del cáncer se hagan visibles. Te pregunto, para esta mujer saber que su madre, su abuela y bisabuela han padecido de cáncer (enfermedad grave y mortal en la mayoría de casos), ¿convierte a esta dolencia en oculta o en visible? Es claro que aunque ella aún no presente las señales claras de la enfermedad la opción de que la padezca es muy alta; ella sabe que todo es cuestión de tiempo para que lo anterior suceda. No se puede ver en nuestro caso el cáncer como una enfermedad oculta para la mujer, pero igual no podemos empezar a tratarla como algo visible y por ende, combatirla con medicamentos. En sí la pregunta sería, ¿esta mujer tiene o no una enfermedad oculta - crónica?
Saludos
Giovanny
Mi siguiente argumentación no busca en absoluto convencer a nadie de nada en particular, la público en aras de poder cimentar de una mejor manera mi cuestionamiento inicial de que sea la casa doce la de los hospitales. Veamos:
Situémonos en el siglo XVII, tiempos del actuar como astrólogo y como médico de nuestro insigne maestro William Lilly. Pensemos en la siguiente situación: una persona está enferma, muy enferma si se quiere. Nos preguntamos, frente a lo anterior qué hacen sus familiares, ¿cómo proceden ante algo tan urgente? Sólo hay dos posibles acciones a emprender: ir a buscar al médico del lugar, o directamente llevar el paciente a su sitio de atención. En algunos casos no se habla de médico, sino de curandero, yerbatero o bien de la persona que sabe de recetas médicas. Pero en nuestro caso digamos que es un médico suficientemente capacitado. La primera opción nos muestra a un médico llegando a la casa del paciente y tomando contacto con él y su familia. Si es un médico astrólogo, entonces procede a hacer la pregunta más común en aquella época: ¿Cuándo se sintió enfermo y/o cuándo se acostó en su cama? Procede a tomar los datos para luego levantar una carta llamada de “decumbitura”. Con esta carta, el médico astrólogo procede a diagnosticar la enfermedad, seguido recomendará que día y a qué hora se deben cortar las plantas respectiva, a qué día y hora se deben preparar y a qué día y hora se deben suministrar al paciente. Por supuesto, el médico puede elegir tomar como fecha y hora para levanta la carta el momento en que toma contacto por primera vez con el paciente mismo o el momento en que toma en sus manos la primera muestra de orina.
La otra opción, la de llevar el paciente al médico implica un traslado. Minutos u horas después están en aquel sitio donde el médico puede atender y proceder de idéntica manera a como lo habría hecho si se hubiera desplazado hasta la casa del paciente. Me pregunto, ¿cómo nombraban en el siglo XVII a esos lugares donde llevaban a los enfermos? Sin duda, algún sitio debió haber existido para tales asuntos. Es posible aceptar que el médico en su propia vivienda tenía todo lo necesario para atender al paciente. Dispensario, tal vez, digo yo, podría ser el nombre de aquel lugar para la atención médica. La verdad es que cualquier nombre puede habérsele dado a ese lugar de piedra al que llevaban sus enfermos. Digamos, por ponerle un nombre, que esos lugares fueron llamados “dispensarios médicos”, luego entonces la pregunta de rigor seria: ¿Y por qué los maestros astrólogos del pasado, muchos de ellos con estudios médicos, no dejaron escrito que la casa doce representa los “dispensarios médicos”? ¿Por qué no lo harían, si era algo de su diario vivir, de su diario atender? De mi parte estoy seguro que de haber existido y de haber sido la intención de ubicar estos lugares como parte de la casa doce lo habrían hecho. Igual estoy seguro que si en alguno de eso textos clásicos se leyera algo como: “La casa doce representa los animales grandes, las penas, el dolor, las tribulaciones, las cárceles, los enemigos ocultos, los dispensarios médicos, sitios donde se atienden las dolencias, la brujería, etc.,” de mi parte no estaría en esta discusión. Digo yo, e insisto, si estos maestros del pasado dejaron claro que algo tan abstracto y que se presta a múltiples interpretaciones como el dolor y el sufrimiento pertenecen a la casa doce, entonces ¿por qué algo tan visible y tan necesario como un sitio de sanación no lo incluyeron de manera tan clara en esta misma casa? Rarísimo, muy raro.
Sin ir muy lejos y retomando de nuevo a nuestro maestro Lilly, que ya mencione que no sólo ejerció con brillantes la medicina y la astrología y que siendo tan estricto como lo fue, no hubiera dejado pasar semejante olvido. No, ese no era W. Lilly, el mismo que se atrevió a practicarle una mastectomía a la esposa de su amo. No, nuestro Lilly no pudo haber olvidado algo tan visible y de uso tan frecuente como aquel lugar de atención médica, y sin ninguna justificación razonable. Si no lo hizo, no es porque lo haya olvidado, sino porque para él era bastante obvio que todo lo que fuera requerido para atender una dolencia debía estar en un único lugar, y ese lugar al que hoy llamamos hospital nuestros antepasados lo llamaron de otra manera. Así entonces, será claro para todo el que abrace la causa de la astrología como herramienta para curar y sanar enfermos que todo era una sola unidad, una unidad que se ubica en la casa sexta, la de la enfermedad. Debemos entender en este punto que el enfermo (hospitalizado o no) está privado de su salud, no de su libertad, lo que si sucede en una cárcel o cualquier otro sitio de retención.
Súmese a lo anterior lo ya explicado sobre el famoso caduceo, cuyo símbolo es insignia mundialmente reconocida de la medicina y los médicos. Misión médica y galeno que se respeten saben de la importancia a través de la historia del símbolo del caduceo. Símbolo que es usado para representar a Mercurio. Y Mercurio es el regente de la casa sexta. Cómo entonces no aceptar que todo lo que se refiera a elementos, lugares y personas integradas para sanar al paciente debe ser incluido dentro de la casa sexta.
Para que se entienda mejor porque mi duda de que la casa doce sea la correcta para representar los hospitales, y a la vez entender la forma cómo pudo ser construido ese equivoco voy a ilustrar con un ejemplo muy común siglos atrás. La lepra era una enfermedad recurrente en aquella época. Algunos consideraban que los leprosos tenían un mal espíritu en su interior: un demonio que obligaba a exorcizar al enfermo para sacárselo. La persona que padecía de lepra tenía dos opciones: recluirse en el último rincón de su casa, o irse al bosque y morir allí. En ambos casos se aislaba, se exiliaba, se recluía, pero ello no contribuía a su recuperación, la misma dependía de algún médico que quisiera hacerse cargo de tratarlo. Nos preguntamos, ¿cómo podría sentirse en todo sentido la persona enferma de lepra, al saberse rechazada por todos, incluso por sus familiares? Esa emoción y ese dolor sumados a su aislamiento es lo que debemos representar por la casa doce, y por supuesto en esta misma casa está la idea de recluirse en el último rincón de su casa o en el bosque más lejano donde pudiera tener contacto sólo con otros leprosos. El aislamiento (casa doce) en su caso es por estar enfermo, pero igual pudo haberse aislado o exiliado estando sano y sólo por sentencia del rey. En la casa sexta estaba su única opción de volver de su exilio, estaba su oportunidad de ser curado. Así entonces, se entiende que la reclusión o el encierro, al que eran sometidos los leprosos, pudo dar origen modernamente a la idea de que el encierro y el aislamiento son asuntos que igual se pueden tener dentro de un hospital y de allí a que se diga que la doce era la de estos sitio era cuestión de poco tiempo.
Observo que el error de ver el aislamiento de la casa doce como si fuera un asunto exclusivamente médico, es lo que ha llevado a pensar y/o suponer otras cosas, como por ejemplo, que lo templos y monasterios son un asunto de la casa doce, cuando en verdad no lo son. El hecho de que algunos grupos de monjas se enclaustren de por vida, no es suficiente para aceptar que es un asunto de la casa doce, pues en últimas uno puede ser retenido, secuestrado o enclaustrado en cualquier lugar del mundo y no necesariamente en una cárcel. La vida de enclaustramiento dentro de un monasterio y las monjas que realizan esta acción son asuntos de la casa novena y no de ninguna otra. Es la esencia o motivo que gesta la necesidad de aislarse la que debe ser tenida en cuenta a la hora de valorar de qué clase de aislamiento hablamos. En el caso de las monjas es su decisión de seguir una vida espiritual lo que las lleva a alejarse del mundo.
Es tan confuso y en algunos casos tan mal usado el concepto de detención, aislamiento y todos los similares, que a cualquiera se le podría ocurrir algún día asegurar que los batallones son asunto de la casa doce, y todo porque allí están enclaustrados los soldados, sin posibilidad de salir de su encierro obligado en muchos casos. La sexta es la casa de los batallones por ser la casa de las Fuerzas Militares de una nación.
Entonces, sólo puedo reafirmarme, en el caso de los leprosos, que era su acción de aislarse y/o encerrarse la que era propia de la casa doce, pero no su enfermedad. La lepra es una enfermedad que la puede representar el planeta Saturno. De nuevo, el que Saturno rija la lepra no tiene porqué ser considerada como una enfermedad de la casa doce.
Pues bien, mis apreciaciones para sustentar mis planteamientos ahora son de su conocimiento. Será usted quien decida el mejor camino, pues en absoluto no basta con la solución salomónica de que los astrólogos horarios usemos la casa sexta y los natales la doce para cuando el tema en investigación sea médico.
Giovanny
Este debate ha estado más finooo…!, y hay que reconocerle a don giovanni la educación y altura como ha respondido, y no es que le esté jalando mecate. Me parece que es colombiano, si no estoy mal informada, y es reconocida la cultura de nuestros hermanos y vecinos neogranadinos.lastima sí que él mismo lo acaba de matar de raíz con su ultima intervención cuando dice “que es algo que le da más cuerpo y vida a mi planteamiento de que sea la casa sexta la correcta para representar los hospitales y clínicas en general”. Eurekaaaa!, don giovanni, entonces, si el origen de la discusión es que no existe en la astrología antigua ningún texto que respalde que la casa XII tenga algo que ver con hospitales, y como usted se declara un decidido defensor de la tradición como guía para el correcto ejercicio astrológico, usando su mismo planteamiento y términos, le pregunto: En lo personal, me gustaría leer el primer texto astrológico que incluyó los hospitales dentro de la casa seis y las razones que tuvo para ello. ¿En qué momento y por qué razón la casa seis fue la elegida para asignarle la total regencia de los hospitales y las enfermedades ?. Yo entiendo que así como usted tiene todo el derecho de pensar que los hospitales deben ser asignados a la casa VI, con mayores razones una abrumadora mayoría de astrólogos de todo el mundo también tienen las suyas para achacárselos a la XII. Usted dice que los hospitales no son nuestros enemigos ocultos, pero sí lo son esas enfermedades crónicas y ocultas que cuando menos lo pensamos y sin darnos cuenta nos llevan precisamente al hospital!.
Olvidé mencionar para los que usan los transpersonales, que Plutón en tránsito desde la 8va. está cuadrando su martes natal.
Hola Amigo! sSiguiendo con detenimiento este hilo, recién dan la noticia de que la Presidenta de Argentina, Cristina Fernandez será sometida a una operación para remover un hematoma que les está causando cosquilleo en un brazo y problemas con el músculo de un brazo. Quizá sería un buen ejemplo a mirar en este hilo cuando se sepa la hora de la intervención. Recientemente estuve mirando sus progresiones por un artículo que leí en otro sitio y el Sol le ha progresado a la 12, Marte a la Primera, y Saturno en tránsito se sitúa en los últimos grados de la 6ta...
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