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Batalla de Little Big Horn

     Mientras Custer cumplía su misión en las Black Hills, el nivel de tensión entre los EE. UU. y las tribus indias de las llanuras - especialmente los sioux lakota y los cheyenne- se había vuelto insostenible. Los colonos atravesaban continuamente las fronteras acordadas en los pactos con los nativos, y los actos de depredación y violencia se repetían en ambos bandos. Para apoderarse de las Black Hills -y de sus yacimientos de oro- y frenar la violencia india, el gobierno estadounidense decidió reunir a todas las poblaciones indias en reservas aisladas. El gobierno de Grant anunció que el 31 de enero de 1876 sería la fecha límite para que los indios se presentasen en sus respectivas agencias (reservas), si no querían ser considerados hostiles.

El 7.º Regimiento de Caballería salió del fuerte Lincoln el 17 de mayo de 1876, como parte de un ejército mayor que planeaba envolver a los indios que aún quedasen libres. Entre primavera y verano de 1876, el hombre santo "Sitting Bull", de los Hunkpapa Lakota, había logrado convocar a la mayor fuerza india jamás reunida en Norteamérica. En Ash Creek, Montana, y después en el río Little Bighorn, se celebraron conferencias para discutir qué hacer con los blancos. Fue esta agrupación de indios Lakota, Cheyenne del norte y Arapaho con la que se encontró el Séptimo en la batalla de Little Big Horn.

El 25 de junio, algunos de los exploradores Crow de Custer identificaron lo que les pareció un gran campamento indio cerca del curso del río Little Big Horn. Custer dividió sus tropas en tres batallones: El primero, dirigido por el mayor Marcus Reno; el segundo, por el capitán Frederick Benteen, y el tercero bajo su mando. Los capitanes Thoams M. McDougall y la compañía B permanecían con los pertrechos. Benteen se dirigió al sur y hacia el oeste, para cortar cualquier vía de retirada a los indios; Reno fue hacia el norte, para cargar contra el extremo sur del campamento, y Custer se encaminó al norte, ocultándose en la ribera del río, con la intención de rodear el campamento y atacar desde el norte.

     Reno condujo la primera carga contra el extremo sur del campamento, pero deteniéndose a mitad de camino ordenó a sus hombres desmontar y formar una línea de escaramuza. Pronto fueron aplastados por las cargas de indios Lakota y Cheyenne, que contraatacaron en masa contra el expuesto flanco izquierdo de Reno, obligando al comandante y a sus hombres a buscar cobertura en la ribera del río.

     Entretanto, e ignorante del fracaso de Reno, Custer dirigía su fuerza hacia el extremo norte del campamento, desde donde planeaba atacar a los indios. Custer contaba con la presión de las fuerzas de Reno para realizar una maniobra de "yunque y martillo". Según el informe de Grinell -basado en el testimonio de indios supervivientes de la batalla-, al menos una parte de los hombres de Custer trataron de vadear el río por el extremo norte del campamento, siendo rechazados por fuego sostenido de los tiradores indios ocultos en la ribera oeste del río. Los soldados se retiraron de la posición, siendo perseguidos por cientos de guerreros hasta una colina al norte del campamento. Custer y sus hombres habrían podido atrincherarse en la cresta del risco si no fuera por un ataque realizado por el flanco conducido por "Caballo Loco".

     Los hombres de Custer mantuvieron temporalmente la defensa en posición de caballería en combate -línea de escaramuza-, con un cuarto de sus hombres guardando los caballos. Sin embargo, esta táctica reducía la potencia ofensiva de Custer en una cuarta parte. Para empeorar las cosas, según se intensificaba el fuego enemigo, muchos soldados tuvieron que sostener las riendas de sus propios caballos, de modo que el fuego procedente del 7.º no hacía más que reducirse. Cuando "Caballo Loco" y "Toro Blanco" (IMAGEN A LA DRA.)

cargaron contra el centro de las líneas de Custer, cundió el pánico entre los hombres de Calhoun, aunque los de Myles Keogh parecen haber resistido hasta la muerte allí donde estaban. Muchos de los soldados que huían despavoridos arrojaron sus armas, o se arrastraron hacia el promontorio donde Custer, algunos oficiales y 40 hombres sostenían una última y desesperada defensa. Los indios se lanzaban en esa dirección, aplastando las tropas en fuga y eliminándoles a lanzadas o golpes de maza.

Inicialmente, Custer contaba con 208 oficiales y soldados a su mando, más unos 142 conducidos por Reno, poco más de un centenar a las órdenes de Benteen, 50 hombres en retaguardia, con el capitán McDougall, y 84 soldados liderados por el teniente Mathey que guardaban los pertrechos del regimiento. Los indios contaban con cerca de 1.800 bravos. Al quedar divididas las tropas de Custer, los indios pudieron recuperar armamento y munición de los soldados caídos, de modo que el fuego indio crecía de forma proporcional al ritmo con que decrecía la capacidad de fuego de Custer. Con éste y los escasos supervivientes disparando a sus monturas para utilizarlas como trinchera, los indios lanzaron una última carga sobre el promontorio, eliminando hasta el último soldado. De este modo, la batalla de Little Bighorn pasó a ser conocida como "la última defensa de Custer".

Cuando la columna del general Terry llegó, tres días después, encontró a la mayoría de los cadáveres de soldados despojados de sus armas, víctimas de mutilaciones y sin cabellera. El cuerpo de Custer tenía dos balazos: Uno en la sien izquierda y otro justo encima del corazón. Poco después de recuperar su cadáver, Custer fue enterrado con honores militares en el mismo campo de batalla. El 10 de octubre de 1877 sería exhumado y vuelto a enterrar en el cementerio de West Point. El campo de batalla de Little Bighorn fue declarado cementerio nacional en 1876.

     El sol brilla y, ello sucede en cada casa de cada tema natal...hasta que deja de brillar, ya sea por muerte natural o, como en el caso de Custer por su "Little Bighorn".

  Custer era un militar uraniano hasta la médula y un tanto excéntrico en la manera de seguir los deberes y obligaciones de un oficial del ejército (Urano en la VI.) y además un pavo real en su manera de vestir. Diversas tribus le tenían en el punto de mira; él les había causado demasiado daño. Durante un tiempo tuvo mucha suerte, pero Saturno no perdona las irresposabilidades o las torpezas.

     No vamos a diseccionar su carta con un  bisturí, bastará dar un vistazo a algunas cúspides de sus casas para hacernos una idea de como puede terminar una vida tan azarosa.

     Escorpio en la cúspide de la IV.(final de la vida) nos da un final crítico y peligroso para Custer. Plutón en la VII casa ya nos indica que sus enemigos serán muy poderosos y tarde o temprano le presentarán la factura por las atrocidades cometidas a las tribus indias.

     Mercurio, en la IV, le jugará una mala pasada, no necesariamente porque esté en Sagitario, sino porque éste no tiene buenos aspectos, lo cual condiciona un final de vida problemático y una vida errante. Nos encontramos con Piscis en la cúspide de la VIII. Sabemos que Piscis o Neptuno pueden ser muy traicioneros. Él mismo se ha cavado la trampa o la tumba con decisiones erróneas. La cuadratura de Marte con Plutón, en concordancia con otros muchos factores es como el tiro de gracia: una muerte violenta para él y para su 7º de Caballería....y el sol, su Sol, deja de brillar el 25 de junio de 1876.

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