LA OSA MENOR, EL POLO NORTE Y EL CAMINO DE LAS ALMAS AL MÁS ALLÁ

[Adela Ferrer]

Por Adela Ferrer

La OSA MENOR: Ed Dobb el Asgár (oso menor, en árbe) con su estrella Kochab, en Egipto, era identificada con “la azada de Upuaut”, haciendo referencia al dios de los difuntos, “el abridor de caminos”. Esta azada, nwt en egipcio, era usada para los rituales fúnebres, durante la ceremonia de “la apertura de la boca”, que garantizaba que el difunto pudiera hablar y así pronunciar las palabras mágicas del Libro de los Muertos para acceder a la vida eterna.

Tumba de Tuthankamon. El instrumento para la ceremonia recuerda la forma de la Osa Menor

En algunas representaciones egipcias de las constelaciones, dicen los egiptólogos que la Osa Menor se representa como una azada o pivote, en representación del llamado “punto de amarre”, o Mnat, sobre el que solía aparecer apoyado un hipopótamo (probablemente Bootes). A veces aparecía otro “punto de amarre”, en forma de cocodrilo pequeño, que quizás se corresponde con la constelación del Draco.

Ambos se denominaban en egipcio Mnatuy: ”los dos puntos de amarre o de estabilidad”, que sin duda hacían referencia al polo celeste, que en la la época de construcción de las pirámides (hace 4500 años) , estaba situado cerca de Thubán, la estrella alfa de Draco.

La Osa Menor, un azadón dentro de la elipse azul. Draco, el cocodrilo pequeño dentro del círculo verde.

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No podemos olvidar las tradiciones, leyendas y mitos acerca de barcas y carros celestes, presentes en todas las religiones del mundo antiguo, referidas no sólo al carro del sol, sino a otros vehículos que surcan el cielo -o puede que el espacio intermedio entre el mundo espiritual y el terrenal-: los carros/barca que simbolizan el viaje post-mortem y ayudan a las almas a salir a otras dimensiones en búsqueda de la inmortalidad.

Hermes psicopompo, conductor de las almas

Todavía podemos ver en el cielo algunos de los carros que llevan las almas al más allá, son las constelaciones de:

- Las dos Osas

- El Auriga

- El Pegaso

- El Boyero.

Estos vehículos-constelaciones tienen la particularidad de que en momentos precisos y determinados del año, se van situando por pares: una de estas constelaciones en el Ascendente y la otra culminando en el Medio Cielo, marcando así los tiempos propicios para celebrar el culto a los difuntos, los ritos de resurrección, de siembra o de cosecha.

En cada una de estas citadas constelaciones hay estrellas cuyos nombres árabes aún significan conducción o transporte y que comentaremos más adelante.