Cada signo zodiacal está subdividido en 3 faces que se distinguen entre sí por diferenciaciones cualitativas. Las faces, al igual que los decanatos, abarcan diez grados cada una de ellas. Aunque la faz y el decanato son equivalentes, no son exactamente lo mismo, al menos en geometría espacial, ya que la faz es una banda esférica que va de polo a polo, semejante a un huso horario que comprende constelaciones extrazodiacales que salen al mismo tiempo por el horizonte, mientras que el decanato sólo hace referencia a los diez grados en la línea de la eclíptica. Por lo demás, sus regentes son los mismos y los astrólogos empleamos indistintamente las palabras faz y decanato como sinónimos.
Cada una de las tres faces de un signo está gobernada o regida por un planeta, de tal manera que se considera una dignidad el hecho de que un planeta se encuentre en su propia faz. Asimismo pueden considerarse en recepción mutua dos planetas que, formando aspecto, se encuentren, respectivamente, en una faz regida por el otro.
La palabra faz tiene dos significaciones: una de ellas es “cara”, aspecto, y de ahí proviene la idea de que, dependiendo de la faz que ocupe el grado del Ascendente, el nativo tendría unas determinadas características que distingan su aspecto físico y que quizá le servirían al maestro astrólogo de la Edad Media para corregir o calcular el Ascendente. En en su segunda acepción, faz también significa: “haz”, “grupo”
Cada uno de los planetas, además de las determinaciones que tiene por su propia naturaleza, por el signo y casa en que se halla y por los aspectos que recibe, adquiere ciertas cualidades específicas que le confiere la faz en la que se halle
En sucesivos envíos detallaré las cualidades que adquieren los planetas en todas las faces, así como las características físicas de quienes tienen el Ascendente en todas y cada una de ellas.
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