¿Qué puede inducir a una persona que lleva una vida cómoda y apacible en uno de los países más prósperos y tranquilos del mundo a poner una bomba en las calles de su ciudad y, acto seguido, iniciar una cacería con un rifle tomando como piezas a cobrar las vidas de un centenar de jóvenes adolescentes que acampaban en una isla, con los que no había tenido antes trato alguno y sin mediar tampoco entonces ningún tipo de provocación? Es algo muy difícil de entender, y mientras tratamos de sobreponernos al estupor y el profundo rechazo emocional y moral que nos provoca este comportamiento, pensamos —en un alarde extremo de caridad— en un ataque de locura, como último recurso para salvar algo de la humanidad de este asesino masivo. Pero las pruebas psiquiátricas a que fue sometido el asesino, Anders B. Breivik, determinaron que era "normal", que actuó deliberadamente, con conocimiento de causa y siendo dueño de sus actos. Sólo se le detectó un fuerte narcisismo.
Dijo que lo había hecho para llamar la atención sobre el peligro del avance del islamismo en Europa a través de la inmigración. Teniendo en cuenta su narcisismo, más bien parece que lo hizo para llamar la atención sobre sí mismo. Esto último, sin duda, lo consiguió, pero no cabe pensar que fuera su verdadero objetivo, no al precio de pasar la mayor parte del resto de su vida en la cárcel. En cuanto al objetivo político-religioso por él declarado, tampoco logró nada. A pesar de todo eso, no mostró arrepentimiento ni compasión alguna hacia las víctimas. Parecía satisfecho de su actuación, y lo único que lamentó fue haber arruinado la vida de su madre, que fue ingresada en un psiquiátrico al día siguiente de la matanza y murió allí de cáncer veinte meses después.
Las declaraciones que la madre de Breivik hizo a Marit Christensen durante su estancia en el psiquiátrico y el análisis de la carta natal de Breivik nos ponen sobre la pista de cuáles fueron los verdaderos motivos de su actuación criminal. Su objetivo no eran las personas que mató, sino los fantasmas de su pasado. ¿De qué fantasmas se trataba? Esa es la pregunta que he tratado de responder en el artículo enlazado abajo:
La matanza de la isla de Utoya contada de otra manera
( http://astrodigitalia.blogspot.com.es/2014/08/la-matanza-de-la-isla... )
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