Una de las ventajas que tienen los viajes en alfombra mágica, es que, además de viajar por el espacio, también nos permite viajar por el tiempo. Aprovechando esta virtud y mientras iniciamos nuestro vuelo hacia el norte, nos trasladamos al año 1992.
En ese año, después de visitar las torres de babilonia, de la India y además de la China en compañía de mi amigo Miguel, quedamos tan impresionados que nos pusimos a elaborar un plan. Miguel realizó los cálculos matemáticos y el diseño informático, cargando con la tarea de lo que podría ser el arquitecto, en cuanto a mí, me dediqué a realizar aportes de materiales para su construcción. Gracias al esfuerzo de Miguel y través de mi amigo Sasha, con mucha influencia en el gobierno ruso, logramos construir una torre en una alejada parcela que nos cedieron para tal menester.
Finalmente nos permitieron construir la torre experimental en un promontorio situado al norte del desierto del Kazajstan. El lugar debió ser una isla aplanada y fértil dentro de un enorme lago salado que una vez fue lo que ahora es un desierto salado.
En este lugar oculto a la vista de los curiosos y totalmente fuera de cobertura, procedimos a construir la torre armónica experimental. Miguel, como he dicho, puso los planos, las herramientas y el esfuerzo necesario y yo puse la fe, la ilusión y arreglé la decoración de alguna planta de la torre. Trabajamos durante más de diez años en su construcción.
Ahora nos dirigiremos a ese lugar secreto enclavado en el corazón de Asia central. Elevamos nuestras alfombras voladoras para sobrevolar el majestuoso macizo montañoso más grande la tierra.
Durante varias horas volamos por encima de las montañas más bellas y abruptas del mundo, primero atravesamos los montes de Suleiman, luego sobrevolamos el Hindukusch y más tarde dejamos a la derecha los montes del Tian Shan.
Pasados estos bellos macizos montañosos descendemos suavemente para navegar plácidamente sobre la planicicie del desierto salado de Betpakdala.
La torre armónica
Allá en la lejanía se puede observar una especie de hilo brillante que parece un cable de sedal grueso anclado en algún lugar del horizonte, como un hilo gordo y transparente sujeto al cielo.
Conforme nos acercamos el hilo se hace más grueso, ahora parece una pipeta de vidrio, como un tubo de cristal fino y alargado que se injecta en la tierra y se conecta por encima de las nubes con el cielo.
Al aproximarnos más se observa claramente una estructura cilíndrica del mismo diámetro que las dos torres que hemos visitado, pero en esta ocasión, la construcción es virtual, no hay nada tangible en el edificio. Para hacer posible la construcción y por falta de financiación y de medios materiales sólo hemos podido construir una torre virtual pero muy especial, pues es una edificación inteligente y funciona de manera automática con solo unas pulsaciones en el teclado de vuestro ordenador si os decidís a hacerlo y tenéis el programa adecuado.
En un principio construímos una torre de nueve plantas, realizamos todos los arreglos necesarios para que fueran lugares visitables y decoramos los nueve pisos lo mejor que pudimos. -La verdad es que la visitó muy poca gente, apenas nadie le dio importancia a nuestro trabajo- Un tiempo después, para dejar el edificio en mejores condiciones, le añadimos tres pisos más y dejamos los doce primeros pisos completamente habitables. -Tampoco le importó mucho a nadie-.
Era una torre chulísima con sus doce plantas perfectamente distribuidas con con todas sus salas completamente disponibles.
Pero más tarde, como llevados por un impulso natural, emprendimos la construcción del décimo tercer piso, entonces Miguel, para ahorrar energía, creó un dispositivo matemático que provocó un proceso de autoconstrucción automático, en ese momento la torre se nos fue de las manos. Al construir la planta 13 se disparó el automatismo y se originó un proceso autoconstructivo de tal potencia que perdimos el control, por eso sólo sabemos donde empieza a torre pero no sabemos exactamente donde se detendrá.
Como os he dicho antes, tenemos habilitadas desde la planta 1 a la 12, estos pisos pueden ser visitados por todo el público. La planta 13 no es apta para cardíacos, la planta 14 es para los que ya están de regreso. La planta 15 para los enamorados, pero todavía no está decorada del todo. La 16 está reservada para aquellos que se dedican a la medicina, la 17, 18 y 19 están en obras, la 20 está habilitándose, la 22 es una auténtica pasada, el piso 25 está reservado para las bodas de plata, la 28 está alquilada, la 60 está en funcionamiento y es muy interesante para los amantes de la prognosis, la 72 para los psicólogos, la 156 es como un tanatorio y se están habilitando muchas más.
Pero como somos pocos trabajadores y hay tantos pisos, quedan muchas plantas sin muebles, ni decoración, únicamente en la planta 360 hay astrólogos trabajando desde siempre, pero de ahí hasta arriba no se sabe donde termina la torre, no ha subido nadie para ver lo que hay.
Ahora ya es un poco de noche, así que más tarde iniciaremos la visita a la torre armónica virtual.
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