Faetón, el engranaje suelto

[Alvaro Artagaveytia Alonso]

1- La adaptación

Dos vertientes conviven en Astrología para adjudicar influencias, regencias, etc. a cada uno de los astros. Una primera (la que sostiene el modelo de Judiciaria) asume que al tratarse de un sistema revelado, las piezas del conjunto (signos, astros, sectores), tienen un papel pre-asignado y por ello mismo, no flexible. El "descubrimiento" de los astros a partir de Neptuno, para esta variante ya cuenta con una ruta establecida y lo único que hace es devolverle el lugar de influencia que en un tiempo remoto ya tenía. El Octopus de Marco de Manilio es una prueba clara en este sentido al colocar a Plutón en la "Puerta del Infierno" mucho antes que este cuerpo celeste fuese (re)descubierto por Percival Lowell.

La segunda vertiente, va colocando a un lado y a otro bajo un razonamiento de reconstrucción los factores desde Neptuno. Así la influencia doble de Marte (Aries y Escorpio) va cediendo a dejarlo en la segunda sede ya "exaltado" y adjudicarle como corresponde una influencia a Plutón de primer orden sobre esa franja del Zodíaco.

A todo esto la aparición de Sedna, va mucho más lento para que sea coronada en Tauro y todavía Venus corre con ventaja manteniendo una sede doble al parecer por mucho tiempo más; mientras las primeras estadísticas sobre la influencia del cuerpo trasplutoniano recién comienzan a aparecer en forma tímida.

Igualmente para este mecanismo, hace falta un cuerpo celeste más; por supuesto que mucho más allá del intento de adaptaciones que pasan por los asteroides (Ceres, Vesta, etc.) o de otros "puntos" de dudoso origen.

¿Y qué hay acerca de un engranaje perdido?

 

2- El factor perdido

Podemos leer desde Wikipedia lo siguiente:

 

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-El Planeta V es un hipotético quinto planeta ya desaparecido cuya existencia ha sido propuesta por los científicos John Chambers y Jack Lissauer de la NASA. Según la propuesta, surgida y sustentada en base a simulaciones numéricas, habría estado situado entre Marte y el cinturón de asteroides. Chambers y Lissauer presentaron esta propuesta en la 33er Conferencia de Ciencias Lunares y Planetarias (Lunar and Planetary Science Conference), que tuvo lugar del 11 al 15 de marzo de 2002.

La propuesta hecha por Chambers y Lissauer plantea que un planeta terrestre (hasta ahora desconocido) una vez existió ocupando una órbita inestable y excéntrica en torno al Sol, a una distancia de este de unos 4000 mya por lo menos. Según los dos científicos, existe una conexión entre la desaparición de este planeta y el Bombardeo intenso tardío ocurrido en el eón Hadeico.1 2

"Este planeta extra se formó en una órbita de baja excentricidad, la cual fue de larga duración pero inestable" declaró Chambers. Hace unos 3,9 miles de millones de años, el Planeta V resultó perturbado en su órbita por interacciones gravitacionales con los otros planetas interiores. De este modo, pasó a tener una órbita altamente excéntrica la cual cruzaba el cinturón de asteroides interior, el cual en ese momento contenía una cantidad de material mucho mayor a la que tiene actualmente. Su pasaje por este cinturón de asteroides habría provocado que muchos de ellos fueran lanzados hacia órbitas que se cruzan con Marte. Esto habría conllevado un pasajero aumento en la cantidad de asteroides con órbitas cercanas a la terrestre,y por tanto un aumento en la tasa de impactos en la Luna.

Según Chambers, la destrucción del Planeta V fue debida a su captación por parte del Sol, donde se habría fundido-

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En el siglo XX, el investigador sobre meteoritos ruso, Yevgeny Leonidovich Krinov, que participaba en la investigación del suceso de Tunguska, sugirió que el planeta que explotó en la teoría de Olbers debía ser nombrado Faetón (Phaeton, Phaethon) en referencia al hijo del dios del sol de la mitología griega, que trató de conducir el carro solar de su padre un día con resultados desastrosos y que fue finalmente destruido por Zeus.

La mitología algo más extendida cuenta lo siguiente respecto del personaje (y el destino) de Faetón:

Helios tuvo que ceder ante los ruegos de su hijo, consciente de los peligros que implica conducir el carro solar y se dispuso a preparar el carro para el siguiente amanecer.

Faetón había montado ya en el carro, pero antes de que emprendiera el vuelo, Helios le aconsejó que no subiera demasiado al cielo, pero que tampoco estuviera muy cerca de la tierra, pues ambas cosas resultarían muy peligrosas. Pero la juventud de Faetón fue pronto notada por los briosos corceles, y el joven fue incapaz de mantener el control de las riendas y de los caballos. El carro dejó su curso acostumbrado, y primero se apartó y atravesó el cielo, prendiéndole fuego, las marcas de ese incendio celeste aún son visibles en lo que hoy se llama la vía láctea, y después el carro trajo los rayos abrasadores a muchas partes de la tierra habitada y quemado la tierra misma, así surgió el desierto del Sahara, y sus gentes se volvieron de tez oscura; secó entonces los ríos, y Poseidón surgió de las aguas con su tridente a tratar de detenerlo, pero no pudo con el intenso calor y se vio obligado a bajar a las profundidades del mar que ya empezaba a evaporar. La tierra (Gaia) gimió de desesperación y pidió a Zeus que detuviera tal tormento. Zeus, enojado por lo que había sucedido, hirió Faetón con un rayo y envió a su hijo Apolo a que llevara al carro del sol a su curso acostumbrado.

 

Existe una correspondencia en la mitología caldea, en dónde Faetón toma aquí el nombre de Tiamat, siendo este un planeta errante destruido por Nibiru (Zecharia Sitchin).

Al final de cuentas desde una aproximación mecánica a la lectura de un mapa astrológico; este cabo suelto, plantea una interrogante adicional en el caso del fallo de pronóstico que se genera con una frecuencia no estable y que muestra tasas de acierto/error que no responden a una matriz que se pueda controlar.

Posiblemente no existan más recursos para adjudicar influencias y Faetón se haya quedado sin su lugar en el cielo; por cierto es que en ese caso, el reinado múltiple de Mercurio se mantendría entonces sin reclamos a la vista.