Como resultado de una exhaustiva investigación de las tres disciplinas astrología occidental, la medicina tradicional china y el Kriya Yooga de Babaji me sorprendió descubrir que sólo en el momento en que ambas se interpretaban al hacer un estudio de la vida de una persona aparecía en el esquema de la carta natal una sorprendente visión y era que cuando en la carta astrológica occidental no aparecían fuerzas planetarias en un signo, que lo dinamizaran, al analizarlo con la teoría china de Troncos y Ramas la carta mostraba una fuerza contudente con respecto a la vida del consultante si los troncos y ramas estaban relacionados con dicho signo.
Cuando se fusionan estas tres vertientes de sabiduría se revela la astroalquimia. Se deduce que en este momento se hace absolutamente necesario tener una visión conjunta de las tres para construir la astroalquimia para el tercer milenio.
La alquimia como visión del mundo ha sido retomada en los albores del tercer milenio por el maestro José Luis Padilla Corrales a quien le debo todo lo que sé de medicina tradicional china y de sus obras he tomado la mayor parte de su sabiduria sobre el tema del Tao y su relación con la inmortalidad, investigaciones que a lo largo de su brillante carrera, el maestro les ha dado una nueva luz bajo los parámetros de la medicina china.
FILOSOFÍA DE ESTA COSMOVISIÓN
Nuestra cultura occidental y en especial nuestra lógica es aristotélica, cartesiana y líneal, estas, han conducido (como lo expresa Marcuse) a un hombre unidimensional, lo que ha dejado como consecuencia que las concepciones holísticas se vuelvan de muy difícil asimilación. En esta forma de pensar encontramos que cada pregunta casi simpre lleva implicita una determinada respuesta o mejor dicho, en la pregunta está inmersa la respuesta.
Esto ocurre porque nuestra lógica de hemisferio izquierdo racional y sistemática nos llevan a percibir los fenómenos de una forma líneal, no hay posibilidades de fluctuación, ni altos y bajos, ni de ondular. Todo concepto tiende a volverse una camisa de fuerza que para ser científico y operativo tiene que ser cuantificable, experimentable, mecánico y repetitivo. Este modelo es válido en las ciencias fisico-químicas, pero tendrá validez en las humanas cuando el hombre mismo sea absolutamente predecible, es decir, sea un robot.
Toda concepción que conduce a la liberación, al misterio de los imprevisible, es rechazada por ser acientífica como ha ocurrido con el psicoanálisis que no tiene el estatus de científico , frente al conductismo de Skinner, donde no es el inconsciente lo que interesa sino la conducta externa, el objeto de estudio, pues esto si es científico.
Por eso el concepto de científico representa unos parámetros cuantitativos, más que cualitativos donde el arte y la espiritualidad no tienen cabida. Es donde la máquina, el exámen físico-químico reemplaza totalmente el ojo observador e intuitivo del terapeuta de las medicinas alternativas holísticas que se considera intermediario del proceso de sanación y por eso se siente un canal de energía cósmica, algo así como un sacerdote chaman, que sabe que todo es cambiante, que todo muta, es decir, que la vida es dialéctica e inatrapable, donde el misterio se acepta y se vive como esencia misma de la vida.
En la alquimia tradicional Tao tenemos que evitar a toda costa la definición rigida que nos aferre a conceptos estáticos. Aquí todo concepto es móvil, mutante y dialéctico como lo pensaba Heráclito llamado en Occidente "el oscuro" porque fue difícil entender su concepto de que todo es mutable, que todo cambia, que la esencia del ser es devenir e impermanencia, idea expresada también por Buda.
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