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MUERTE DE PABLO NERUDA

Tras leer de principio a fin el libro titulado “El doble asesinato de Neruda”, de los autores Francisco Marín y Mario Casasús, de la editorial chilena Ocho libros, me he quedado con la duda sobre cuál de las dos versiones sobre su muerte es la correcta: cáncer de próstata o inyección letal.

En la página 105, capítulo 9, los autores exponen lo siguiente:

“La existencia de la inyección aplicada en la tarde del domingo 23 de septiembre permaneció ignorada por muchos años. La razón: el certificado médico de defunción, realizado un día después de la muerte por el doctor Vargas Salazar, y el certificado de defunción emanado por el Registro Civil, no la mencionaron. Tampoco mencionaron el infarto. Según ambos reportes, la causa de muerte de Neruda fue caquexia cancerosa y cáncer prostático. Y la causa de muerte: metástasis cancerosa.

     Sin embargo, algunos medios alcanzaron a consignar, apenas acaecidos los sucesos, la existencia de la inyección letal y/o la existencia del paro cardiaco, ya que recogieron la información proporcionada en un boletín difundido por la Clínica Santa María la noche del 23 de septiembre. Uno de los diarios que el 24 de septiembre recogió este boletín fue La Prensa, de Santiago, que en portada consignó:

MURIO PABLO NERUDA

A las 22:30 horas de ayer dejó de existir, en la Clínica Santa María de Santiago, el poeta chileno, Premio Nobel de Literatura 1971, Pablo Neruda. El vate había ingresado a ese establecimiento el miércoles 19 del presente mes. Su deceso fue certificado por el médico de turno, doctor Carlos Mancera, y según el boletín emitido, la causa fue paro cardiaco. Neruda murió a los 69 años de edad”.  

 

¿Qué podemos hacer ahora?

Simplemente levantar la carta con la fecha y hora en las que se declaró muerto al poeta y revisarla bajo las normativas de la astrología horaria. Nuestro trabajo será muy similar al que realizan a diario los forenses CSI cuando abordan la escena del crimen que les ha convocado.

El Ascendente representa al poeta chileno. Venus será su significador. Nada bien lo hallamos en el signo de Escorpio, su signo de exilio o debilidad. Que esté dentro de la casa sexta, considerada como una de las tres casas malas, en nuestro caso no lo es tanto, pues ella es justamente la casa de los hospitales, el lugar exacto donde estaba el poeta cuando la muerte lo visitó. La sexta es la casa de la enfermedad y las dolencias. Si solo fuera por lo anterior, tendríamos que concluir que el poeta sí murió como consecuencia de su grave enfermedad. Mas la verdad es que debemos revisar toda la carta para ver si mantiene o contradice la anterior sentencia.

Veamos inicialmente lo relacionado con la próstata, pues sobre ésta recaen serias sospechas. Como glándula que favorece la actividad de los espermatozoides, no hay duda de que sea una parte importante del aparato reproductor masculino. La casa séptima de la carta es la que tiene bajo su control el tema de la reproducción y tanto masculina como femenina. Marte, regente natural de los genitales masculinos, asume la regencia sobre la próstata del señor Neruda. Por la ubicación tanto de Venus como de Marte es claro que han estado observándose por aspecto de oposición. Lo anterior es algo así como la prueba concluyente de que el poeta si venía padeciendo los problemas en su próstata. Por ser un aspecto con más de tres grados de orbe nos abre a la conclusión de que era algo que no estaba en su peor condición, es decir, no era algo tan fatal como se pudiera creer en aquel entonces. Otra historia hubiese sido de ser una oposición con escasos minutos de separación, para entonces sí que veríamos en ella la muerte inminente del poeta. Así entonces aceptamos que el poeta si venía padeciendo de su próstata, pero que no estaba en una etapa terminal. Lo más corriente para aceptar una muerte inminente sería ver al planeta que representa a la persona motivo de la consulta ingresando en la casa ocho o alcanzando por aspecto a su regente. En nuestra carta ninguna de las dos condiciones existen.

Quiero ser mucho más exigente con la verificación del estado de gravedad en que se encontraba el poeta chileno en sus últimos días en la tierra. Para lo anterior usaré las determinantes clásicas sobre la naturaleza y tanto de los planetas como de los signos. Venus es frío y húmedo; Escorpio, por ser del elemento Agua, es frío y húmedo. Así entonces vemos que concuerdan sus naturalezas. En la página 229 del Manual de Astrología Horaria – Versión extendida, al respecto nos comenta John Frawley: “Si el planeta está en un signo que no encaja en su naturaleza, ésta es una indicación de que la persona verdaderamente tiene un malestar”. En nuestro caso es todo lo contrario, Venus y Escorpio encajan en sus naturalezas y por tanto avalan nuestro pensar de que el poeta no estaba en su peor condición médica, no estaba en una condición terminal. Insisto por ser de suma importancia, Venus en Escorpio, casa sexta y opuesto a Marte, es concluyente para aceptar que el poeta sí estaba enfermo, tal vez más de lo pensado, pero no podemos por ello sentenciar que estaba muriéndose. A lo anterior debo sumarle que Venus y Marte comparten una recepción mutua por signos, es decir, Venus se ubica en signo de Marte y éste a su vez se ubica en signo regido por Venus. Lo anterior es la muestra más contundente de que la enfermedad de la próstata (Marte) que sufría el poeta (Venus) estaba siendo controlada y por ende, no revestía la peligrosidad que suele tener. Astrológicamente podríamos decir que la enfermedad amaba al poeta y que éste amaba su enfermedad. Si uno ama a alguien lo que menos quiere es que esa persona sufra por nuestra culpa. Si se aman se ayudan mutuamente. Al amarse dejan de ser peligrosos entre sí.

Tras lo anterior podríamos, siendo un poco temerarios, atrevernos a sentenciar lo siguiente: si la carta ha podido con sus símbolos y significados darnos argumentos válidos para descartar una muerte producto de su enfermedad, entonces solo nos queda la opción de que dicha muerta haya sido por otra causa, lo que nos conduce al asesinato por inyección letal como lo describen los autores del libro en mención.

Pero más allá de que lo anterior tenga un buen sustento, no por ello podemos dejar de avanzar. Debemos constatar la existencia en la carta de los factores que le dan soporte a la opción del asesinato como la causa de muerte del poeta.

Como todas las muertes que suceden a diario, la del poeta sigue siendo un asunto de la casa ocho. Júpiter asume la regencia de la casa ocho. El aspecto que separa a Venus de Júpiter es tan distante que borra toda opción de una muerte inducida o provocada por el mismo poeta. Más claramente sería decir que poco era el efecto nefasto que la muerte tenía sobre el poeta. Lo anterior fácilmente se puede constatar al revisar el tipo y calidad de recepciones mutuas que los unía a ambos. Mientras que Venus está en los términos de Júpiter, éste último lo está en el decanato de Venus. Una muerte de la importancia y fatalidad ocurrida al poeta requeriría de recepciones mutuas de primer nivel, signo y exaltación como mínimo. Lo anterior en los términos más sencillos dice que el poeta no fue responsable de su propia muerte. No tenía en sus manos el poder de alcanzarla; ni la muerte tenía el poder de alcanzarlo a él.  

¿Si el poeta no activa su muerte entonces quién o qué lo hace?

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Puede usted seguir y hasta el final este artículo en www.ceprinas.com

Giovanny Londoño Romero

 

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