
Arcano I del Tarot :El mago, en la figura un Mago egipcio Sentado sostiene elevado con su mano derecha el magico caduceo de mercurio, varita mágica, es egipcio, arriba esta la rueda del destino de doble polaridad, fortuna y fatalidad girando incesantemente e influyendo inevitablemente en los mortales sellado con la marca carnal o pecaminosa. Trayéndoles alegría o fortuna pero súbitamente e inesperadamente fatalidad indetenible. En su postura serena pero llena de propósito, representa la figura del alquimista espiritual. Su caduceo de Mercurio, elevado hacia el cielo, simboliza la conexión entre lo terrestre y lo celestial, el dominio de las energías que fluyen y se transforman. Este atributo lo sitúa como mediador y canalizador, capaz de transmutar fuerzas caóticas en manifestaciones no destructivas, es decir con el poder de la fe divina y la voluntad desvía la fatalidad de la rueda del destino y de la influencia astral de los planetas del firmamento, tal como los antiguos alquimistas y los magos neoplatónicos creían en su poder de moldear la realidad. Y someter el destino a nuestro favor quietándole su efecto pernicioso.
Sobre él, la rueda de la fortuna o del destino gira, imponente y dual: es el reflejo de la incertidumbre de la existencia, donde los ciclos de fortuna y fatalidad se entrelazan. La rueda no solo representa el azar, sino también las leyes universales que rigen el movimiento continuo de la vida.
Aquí radica el punto crucial: el mago, armado con la fe y la voluntad, no se somete pasivamente a los caprichos de la rueda del destino o fatum. Como un auténtico maestro de los secretos ocultos, él la domina y la transforma. Con su caduceo, canaliza el poder de los astros y las fuerzas superiores; con su intención férrea, cristaliza los deseos en la realidad material. La idea conecta con la filosofía de Jámbico, quien afirmaba que los rituales y la comprensión profunda de las energías cósmicas podían dar lugar a la materialización de seres divinos o espirituales. Así, el mago no solo controla su destino, sino que también lo crea activamente.
NOTA DEL AUTOR: Esto es un interrogante un acertigo qu lnzo al aire a las esfinges del destino, y lepregunto a los grandes sabios: Sera posible detener la rueda fatal del destino, la cual es casi invencible, subita e inevitable?=
Plantear esa interrogante nos lleva a explorar los límites entre el libre albedrío y las fuerzas inevitables que parecen regir nuestra existencia. ¿Es el destino una rueda fija, inalterable en su curso, o tenemos realmente el poder de, aunque sea en pequeños momentos, desviar su marcha y moldearlo a nuestro favor?
El mago que he escrito encarna esa búsqueda: la lucha entre aceptar lo inevitable y ejercer nuestra voluntad para transformar nuestra realidad. Es como si el acto de cuestionar el destino ya fuera, en sí mismo, un acto de rebelión y poder. Detener una rueda tan inmensa quizá no sea posible, pero quizás podamos aprender a dirigir su energía, como un río cuya fuerza no podemos detener pero sí canalizar.
Nota imagen creada por el autor: Pedro Hernández con la ayuda de inteligencia artificial.
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