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ASTROLOGÍA MEDIEVAL. Aly Ben Ragel. El capítulo que habla del Hileg

Aly Ben Ragel en el Libro Conplido de los iudicios de las estrellas tiene un capitulo muy extenso escrito por él mismo, donde explica el concepto del Hileg y dice así:

"En este tema estaban en desacuerdo los sabios antiguos, quienes tenían grandes discrepancias, porque para ellos este punto es muy sutil y muy profundo. Nombramos aquí los argumentos según la opinión de los griegos, los árabes y las gentes de Layrach, y hablaremos de cada una en su momento.

En primer lugar hablaré de la opinión de Ptolomeo:

Ptolomeo lo hacía de esta manera: Levantaba el grado del Ascendente y después restaba de él 5º, y luego formaba las Casas sobre esto. Después observaba los cinco hyleg que son: el Sol, la Luna, el grado del Ascendente, la Parte de Fortuna y el lugar de la última lunación, llena o nueva anterior al nacimiento y los planetas que tengan dignidad en estos lugares. Y si se encontraba a alguno de ellos en el Ascendente o en el Mediocielo, en la Casa XIª, en la VII, o en la IXª a esté lo tomaba por Hileg y no utilizaba para esto ninguno de los otros lugares.

De ninguna manera tomaba por Hileg a los planetas que estén bajo tierra, a excepción de que fueran los 25º que siguen al Ascendente, aunque se encuentren debajo del horizonte.

Ptolomeo tomaba, en los nacimientos diurnos, en primer lugar al Sol, y si no lo hallaba apto, tomaba a la Luna, y si no la Luna, el planeta que tuviera dignidad en el signo donde está el Sol, o en el lugar de la última lunación antes del nacimiento, o en el Ascendente, es decir, que tenga las tres dignidades por las que será llamado señor y poderoso de esos lugares, o más de tres dignidades en estos lugares antedichos. Y si encontráramos que ninguno de estos los tiene, tomaremos el grado del Ascendente.

Pero si el nacimiento es nocturno, tomaba en primer lugar a la Luna, si es apta, si no, el Sol, o el planeta que tuviera dignidad sobre el lugar donde está la Luna o el punto de la oposición que fué antes del nacimiento, o el lugar de la Parte de Fortuna. Y si no hallamos apto a ninguno de estos, tomamos finalmente el grado del Ascendente, si el nacimiento es conjuncional y si fuese oposicional, se toma la Parte de Fortuna.

Si estuvieran las dos luminarias y el regente de la conjunción -de día- o de la oposición -de noche- todos ellos en lugares aptos para ser hileg, conviene tomar, primero, la luminaria con más dignidades y que fuese más fuerte. El que tiene más dignidades es, en primer lugar el que estuviese en el Medio cielo, después el que esté en el Ascendente, después el que se encuentre en la casa XI, después en la VII casa, luego en la IX casa. Esta es la opinión de Ptolomeo sobre el Hileg.

Pero otros que no eran Ptolomeo, discreparon mucho sobre esta cuestión. No obstante en lo que estaban de acuerdo es en empezar en primer lugar, en los nacimientos diurnos, por el Sol, y observar: si está en alguno de los ángulos, en signo masculino y en cuarta masculina y con aspectos hacia alguna de sus cinco dignidades, será el Hileg. Y si no fuera así, ni forma aspecto a alguna de sus dignidades, no es apto para hileg, busca el hileg en la Luna.

Si la encuentras en ángulo o en sucedente, en signo femenino, en cuarta femenina, y forma aspecto a alguna de sus dignidades, tomala por Hileg, y si no se encuentra en estos estados ni forma aspecto, no es apta para Hileg. Entonces se calcula el nacimiento, si fuese conjuncional, se busca el Hileg en el grado del Ascendente. Y si está formando aspecto con algún planeta que tenga aquí dignidad, se toma por hileg ese grado.

Si el Ascendente no fuera apto, busca el Hileg en la Parte de Fortuna. Y si esta no fuese apta, buscala en el lugar de la conjunción o de la oposición anterior al nacimiento. Y si no fueran aptos, no existirá Hileg en ese nacimiento y se debe volver por fuerza a llevar por Atacir los lugares de los hileg a los lugares de las infortunas y a sus rayos, y allí hallarás el lugar (de la fín).

Dice la mayoría de los sabios que la Luna en la III casa debe tomarse por Hileg por que en esa Casa tiene su Gozo. Dicen también que el Sol en la IX debe tomarse como Hileg porque está en su Gozo igualmente; en esto están de acuerdo con la opinión de Ptolomeo.

La mayoría de los sabios, según Ptolomeo, Dorothius, Omar hijo de Alferhan y Betenni todos ponen en dignidad al Hileg de cuatro maneras: regente del signo, de la exaltación, del término y de la triplicidad. Pero Doroteo, de forma distinta a éstos, antepone la triplicidad al término. Y yo veo que lo más correcto es el orden que dijimos.

Dice Doroteo que el Sol cuando esté en signo femenino y en cuarta femenina, no conviene como Hileg por que se afemina dos veces y se debilita. Y también dice que la Luna cuando se encuentre en signo masculino y en cuarta masculina, no conviene como Hileg, por que se masculiniza dos veces y se debilita. Pero cuando el Sol se encuentre en signo femenino y en cuarta masculina, o en signo masculino y en cuarta femenina, conviene como Hileg, igualmente si la Luna está de esa manera.

No conviene tomar a la Luna como Hileg cuando está acercándose mucho al Sol, ni por alcotcode, e igualmente los demás planetas.

Conviene a quién trabaja con esta ciencia que no juzge la vida larga hasta que sepa verdaderamente que el nacido puede cumplir la crianza y si puede tener vida o no. Que es de recto pensar y de buena opinión conocer previamente el capítulo de la crianza entes de buscar y de conocer el Hileg o el alcotcode.

Igualmente es de recto pensar y de buena opinión conocer primero en los nacidos, los nacimientos de los padres y de que manera han de ser sus hijos y su engendramiento; que yo vi muchos que tenían la casa de los hijos dañada, y cuantos le nacían morían, aunque el nacido no tenía significados de morir. Recomienda que no se olvide de esto, y aconseja tener en cuenta esto antes de la crianza, y más aún antes de conocer la vida o en el Hyleg.

Debes saber que el juicio de astrología es de dos maneras, uno es profundo y sutil y que el hombre no puede llegar a su fin. El otro es manifiesto y granado, y en esto no puede estar uno seguro de no errar.

Los sabios de esta ciencia son igualmente de dos maneras: Una es del tipo sufridor y afanoso y no olvida nada y las tiene en cuenta en sus dichos y en sus juicios, este se escapa y se salva. El otro es perezoso y débil y toma las cosas grosso modo y no tiene en cuenta todas las cosas, este tropieza y yerra. La ciencia de la astrología tiene amigos y enemigos. Su amigo es el que cree en ella y cree que es verdad a pesar de que le induce a cosas fuertes que no puede sufrir ni se puede cumplir. Y su enemigo es el que la desmiente y no la cree y la daña aunque acierte en muchas cosas."


Fragmento del Libro Conplido traducido por la Escuela de Traductores de Sirventa y editado por Indigo

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