Desde el punto de vista astrológico sabemos que el cielo está dividido en doce sectores y que cada sector tiene un contenido simbólico distinto y particular. En el signo de Cáncer era muy relevante el simbolismo y los arquetipos asociados a la Luna, en Leo se manifiesta con más nitidez el arquetipo solar y en Virgo -aquí puede haber discrepancias- se expresa el modelo terrenal.
La Tierra es el planeta madre que nos alberga. Desde un punto de vista general, se distingue de los demás cuerpos celestes de nuestro sistema porque en su corteza aparece el fenómeno de la vida orgánica e inteligente.
La Tierra es otro planeta más en cuál temporalmente residen nuestras almas encarnadas, la Tierra es otro cuerpo celeste del sistema planetario cuyo significado simbólico se puede asociar con el arquetipo de Isis -la madre de la naturaleza en la cultura egipcia- luego enlazaremos este modelo con la Démeter de los griegos y Ceres de los romanos, hasta asociarla con las vírgenes negras de la mitología cristiana.
Para los antiguos Isis era una representación de la tierra fecunda y cultivada, era el modelo del amor a la vida, la virgen madre que otorga vida y salud a los humanos. Su mito relata que ayudó a los hombres en su obra civilizadora enseñando a las mujeres a moler e1 grano, hilar el lino y tejer las telas; enseñó a curar las enfermedades y los acostumbró a vivir en familia, instituyendo para ello el matrimonio.
Con la expresión de que: "Cada ser vivo tiene una gota de sangre de Isis" se quiere recordar esa maternalidad de la naturaleza en todos los seres vivos del planeta, incluyendo al ser humano. Plutarco nos cuenta en su relato que el hermano mayor de Isis, Osiris, la eligió como esposa; desde entonces se sentó a su lado en el trono de los vivientes. Durante la ausencia de su esposo, que había marchado pacíficamente a conquistar el mundo, Isis gobernó con prudencia como regente.
Osiris fue muerto y descuartizado por su hermano Set, -el genio del mal-, que fragmentó su cuerpo en numerosos pedazos (recordándonos la explosión y posterior fragmentación del planeta Faetón, - hoy día es el cinturón de asteroides-) y los escondió dispersándolos por los puntos más recónditos del mundo.
Isis buscó hasta hallar los preciosos despojos que pacientemente unió de nuevo y, con sus prácticas mágicas consiguió reanimarlo lo suficiente para concebir un hijo de éste, por lo que también representaba a Isis con un niño en los brazos, asociándose siglos después con las vírgenes negras precristianas. Estas virgenes, como la antigua Isis recibían culto en lo más profundo y femenino de la tierra, como es el caso de la Virgen negra de Montserrat, que recibe culto en el interior de una caverna, o como ocurre igualmente con la Virgen negra de Notre Dame de Meymac.
El arquetipo de Isis no es otro que el que nos ha trasmitido la Iglesia romana con el nombre de la Virgen Maria, la Virgen madre, asociándose con su domicilio en el signo zodiacal de Virgo, la Virgen.
El antiguo modelo, el de Isis habla de si misma con estas palabras: " Yo soy la madre y la naturaleza entera, señora de todos los elementos, origen y principio de todos los siglos, divinidad suprema, reina de los “manes”(1), primera entre los habitantes del cielo, tipo único de dioses o diosas."
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