Este miércoles 28 de abril a las 7:50 de la mañana, se produce la Luna Llena de Tauro (Sol en Tauro y Luna en Escorpio), momento muy especial del año, pues se conmemora el Festival del Wesak, es decir, la Luna Llena de Buda, el iluminado.
Explica Torkom Saraydarian, en su libro “La sinfonía del zodíaco”, que en la festividad del Wesak o Luna Llena de Tauro, se establece una relación única entre la Tierra, el sistema solar, y el zodíaco; una configuración única de planetas y galaxias, un triángulo formado por la Osa Mayor, la Pléyades y Tauro, así que es uno de los momentos más potentes del año.
La energía de Tauro es la energía del deseo en procura de manifestación, es por eso, el tiempo de enfocarnos en una meta, de no dispersarnos, de ir por una sola dirección. En la astrología esotérica, esta energía del deseo se transmuta en aspiración; las tinieblas dan lugar a la luz y a la iluminación, como el maestro Buda. Se abre el “ojo del Toro”, que es el tercer ojo espiritual del Nuevo Testamento.
Tauro, dice Torkom Saraydarian, se llama “el Toro del deseo”; en un hombre promedio, la energía del deseo se convierte en materia, pero más allá eso, los que están inspirados por la luz del Ojo de Tauro, procuran trabajar el Plan Divino y extender la Voluntad de Dios y poner su divinidad en acción y expresión.
Esta Luna Llena de Tauro es propicia para lograr un equilibrio entre nuestro mundo consciente e inconsciente. Es un buen momento para meditar y lograr que nos vengan ideas que nos enrumben hacia el logro de nuestras metas y deseos, y nos ilumine “el ojo del Tauro”.
Meditar no es lo mismo que visualizar; aquí no se trata de ver la imagen de lo que deseamos, aquí se trata de entregar nuestra mente a Dios, al universo, dejar que fluya el vacío para que llegue la iluminación. Con la meditación alcanzamos una luz en el camino, de manera natural nos llegan las respuestas y tenemos mayor claridad en nuestros objetivos.
Estamos en el mes de Tauro, cuya palabra clave es “Yo tengo”, y el Sol ubicado en este signo desata su energía esencial, dirigida en lo material a acumular bienes con el objeto de consolidar su seguridad y comodidad, y en lo espiritual a desarrollar el poder de la voluntad para trazar el plan de Dios en la Tierra.