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EL MITO DE LA CAVERNA Y EL NACIMIENTO  DE LOS DIOSES

 

                        

 

 

         La Gruta representa a la Luna (ver el grafismo del Signo de Cáncer); el vientre materno, oscuro, aislado, y al inconsciente, al sueño, al pasado; en ella celebraban los antiguos los ritos iniciáticos de los Misterios de la Encarnación de los dioses; pues la Gruta o Caverna era el símbolo de la Iniciación: representaba el nuevo nacimiento imitando al Sol que renace cada día, pero antes tenía que morir la personalidad vieja, descendiendo a los infiernos abismales del ego (La Luna),  sufriendo fuertes y macabras pruebas, tal y  como lo  explica el Libro de la Oculta Morada Egipcio, para terminar venciendo a la muerte y refulgir el Ser al igual que el Sol.

La Iglesia primitiva conservaba esta tradición iniciática asimilada eclécticamente de la egipcia, mesopotámica, hindú, en un sincretismo propio de la época, hasta que en el Concilio de Nicea, 325 d.C. el obispo Eusebio, decretó que el simbolismo del Nacimiento de los dioses paganos, fuese asimilado al nacimiento histórico de Jesús en una Cueva, a semejanza por ejemplo de Krisna en la India. Todos los dioses míticos encarnados relacionados con el Fuego (inteligencia) para ayudar al hombre a alcanzar su perfección, tenían su nacimiento en las cuevas, así como sus pruebas descendiendo a los infiernos de la (Cueva-Tierra-Luna), para superar todo cuanto la Luna  representa del reino animal), para mediante la iluminación del Sol, alcanzar la mente el Fuego del Espíritu.

 En el momento en que El Sol renace -El Niño Dios-, los seres malignos que viven y se alimentan de las sombras, temblando empiezan a retroceder.  Por eso se dice en los Evangelios, que la Cueva estaba iluminada con una inmensa luz que se desprendía del cuerpo del Infante Divino. Realmente esta Noche de extraña Paz, en el Cielo se puede contemplar, cerca de la Constelación de Cáncer, - La Cueva Estelar- la Constelación del Pesebre allí brillan dos estrellas que son a semejanza de dos borriquillos, una que parece un asno (representa la Era de Aries que desaparece), y otra un buey (representa la Era de Tauro anterior a Aries).  Los pastorcillos acuden también en torno a El, de la misma manera que lo hacen los planetas alrededor del Sol, que como en el Mito griego, el Sol-Apolo tenía 360 ovejas (una por cada grado de la eclíptica) girando  a su alrededor. (De una manera muy semejante se narraba el mito del nacimiento del Dios Agni en la India).

Así, tenemos en las diversas mitologías, las deidades encarnadas, como el griego Orfeo (significando los principios de la Era de Aries recién estrenada) de hace unos 5000 años, que bajó a los Infiernos de la materia o gruta a rescatar a Eurídice, símbolo  de su Alma, o alter ego. O bien, la diosa Proserpina de la Era de Tauro, anterior a la Era de Orfeo; o la Innana sumeria también taúrica, representando ambas la Era de Tauro, en la que expresaban “la caída del Alma en las cuevas de la materia y de los esfuerzos de la conciencia por unirse místicamente a ella, retornándola de nuevo al mundo luminoso que le es natural”.

 

 

 

 

San Francisco de Asís en el siglo XIII,  popularizó el Belén, aunque se cree que el mismo recogió esta idea de una tradición más antigua. Colocó en una cueva una imagen en piedra del Niño Jesús y la acompañó de animales vivos, y se celebró una misa en el mismo lugar. Se dice que tal realismo impresionó en aquella época, y muchos lo terminaron imitándole.  

Es en este ciclo del Solsticio de Invierno cuando los antiguos celebraban  el Misterio de la Encarnación de los Dioses entre los hombres.  Los Dioses encarnan en la Tierra en la Gruta o la Puerta Solsticial de Invierno (Signo de Capricornio), para volver al Cielo por la  Puerta del Solticio de Verano (Signo de Cáncer), en su máxima expresión de Luz y de Vida, de Amor y Sabiduría, cualidades todas ellas de la Encarnación del Segundo Logos. Mención a las reencarnaciones de la Divinidad, son en la India las del Dios Vishnú; en el Bagabad Guita, se dice: que cuando el Dharma-Ley declina entre los hombres, un Avatar o encarnación divina de Vishnú desciende a este mundo para restituir la Ley. En el Vishnú Purana, se hace una profecía sobre el final del Kali Yuga –  existen cuatro períodos o grandes Edades llamados yugas en los que se divide el tiempo de las razas humanas: en un extremo se halla  Satya o Krita Yuga como edad de oro muy lenta y pura; y en el otro Kali Yuga la más rápida y decadente. Pues bien, sobre el final de dicho período, la civilización se pervierte de tal manera, que al igual que Hesíodo describe la Edad de Hierro, profetizando  un mundo perverso que tiene que acabar con la Venida de un Mesías para remontar después con la catarsis o purificación mediante un choque violento de la Tierra y de la Civilización, provocada por el Fuego (símbolo de la Mente) y por el Agua (símbolo del Astral  o cuerpo de los deseos y pasiones).

Entonces, en esta decadente Edad: ”Habrá monarcas contemporáneos reinando sobre la Tierra, reyes de ruin espíritu, genio violento y hasta aficionados a la mentira y a la perversidad. Harán dar muerte a las mujeres, a los niños y a la vacas; arrebatarán la propiedad de sus súbditos, tendrán poder ilimitado sobre sus vidas, sus deseos serán insaciables. Gentes de varios países, mezclándose con ellos, seguirán su ejemplo; y siendo poderosos los bárbaros bajo la protección de los príncipes, mientras las tribus puras son descuidadas, el pueblo perecerá. La riqueza  y la piedad disminuirán de día en día, hasta que el mundo se depravará por completo… tan sólo la propiedad convertirá el rango; la riqueza será la única fuente de devoción; la pasión será el único lazo de unión entre los sexos; la falsedad será el único medio de éxito en los litigios; y las mujeres serán objeto de satisfacción puramente sensual. Los tipos eternos serán la única distinción de los varios órdenes de vida; la falta de honradez  el medio universal de subsistencia; la debilidad, causa de la dependencia; la amenaza y la presunción substituirán a la sabiduría; la liberalidad será su devoción; si un hombre es rico, tendrá reputación de puro; ricas vestiduras serán rango de dignidad.  Aquel que sea más fuerte reinará…el pueblo no pudiendo soportar las pesadas cargas de los impuestos, se refugiará  entre los valles… de este modo, en la Edad Kali, la decadencia continuará constantemente, hasta que la raza humana se aproxime a su extinción (Pralaya). Cuando… el fin de la Edad Kali esté próximo descenderá sobre la Tierra una parte de aquel Ser divino que existe de su propia naturaleza espiritual (Kalki Avatara)… dotado con las ocho facultades supremas… el restablecerá la justicia sobre la Tierra; y las mentes de los que vivan al fin del Kali Yuga despertarán y serán tan diáfanas como el cristal. Los hombres así transformados… serán como las semillas de seres humanos y producirán una raza nueva que seguirá las leyes de la Edad Krita o Edad de Pureza… Cuando el Sol, la Luna, Tisha y el planeta Júpiter estén en una mansión, la Edad Krita volvera”.

 

Esta Ley abarca fundamentalmente dos grandes ciclos astrológicos: uno el llamado Año Platónico producido por los ciclos sinódicos de los planetas, y otro por la Precesión de los equinoccios generando el Gran Año compuesto por las 12 Eras, además de otros ciclos mayores, todos ellos dependiendo de los Movimientos de la Tierra, y de los Regentes planetarios; controlando  y rigiendo así la evolución del Alma Mater como una entidad en evolución que  conteniendo todas sus criaturas, siendo el Hombre la cumbre de todas ellas.

 

    Las Puertas de Cáncer y de Capricornio son pues aberturas para la Generación en la Tierra: la primera para los hombres, la segunda para los dioses: invirtiéndose el proceso cíclico al morir: los dioses mueren por la Puerta de Cáncer y los hombres por la de Capricornio, considerando así a este Signo, como el fin del destino arquetípico, de ahí la importancia de los Solsticios,  pues simbolizan las Puertas de la Vida y de la Muerte.  

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