Llevo unos meses que quería desarrollar una explicación del porqué de la Astrología. Pretencioso, lo sé… Creo que soy consciente de que una explicación convincente sobre esto dependerá de un discurso bien fundamentado, con pruebas sólidas y contrastadas. Es justo lo que perseguimos en Astrología Experimental. Digamos que hoy hacemos una excepción a la serie de publicaciones de carácter experimental que habíamos hecho hasta el momento. Personalmente, no he podido evitar querer compartir mi hipótesis respecto a un tema tan controvertido. Insistir que este artículo no es más que una reflexión sin pretensiones de objetividad. Punto negativo para mí. También mencionar que pienso que lo que diré sólo explica parcialmente el porqué del fenómeno de la astrología.
Introducción
Los astrólogos creemos que todos los individuos tenemos dentro de nosotros la impronta del universo en el momento de nuestro nacimiento. Concretamente, cómo estaba la Tierra respecto al resto de cuerpos del Sistema Solar y el fondo de estrellas contenido en la Eclíptica. Así pues, en el momento del nacimiento de cada uno de nosotros, “el cielo” estaba configurado de una forma determinada y esto es justo lo que se plasma, en 2 dimensiones, en una carta astral:
Aunque parezca una locura, los astrólogos estamos afirmando que cada uno de nosotros lleva dentro de sí al universo y que esto nos confiere una estructura vital-psicológica determinada.
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¿Cómo explicar que esto pueda ocurrir?
Existe un fenómeno natural, llamado fractalidad, en el que se observa que algo -entendido como un todo- y sus partes comparten una misma estructura. La autosimilaridad, la propiedad más fascinante de este fenómeno, es lo que explica que la estructura básica de algo -su forma- se repita a diferentes escalas siguiendo una determinada pauta.
La imagen de arriba es probablemente el ejemplo más famoso de un fractal, el llamado “conjunto de Mandelbrot”.
La fractalidad la encontramos por doquier: en montañas, hortalizas, conchas de caracoles, líneas de la costa, nubes, árboles, cráteres lunares, costas marítimas, etc.
Fractalidad y el ser humano
La fractalidad, aunque no tan claramente, también es constatable en la subjetividad del ser humano.
El ser humano repite patrones de comportamiento, patrones emocionales y patrones mentales, y los repite a diferentes niveles y en diferentes entornos. En otras palabras, al ser humano le acompañan diferentes estructuras psicológicas en su hacer, sentir y pensar.
Por ejemplo, una persona puede tener el patrón de la agresividad y manifestarlo de diferentes maneras: cuando practica boxeo golpeando un saco, discute y grita con la pareja, pita e insulta al conductor de delante, maldice cuando comprueba el saldo de su cuenta, sostiene la rabia callando ante las acusaciones injustas del jefe, etc.
Aunque a primera vista son situaciones muy diferentes, todas comparten un mismo patrón de comportamiento: la agresividad. Y es en este sentido que cada uno de estos comportamientos son un fractal de algo más genérico.
Matizar que la fractalidad no sólo se aplica a objetos y personas, a cosas, sino también a sistemas (tráficos de redes informáticas, movimientos de las Bolsas de valores, dinámicas como la evolutiva de los sistemas complejos). De hecho, es la cosificación del mundo lo que ha complicado comprender que no somos algo separado de nuestro entorno: somos parte de un todo.
Somos un fractal del universo
Como este tema ya es lo suficientemente enrevesado, iré directamente al grano:
¿Parecería tan descabellado pensar que cuando nacimos, el todo y las partes mantenían configuraciones muy similares y que por ello somos, como parte, un fractal del universo de ese momento?
Dicho de otro modo: sabemos que las hojas de los árboles presentan una morfología similar a la pequeña ramade la que son parte; y que, a su vez, presentan una forma similar a la gran rama; y que, a su vez, es similar a la forma del árbol en su conjunto. Tenemos el siguiente isomorfismo: hoja – pequeña rama – gran rama – árbol.
¿Y si nosotros fuéramos una hoja de un árbol y el árbol fuera el cielo?
Por un lado, tenemos que una carta astral representa la configuración de un todo en un momento y un lugar determinado (el sistema solar/universo). Por otro lado, esta carta astral se atribuye al individuo nacido en ese momento y lugar. Obviamente, este individuo es parte del sistema solar/el universo, de un todo. La pregunta sería ¿Cómo podríamos saber que la fractalidad se manifiesta en esta parte-todo? Es decir, ¿Cómo estar seguros de que realmente se da el fenómeno de fractalidad en el ser humano en relación con el cielo?
En un sentido riguroso, esta pregunta no creo que se pueda responder. Para mí, la prueba indiscutible del isomorfismo arriba-abajo y afuera-adentro es conocer a fondo una disciplina tan marginada como la astrología, disciplina dejada de lado de la misma manera que el ser humano de hoy ha marginado el cielo sobre su cabeza, como si no tuviera nada que ver con ello. Y así nos va…
Algunas implicaciones de toda esta elucubración
- Una implicación interesante sería entender que las cartas astrales, en rigor, deberían contener muchas más variables además de los planetas, deberían incluir todos los planetas enanos y asteroides del Sistema Solar. No obstante, no creo recomendable proporcionar a la carta natal una complejidad inasumible para el intérprete y el interpretado.
- Otra implicación es que no hace falta ir al árbol para entender la hoja. Si somos hojas, ir a la rama será suficiente. Sería redundante ir más allá. Aquí entiendo que el ser humano es la hoja; el Sistema Solar y fondo de estrellas, la rama; y el árbol, el Universo.
- Otra implicación, que no tengo nada clara pero que he juzgado interesante compartir, es que si el todo se repite en las partes, debería repetirse la estructura del todo sin importar poner a la parte en el centro. Es decir, si es el Sistema Solar lo que llevamos dentro y éste tiene como centro el Sol, ¿no deberíamos considerar poner al Sol como centro?. Esto supondría un reconocimiento a la astrología heliocéntrica. Aclaro que no creo que esto excluyera la pertinencia de la astrología geocéntrica.
- Otra implicación más sería que comprenderíamos que no hay causalidad entre lo de arriba y lo de abajo. La correlación se explicaría desde otra perspectiva.
- Otra, las profecciones, progresiones, revoluciones, direcciones, etc. responderían a esta dimensión fractal de la realidad. En todos los casos, la misma estructura del holón se manifestaría a diferentes niveles manteniendo la misma proporción relativa.
“Somos un camino para que el Universo se conozca a sí mismo”
Carl Sagan
Aquí os pongo varias de mis propuestas sobre trabajos e investigaciones de otr@s compañer@s, que van en la misma dirección:
>> https://sites.google.com/site/lugardondedescansar/-trabajos-de-otro...
>> https://sites.google.com/site/lugardondedescansar/-trabajos-de-otro...
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¡Saludos! Mª Ysabel.
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