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Comentario por Emma Esperanza Acosta Vàsquez el marzo 19, 2016 a las 1:09pm

Como siempre Ernesto, contagiándonos de sus excelentes blogs, gracias por compartir, saludos Emma Esperanza 

Comentario por Maria Ysabél el marzo 15, 2016 a las 3:48am

       Que el poder se sirve de las herramientas que tiene a su alcance y que elige como convenientes, ha sido así siempre; que cuando la conveniencia se acaba, se cortan cabezas, arden piras, o se defenestra a quien ha caído en desgracia..., también.

       Civilizaciones, Naciones, Pueblos que contienen insertos en su más profunda raíz el uso de oráculos, sean éstos terrestres o celestes, y todos los intentos de matematización/control de los mismos, los hay y los ha habido siempre.

       Poner de relevancia el "papel" de aquéllos dotados con la habilidad y el conocimiento para saber interpretar, augurar y prevenir y hacerlo algo excepcional o digno de mención, forma parte de la pérdida de conexión de nuestra civilización,  plantificada en un sistema económico, contrario al ser humano; en aquéllos pueblos que aún mantienen su lazo con la Madre Tierra, vivo, que tanto miran al suelo, como al cielo..., tanto atienden a las señales de su entorno más inmediato como al firmamento que tienen sobre sus cabezas, los más inspirados, son tan importantes/iguales/relevantes, como cualquier otro de su pueblo que sepa encontrar los mejores vados para atravesar el río en época de lluvias, o que teja las más bellas cunas para los retoños... 

       La desconexión con nuestras raíces legítimas, terrenas, las que nos dignifican con el nombre de Seres Humanos, es lo que hace que el papel de los más hábiles en éste campo, se cuestione y relativice a componendas, desde políticas, hasta las puramente parranderas. 

       Vivir desconectados de un entorno saludable, natural, equilibrado..., es un alto precio, del que nuestra castigada memoria se olvida enseguida y que tarde o temprano, siempre pasa factura. El rango natural y legítimo de los naturalmente dotados para la síntesis y la prevención, está a la misma altura y al mismo nivel que el de cualquier otro componente de "la tribu", en la que cada cual y cada quien hace su tarea, su trabajo y la encomienda para la que está especialmente dotado.

       Esa es la gran pérdida. Gracias. Maria Ysabel. 

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