¡Dicen muchas cosas sobre mí y aseguran conocerme... y tantas otras dicen los que no me conocen! ¿Qué puedo hacer ante tanto desconocimiento? ¿Debería preocuparme por eso? Si me hubiera encargado de la tarea de tratar de demostrar lo que soy me habría vencido el aburrimiento. Mi deleite es luchar contra lo que se llama "injusticia social" con el alto costo que eso significa en los feudos políticos del norte de mi país: ARGENTINA.
¿Saben lo que soy? Esotérico, teurgo o teúrgico, un cristiano más que deambula por el mundo sin delirios de gurú y menos aún de sacerdote parsi. Muchos me preguntan porque cubro mi cabeza con un gorro verde que tejió mi abuela Gerónima Capellán en 1982.
Creo que es la única prenda que tejió la nona en su vida. Exótico capelo en el que llevo los símbolos de mi creencias: el escudo peronista, la estrella de David, el círculo del Kabalah con la bandera de mi país, Argentina y un hipocampus que representa la fidelidad a mis ideas y convincciones espirutuales.
Podría usar un turbante y túnica de bambula para ser el hazmereir en la comarca. Aparte de todo lo que desconocen sobre mí, los que dicen conocerme, añadirían: "está loco". Y yo respondería: "qué maravillosa y desconocida locura la mía y la de ellos, dueños y "gurúes" de la comarca. ¡Cuánto hubiera disfrutado si se diesen cuenta que mi alma desespera y mi corazón late por el único anhelo que me quema: Que DIOS me ayude a saber qué debo hacer para luchar por los pobres o si debo servir a los poderosos.
Juan Carlos Romero, "exemperador" de Salta
La incompresión de los poderosos los vuelve intolerantes e intolerables cuando un esotérico pretende ser político o que les saque las vendas de los ojos a los pobres de piel morena como mi propia piel al decirles que la política les pertenece y que no es dificil alcanzar el poder y gobernar para humanizar la política, cristianizar la obra de gobierno y proyectarla en común con solidaridad y justicia.
Tal vez soy un Grand Maestre que, sin saber ni entender la obra, acepté una misión durante mi estadía en Australia, Tasmania y Nueva Zelanda en el año 2000 que jamás podré cumplir o quizá debí quedarme a cuidar canguros en Oceanía. Sin embargo, una extraña historia envuelve a una alianza teúrgica que llegó a mi anular o dedo del amén por algún misterioso designio y que Berta Singh quien, antes de morir en el Hospital Militar de Salta en julio de 2012, le encomendó a su hija Silvia me hiciera llegar el anillo con el elefante dorado de la India.
Mi anillo Indelegable y Esotérico
Según sus propios dichos, Berta Singh dijo que estaban destinados para mí por ser un Grand Vizier tal cual fuera el designio y la predicción de The Supreme Council of WWPA International. Sociedad Esotérica Mundial. Así lo establecieron, luego de reunirme con ellos en Sydney, Australia. Sobre la sortija, quienes dicen conocerme, deben saber que jamás usé ni me interesaron las joyas pues esperaba la que me correspondía por el avatar esotérico. ¡Recién la recibí este año 2012 y me acompañará por el resto de mi vida!
Siempre tuve que prepararme para soportar el flagelo, las calumnias e injurias de una etapa tras otra. Apenas rozaba la cima que creí haber alcanzado, caía en el estrépito lacerante del determinismo y la desgracia que me fortalecía aeternum. Estuve en la cárcel por algo que jamás cometí: ¡una farsa pergeñada por el perverso abogado Roberto Elio Gareca aplastó mi alma, destruyó sueños y proyectos de quienes estaban convecidos que íbamos a gobernar para los más desprotegidos!
Estuve 101 días injustamente en la Cárcel de Villa Las Rosas, donde actualmente se encuentra Rodrigo Emanuel Chavarría, el delincuente juvenil que contrató Gareca para que me acusara de violación. Luché sin detenerme durante nueve años contra la infamia garequiana para no permitir el flagelo de un juicio oral y público y por sobre todo para que mis dichos como teurgo se cumplieran: "harán de todo para elevarme a juicio, esto fue un complot y no habrá juicio". Y así fue... NO HUBO JUICIO.
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