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La Pluma Infinita
- …¡Maestro! ¡Maestro! Espera un poco más Maestro, ¡no te vayas todavía! –
Jadeante y sudoroso exclamaba el neófito astrologo sujetándole fuerte la túnica blanquecina, al anciano de aspecto extraño, barbas y cabellera blancas y largas. Quien ya hacia como media hora se le había aparecido de la nada, en el momento que lavaba su vieja ropa a orillas de un rio, en un bosque cercano a la ciudad. Esta experiencia había sido lo más luminoso que le había pasado a ese muchacho quien hacía 17 años había arribado a este planeta tierra y había crecido en completa orfandad. Después de haber aprendido a leer y escribir a sus siete años de manos de la cocinera de la majestuosa casa donde arrimaba a diario por sus comidas, autorizadas por el dueño. Y de los cinco libros de astrología que había rescatado en seguida de que vio cuando un refinado y encorbatado hombre los dejaba en el conteiner de la basura.
- ¿Cómo me llamas maestro? - Replicó el anciano - ¿no pues has arribado al estudio de la Astrología? Ubicad la era en que os halláis El octavo Ángel ya es de la conciencia humana y… ¡recordad! Ya habéis leído en esos cinco libros que son vuestro único patrimonio en este planeta, que Urano… no tuvo maestros.
- Entonces, ¿cómo le puedo llamar? -
- Tian, con ese nombre es suficiente -
- Sí, pero siempre he querido un maestro, mas no he podido conseguir las monedas para ofrendarles, y me enseñen su llave maestra de la Astrología. -
- No existen maestros con la llave mágica para otros. Quien la ofrezca os engaña. Pues la llave que le sirvió a aquel maestro no sirve para abrir las puertas de vuestro propio ascenso. El maestro esta en vuestro interior y fluirá cuando se iluminen cada una de las relaciones con vuestro exterior. En esta era, la humanidad entera es vuestro maestro. Desde el más desprotegido mendigo hasta el más alto ejecutivo o estadista, los que amas o los que aborreces. Todos sin excepción. Jamás subestimes a nadie, cada ser que forme trígono, cuadratura o haga oposición en vuestra vida… es una gran y mayor bendición. Pero la bendición se materializará cuando les améis… muy a pesar de todo. -
El anciano hizo una pausa, con una sonrisa que dibujaba su comprensión hacia el neófito astrologo. Y continuó:
- Esta es la era en que, a los titulados “maestros” son puestos en evidencia. Pues ya las túnicas ni toneladas de conocimiento, sirven para enmascarar sus imperfecciones. Y si algún ser ya encontró su propia llave, ella no podrá abrir la puerta de nadie más. Y cuando encuentres vuestra llave, no pretendáis tornarte protagonista o gurú mediático en esta era, pues lo que os eleva en estos tiempos es la excentricidad espiritual, donde el corazón siembra con autentica discreción con la izquierda, escondiendo verdaderamente la derecha. Pues esta es una era donde también en la tarima será exhibido el engaño, que yacía agazapado detrás del telón. -
- Y… ¿si será fácil hallar mi llave maestra con la Astrología? -Pregunto el joven tratando de vaciar el vaso de su mente, para lograr comprender todo lo que le hablaba el mágico anciano.
- Sencillo, es sencillo, muy sencillo para los humanos una vez se apropian de este sagrado instrumento. Luego os ubicáis firme sobre la tarima de la honestidad, como vuestra fundamental y ética plataforma. Pero ¡Alerta! Por fuera de esa tarima, os enredaras y confundirás más. -
El neófito astrologo, ya estaba más calmado, parecía no temer dejar partir al anciano, más allá de la calma que ningún otro ser conocido por él le irradiaba. Ya no jadeaba ya no quería preguntar tanto por no perderse ni una palabra que le hablaba. Y el anciano continuó:
- Ya habéis hallado a la Astrología, ese es un instrumento que os sirve para descifrar el código que abre la puerta a vuestra maestría. Con la Astrología se puede medir y comprender la evolución humana. Y en la medida que no temáis mirar el rostro a vuestra propia verdad, lograréis también con ella medir y así comprender vuestro individual, propio y único nivel de evolución -
Pero luego interrumpió al anciano y le dijo:
- La mujer que me enseño a leer, me recalca que su religión le prohíbe este conocimiento por ser maldad, le dicen que es obra del… innombrable. -
- Oh hijo – continuo el anciano Tian con su calma inamovible:
- la Astrología es el instrumento que regaló Dios a los humanos para observar Su escrita voluntad en el cielo, en el plano tierra reflejada. Con ella comprendes la sagrada escritura que se escribe todos los días con sus noches. La escritura de Dios no se fosiliza, es viva e incesante. Su sagrada escritura es perpetua e infinita. Y con la Astrología aprendéis a leer la universal partitura, con ella podrás ver, escuchar & sentir la perfecta sincronía & sinfonía del universo. -
- ¡oh si! - Interrumpió el joven.
- Yo antes hacia como los cerdos, nunca levantaba mi cabeza hacia lo alto. Solo miraba la comida que me daba la mujer que me enseño a leer. Pero luego, luego esos libros que rescate de que fueran tirados a la porquería, me han inspirado a mirar hacia arriba. Y desde entonces, todos los días con sus noches miro motivado hacia el cielo… pero este cielo no se detiene, siempre se mueve, como si en el firmamento hubiese una magnifica pluma infinita, que siempre escribe libretos distintos. -
El anciano Tian siempre escuchaba muy atento, humilde y respetuoso todas las intervenciones del muchacho, en medio de los sonidos de la naturaleza de aquella soleada mañana. Y un prolongado rato después de que este terminó su apasionada intervención, le comento:
- Los humanos son magnificas notas peregrinas, fluidas de esa melodía infinita. La Astrología le permite dimensionar el ritmo que le pertenece. Y permite medir el nivel de ruido y aturdimiento en el que se halla inmerso. Pero también con ella accede al conocimiento que le ilumina su único, exclusivo e irrepetible sendero, por el cual logrará retornar fortalecido a vibrar en sintonía con ese exquisito ritmo universal. Y al leer la partitura se puede dar cuenta sobre el nivel de afinación o desafinación. Y conocerá sobre lo que se debe templar o, en donde y cuando aflojar es lo que se torna indispensable.
- Cuando miro mi astrografía natal me aflijo, pues la veo llena de líneas rojas y tensas.-
El anciano volvió a sonreír compresivo diciéndole:
- Cada una de las melódicas notas tiene sus propias alas. Al comprender la partitura de vuestro nacimiento, conocerás sobre todo aquello que os ata, pues las cadenas son vuestras mismas alas que se hallan trenzadas. Y solo si lo eliges, podrás transformarlas y así vuestras alas perfectas y majestuosas lograras desplegar. -
Entonces señaló con una mano al cielo y la otra al cuerpo del neófito astrologo y continúo:
- Todas las orbitas celestes están alineadas a vuestro cuerpo. Si eliges cultivar la armonía de esos fuegos sagrados en vuestro ser, os transformaras a estrella aun sin abandonar este comprimido plano que habitas. -
- ¡Sí! - Afirmo y luego cuestionó el muchacho. - Pero mi vida ha sido tristeza desde mi mísero nacimiento, sin padres y sin dinero.-
- No entendáis siempre como fortuna, el nacer en lecho de oro. Solo que en ciertas ocasiones las cadenas del infortunio llegan más brillantes y a un alto y más complicado costo. Muchas dificultades significan múltiples oportunidades para crecer. No desperdiciéis vuestra vida en lamentos, de cada golpe de la vida ocúpate en buscar su luz. Ya sabéis, las gemas más costosas son las más talladas, pues cada golpe busca descubrir aun más su brillo. -
Y mirándolo fijo a sus ojos, le dijo:
- Y vuestros padres ausentes, ¡no os acongojéis! pues vuestra situación no dista de la de tres tercios de la humanidad, que crece con padres ausentes. Pues en este planeta halláis padres cerca de sus hijos, pero completamente desconectados de ellos, por que andan distraídos desenredando sus propios y complejos problemas. Las dificultades con las que bajáis al plano tierra, no estáis condenado a llevarlas cuando lo abandonéis y os elevéis de nuevo. Al inclinar toda la voluntad en transformarlas, vuestra luz será más brillante al partir, y si queréis aun mucho tiempo antes de que llegue ese momento.
- Es reconfortante escuchar sus palabras amigo Tian, se tiende a condenar por el hecho de tener alineaciones adversas. - Dijo el joven a lo que exclamo, el anciano:
- Cada día que vuestros ojos abren un nuevo amanecer, cada uno de ellos trae su propia dificultad, pero no estaréis condenado a anochecer con ella. Si aprendéis a cultivar los fuegos planetarios alineados en vuestro ser, cada noche os
sorprenderá lleno y radiante de luz. Para lograr transformar el reto astrológico de la vida, hay que escalar el desafío que trae cada día. Una vida en el plano tierra es una espiral que se escala peldaño a peldaño. –
Entonces los ojos del muchacho se abrieron desorbitados y sorprendidos al ver que once ancianos mas iban dibujándose y materializándose de la nada, pero mayor sorpresa…
Copyright 2007. Fragmento de “La Pluma Infinita”. Autor: Mahatma Nanda Olaya
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