Neptuno cuadratura Saturno: El comunismo en la mira…

[Pedro González Silva]

Neptuno es el planeta de la fe, aquello en lo que se cree aunque no se vea. Aunque la fe tiene aspectos positivos desde el punto de vista de las convicciones personales como herramienta para lograr lo que deseamos y conectarnos con el ser superior, cuando la aplicamos al campo de la política, las ideologías, e incluso en las mismas religiones, deriva en conductas rígidas, dogmáticas, llenas de intolerancia. Por tal motivo Neptuno también se asocia a los dogmas, al fanatismo.

 

Cuando una ideología política está marcada por la influencia de Neptuno, sus principios no pueden ser discutidos ni rebatidos; para quienes sigan una ideología de este tipo, todo aquel que no la comparta puede ser visto como un ser maligno, y como contrapartida, va generando que los que se oponen los vean de la misma manera. En cierta forma, Neptuno hace de las ideologías bajo su influencia, una religión, y a sus líderes, unos iluminados, a quienes hay que rendirles culto, convirtiéndolos casi en dioses.

 

Neptuno fue descubierto por los astrónomos en 1846, y al poco tiempo, en 1848 aparece el Manifiesto Comunista. Esta corriente ideológica, siendo de carácter ateo, paradójicamente hizo de sus principios, una religión. La historia del comunismo está marcada por los ciclos de Neptuno en relación con Saturno; la combinación de este último le da a dicha ideología un comportamiento aun mucho más rígido y limitante para la pluralidad de ideas. Precisamente cuando se lanzó el Manifiesto Comunista, Saturno y Neptuno estaban en conjunción.

 

Hubo otra conjunción de estos dos astros en 1917 que trajo el triunfo la revolución bolchevique, dando origen a la Unión Soviética. En 1989 se produjo una nueva conjunción Saturno‑Neptuno dando origen a la disolución de la URSS.

 

Ahora en 2015 se está formando una cuadratura entre Neptuno y Saturno, que nos hace prever un ciclo de crisis en el seno de las organizaciones y gobiernos que profesan esta ideología o esta forma de gobierno; la cuadratura trae consigo una encrucijada, un momento de decidir entre dos opciones que son incompatibles; es un tiempo en el cual ante situaciones de crisis y desgaste, es imperativo que haya una ruptura para decidir un nuevo rumbo.

 

En el marco de esta cuadratura Neptuno-Saturno, que estará vigente entre 2015 y 2016, será interesante observar las definiciones políticas y económicas en países como Cuba (que comienza a mantener relaciones más estrechas con EEUU), Venezuela, China, Corea del Norte. Asimismo, Neptuno y Saturno marcan influencias en países con gobiernos de carácter religioso, como Irán, y el Vaticano, así que serán noticia en el marco de esta cuadratura que puede traerles crisis, cambios y definiciones.

 

El caso venezolano y su relación con Cuba es interesante para estudiar este ciclo de Saturno con Neptuno.

 

Las cosas no surgen de la nada, y para que una determinada ideología o inclinación política surja en un momento dado, tienen que haber condiciones especiales. Mientras en el 89, se derrumbaba el Muro de Berlín, ícono del dominio comunista, en Venezuela estallaba la crisis del neoliberalismo, cuya primera manifestación fue el estallido social del 27 de febrero de ese año, bajo los efectos de la conjunción Saturno-Neptuno.

 

Es decir, mientras en Europa esa conjunción aniquilaba a la izquierda ortodoxa, en Venezuela, comenzaban a darse las condiciones para que la izquierda, hasta ese entonces minoritaria, comenzara a tomar fuerza bajo esa misma conjunción.

 

Todavía bajo ese efecto de la conjunción Saturno-Neptuno, en diciembre del 91 se disuelve la Unión Soviética, y en febrero del 92, ocurre el evento militar que cambiaría paulatinamente el cuadro político venezolano. Lo que en Europa moría, en Latinoamérica comenzaba a nacer.

 

Cuando Hugo Chávez toma el poder en 1999 y convoca a la Constituyente, Neptuno y Saturno estaban en cuadratura, tiempo de crisis y definiciones en el campo de la izquierda ortodoxa. En aquel entonces, aunque contando con apoyo de la izquierda, Chávez no se definía socialista, ni mantenía ningún pacto político (por lo menos en público) con Cuba. La Constitución aprobada en 1999 no tenía ningún rasgo de inclinación hacia la ideología socialista ortodoxa o comunista. Cuba sufría los embates económicos por la pérdida de apoyo de la Unión Soviética.

 

No fue sino hasta 2006, que de manera oficial, Chávez se declaró abiertamente socialista, en momentos en que Saturno y Neptuno estaban en oposición; este aspecto astrológico se presta para pactos y asociaciones y bajo su influencia se consolidaron los lazos políticos entre Cuba y Venezuela.

 

Ahora en 2015, está en pleno desarrollo la crisis del sistema político y económico que gobierna a Venezuela, y paralelamente ocurre el primer gran acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, bajo los efectos de la cuadratura entre Saturno y Neptuno.

 

Lo más interesante es que ya está en desarrollo desde años atrás, los efectos de otra cuadratura muy poderosa, como es la de Urano y Plutón, que también ha estado moviendo y poniendo en crisis al mundo capitalista, a los ámbitos financieros y petroleros.

 

Ya no es tan simple la ley del péndulo, donde cada cierto tiempo el mundo se desplaza de la derecha a la izquierda y viceversa; confluyen muchos factores que nos pueden llevar a nuevas propuestas ideológicas, que hagan síntesis de ideas aparentemente contrapuestas.

 

Nunca habrá un “final feliz”, el mundo siempre está en cambio, en evolución, surgen nuevas soluciones, surgen nuevos problemas, y así vamos avanzando. Sin embargo, cada gran ciclo tiene una tendencia que nos lleva  evolucionar.

 

Precisamente estamos saliendo de la gran era de Piscis, la era de Neptuno, era de fe ciega, de fundamentalismos, de guerras “sagradas”, de intolerancia, aunque también de caridad y misticismo. Pero ahora estamos entrando, y cada vez se manifiestan sus destellos con más fuerza, en la gran era de Acuario, la era de Urano, la era de los librepensadores, de la tolerancia, de la síntesis de las diversas corrientes del pensamiento, pues al fin y al cabo nadie tiene la verdad absoluta y todos tenemos algo de razón.

 

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