Es evidente que tiene que haber una revolución radical. El sufrimiento que nos rodea lo exige. Nuestras vidas lo exigen. Aunque en apariencia haya orden, en realidad lo que hay es una lenta descomposición..., putrefacción... y vivimos por tener una porción de esa descomposición creyendo que es lo único que nos salvará. Al observar las guerras, los incesantes conflictos entre todas las personas, las tremenda desigualdades económicas y sociales, vemos que hace falta una transformación…
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