El Sol por ser el cuerpo celeste más vivo y objetivo para la percepción humana es sin duda el arquetipo astrológico más importante, el modelo o patrón de conducta que más nos afecta a todos, hombres y mujeres.
El Sol es el cuerpo celeste más importante, de igual manera es el arquetipo o el modelo solar es el más importante, por ello es el arquetipo que todos debemos conocer pues de un modo u otro estamos estigmatizados por él.
Jung, que era una persona con dominante solar y entendía bien al modelo solar, dice:
"Los distintos aspectos de lo dotado de fuerza vital psíquica, de lo extraordinariamente eficiente, del concepto de maná personificado, se reúnen en el personaje de Rudra (el Sol llameante de blanco resplandor, el bello casco, el toro de vigor procreador) y la orina (de urere = arder). No solo los dioses, sino también las diosas, consideradas desde el punto de vista de su dinámica, son símbolos de la líbido"
"La líbido se expresa en metáforas de sol, luz, fuego, sexualidad, fertilidad y crecimiento. De ahí proviene asimismo que las diosas posean símbolos fálicos, a pesar de que estos son esencialmente de naturaleza masculina. Una razón principal de ello consiste en que, así como en el hombre hay algo femenino, así en la mujer hay algo masculino."
Esta explicación realizada por Jung aclara que aunque al Sol se le asigne un simbolismo masculino, fuente de líbido, no existe una diferenciación entre hombre-mujer, macho-hembra.
Todos los seres humanos son considerados, desde el campo de la Astrología, como un microcosmos provistos de un sol central.
El Sol representa el arquetipo del que emana el mayor contenido de líbido. Para los astrólogos, todos los seres humanos son como un pequeño cosmos con un sol como centro de su conciencia.
Desde el punto de vista astrológico, el Sol como astro rey, es el centro de nuestro sistema planetario, el cuerpo de mayor tamaño, peso y luminosidad, alrededor del cual todo gira.
Por analogía, en Astrología, representa al centro de la mente consciente, es decir, a la función psicológica mas fuerte que se asocia con el Ego, el Yo. El Sol , como el Ego o como las pulsiones de la líbido, no es algo estable ni estático. El astro emite protuberancias, chorros o llamaradas que duran varios días y alcanzan alturas de mas de un millón de kilómetros; por analogía el Ego y la líbido se manifiestan igualmente por oleadas, con intensidades variables, abarcando en muchas ocasiones espacios extra individuales.
En el Sol, aparecen periódicamente manchas oscuras formando núcleos en los que las temperaturas descienden mas de mil grados y se oscurecen intensamente; análogamente, en la líbido y en el Ego aparecen zonas oscuras y frías que no se pueden o no saben manifestar en ciertos momentos.
En su vertiente negativa, podemos ver al Sol como una gigantesca masa magnética que tiene atrapados al resto de los planetas. Este aspecto negativo o femenino del Sol, es muy conocido por los astrólogos orientales, donde lo consideran el "gran maléfico".
Estas fuerzas gravitacionales solares son análogas a las ansias egoístas que poseemos todos los seres vivos, es el influjo que induce al inmoderado y excesivo amor por uno mismo, que a veces es disimulable por aparentar que nace de causas nobles o de méritos personales, pero que en general, suelen acabar en vanidad o en el peor de los casos en soberbia.
Esta parcela oscura y magnética del arquetipo solar, es lo mas parecido a la ceguera del egoísmo que lleva tarde o temprano al colapso del corazón, tanto en sentido metafórico como real, donde se impide la circulación y se acaba con la vida. Este es el aspecto "maléfico" del Sol.
El modelo solar es el foco de atención más importante en la conciencia de cada persona, es el arquetipo que escenificamos cuando sentimos tocado nuestro amor propio, nuestro orgullo, nuestra dignidad o nuestro prestigio personal.
Ese es el modelo a imitar del que emergen nuestros impulsos hacia la adquisición, la búsqueda de reputación de reconocimiento o de fama. El modelo solar representa las ambiciones de cada uno y nos indica las tendencias dirigidas a hacernos merecedores de atención especial. También nos muestra el grado de honestidad y el alcance de nuestras acciones.
El simbolismo del Sol contiene un prototipo ideal, un modelo eterno, inmaterial, inmutable y perfecto que el ser humano trata de imitar, representa un modelo humano perfecto, honesto, brillante, organizado, que se puede manifestar como el "molde del hombre", en terminología de Castaneda; este arquetipo está muy bien explicado en los mitos y las leyendas con sus personificaciones dispares según las culturas y los tiempos, como veremos a continuación.
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