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Escribo estas líneas porque me impacta la liviandad con la que decenas, por no decir cientos de aspirantes al dudoso título de “astrólogo moderno” pretenden hacer Astrología Mundana a partir de herramientas totalmente espurias e irrelevantes como la mera observación e interpretación de los Ingresos (hoy conocidos como Tránsitos). De más está señalar que intentarlo con los planetas transaturninos ni siquiera merece un análisis, pues su extrema lentitud se aleja de la idea misma del transitar. Baste con señalar que “planeta” proviene del griego πλανήτης que significa literalmente “estrella errante” a causa del comportamiento de dichos cuerpos celestes cuando son observados contra el fondo de las estrellas fijas. ¿Dije observados? Si, algo que los astrólogos modernos no hacen nunca: observación del cielo nocturno. 

Resulta ridículo y hasta ofensivo para el que estudia estos asuntos con honestidad y dedicación a lo largo de muchos años, leer pronósticos de relevancia mundial basados en groseras distorsiones de los significados de las Torres o Casas tradicionales, una tosca infatuación armada con Urano, Neptuno y Plutón como intrusos en medio del orden de los cielos, sin atender a ninguna de las complicadas reglas desarrolladas por los sabios que han escudriñado estos asuntos a lo largo de los siglos. Parece que nadie se toma la molestia de investigar un poco sobre lo que John Frawley llama con justicia la “corona de la Astrología”. Hay que decir, aunque moleste, que la Astrología Mundana no se realiza por medio de Tránsitos. Éstos ni siquiera tienen mucha relevancia en Astrología Natal, ocupando el último lugar en el orden de prioridades para realizar una correcta prognosis.

Es tal la cantidad de cartas y protocolos que debe seguir el astrólogo tradicional para poder realizar una predicción mundial, que la tarea resulta fácilmente agobiante. La Astrología Mundana es más bien el resultado del trabajo mancomunado de un grupo de sabios de talla mayor que disponen del tiempo y el conocimiento necesarios para poder adentrarse en el área más densa y pesada de la Astrología. Para darse cuenta de esto es imprescindible haber estudiado con rigurosidad el tema y probarlo: la tarea será tan ardua que realmente se echará de menos contar con un puñado de compañeros igualmente doctos en el campo como para no terminar bajo un colapso nervioso por sobrecarga de trabajo.

Hay quienes lo han intentado satisfactoriamente, y gozando de la bendición del destino, hallaron compañeros dignos de tan magna labor. Recordamos por ejemplo a los “Hermanos de la Pureza”, los famosos Ikhwan as-Safa que desde Al-Basra, en el hoy golpeado Iraq, supieron generar una alianza de amistad bajo el rigor de la sabiduría tradicional para estudiar los grandes ciclos del tiempo astrológico. La pobreza intelectual y la arrogante miopía moderna, aunada al nefasto individualismo que nos corroe como occidentales modernos, quizás nos impida volver a ver un equipo de sabios trabajando juntos desde tal nivel de anónima majestuosidad. ¿Cómo podríamos nosotros, tan llenos de opiniones obcecadas, de impetuosidades creativas y egos encendidos, tener la humildad como para aceptar que hay muchas cosas que no sabemos y que necesitamos aprender? ¿Cómo podríamos nosotros, hijos de la revolución copernicana, admitir que los antiguos no eran una tropa de estúpidos ignorantes, amantes del dogmatismo religioso y del fatalismo más aciago? ¿Cómo podríamos tener la sencillez y decencia que nos permitiera mirar las obras del pasado con ojos mejor dispuestos y prejuicios menos obtusos?

La Astrología Mundana no tiene nada que ver con “planetas” modernos. No tiene nada que ver con Tránsitos. No tiene nada que ver con el reduccionismo de planeta en signo y casa aspectando a Lilith, Ceres o cualquier otro invento literario de la abundante imaginación contemporánea. La Astrología Mundana tiene que ver con:

  1. El rádix de fundación de una ciudad, país o Estado sobre el que opera todo el quehacer astrológico en lo que a pronósticos mundanos se refiere.

  2. La Gran Conjunción de Júpiter y Saturno, los dos “Cronocrátores”, que se produce cada 20 años en un ciclo recurrente de 960 años según la reiteración de la Triplicidad.

  3. La Revolución del Mundo o ingreso cardinal del Sol en Aries, especialmente el ingreso directamente anterior a la Gran Conjunción mencionada.

  4. Los eclipses solares (en primer lugar) y lunares (en segundo lugar) dentro del esquema del año astrológico inaugurado por el ingreso cardinal del Sol.

  5. Los Retornos solares y lunares para el rádix o carta de fundación puestos en relación con las cartas de la Gran Conjunción, la Revolución del Mundo y los eclipses.

  6. El Período Sinódico Lunar o cartas de conjunciones y prevenciones para cada una de las 12/13 lunaciones anuales en un rádix fundacional.

  7. La observación de los cometas y las estrellas fijas directamente sobre las cúspides y los planetas.

Sobre estos siete elementos operan una serie de reglas y protocolos de cálculo junto a herramientas que los modernos no han atendido jamás, como el Paranatallontae, los Epiciclos de los 5 planetas, las puestas y salidas heliacales, acrónicas y cósmicas, los Almutens, las Declinaciones y un largo etcétera. También se debe considerar la figura natal del líder político de cada país en relación a las cartas antedichas, como si no fuera suficiente con todo lo anterior. Afanarse con los protocolos de la Astrología Mundana en estas cartas requerirá, en ausencia de un equipo de trabajo, a un erudito de tiempo completo. Por ende recomiendo no hacer mucho caso de los que falsamente pretenden lanzar augurios sobre el mundo sin tener el conocimiento necesario para una tarea tan demandante y compleja.

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Comentario por Maria Ysabél el abril 24, 2014 a las 12:41pm

  ¡Pues... si! No sólo tienes razón, también remedio..., -a la ignorancia-. Por aquí te pongo un extracto "iluminador" que me ha entrado esta mañana de los trabajadores de la Luz, que ha venido a resolver un "rifirafe" con el que llevo unos cuantos días de barrunto existencial, en el que entraba un planteamiento cercano a éste tuyo y que me ha hecho respirar hondo y seguir camino: 

Quang, el Buda dijo una vez que el problema de la vida y la muerte es en sí mismo el problema de la atención mental. Si uno está o no vivo depende de si está o no atento. En el Samyuttaka Nikaya Sutra (47.20) nos cuenta la historia que ocurrió en un pueblo: 

Al pueblo acababa de llegar una famosa bailarina, la gente se agolpaba en las calles para verla. En ese momento, un criminal convicto era obligado a cruzar el pueblo llevando un cuenco lleno de aceite hasta el mismo borde. Debía concentrarse al máximo en mantener el cuenco estable porque si una sola gota de aceite saltaba al suelo, el soldado que andaba detrás de él tenía órdenes de desenvainar su espada y cortarle la cabeza. 

Habiendo llegado a este punto de la historia Gautama preguntó: “Ahora, hermanos, ¿creéis que nuestro prisionero fue capaz de mantener toda su atención tan enfocada al cuenco de aceite que su mente no se distrajo en echar un rápido vistazo a la famosa bailarina, o levantó los ojos hacia el tropel de gente que armaba tal conmoción en las calles, cualquiera de los cuales podía chocar con él en cualquier momento?

En otra ocasión el Buda contó la siguiente historia (que me hizo ver la suprema importancia de practicar la atención mental por uno mismo, esto es, protegerse y cuidarse a sí mismo, sin preocuparse de la manera en la que los demás lo hagan para ellos, que es un hábito mental que produce resentimiento y ansiedad): el Buda dijo: 

“Había una vez una pareja de acróbatas, el maestro era un pobre viudo y el aprendiz una niña; ambos actuaban en la calle para ganarse el pan. Utilizaban una larga vara de bambú.

El maestro la sujetaba en lo alto de la cabeza mientras la niña lentamente trepaba hasta lo alto. Allí se mantenía en equilibrio mientras el maestro continuaba andando.

“Ambos tenían que dedicar toda su atención a mantener el perfecto equilibrio para prevenir cualquier accidente. Un día el maestro le dijo a su pupila: “Escucha, Medakathalika, yo te vigilaré y tú me vigilarás para ayudarnos mutuamente a mantener la concentración y el equilibrio para que no ocurra ningún accidente. De esta manera estaremos seguros de ganar lo suficiente para comer”. Pero la niña era muy sabia y le contestó: “Querido maestro, creo que sería más oportuno decir que cada uno se vigile a sí mismo. Cuidar de uno mismo significa cuidar de ambos. De esta forma estoy segura de que evitaremos accidentes y ganaremos para comer”. El Buda dijo: “La niña habló correctamente”. (Samyuttaka Nikaya Sutra 47.1 9).

       ¡Muchos Saludos Pablo y Gracias por la firmeza de la linde, muy de agradecer!.

Comentario por Giovanni Londoño Romero el abril 24, 2014 a las 12:39pm

Hola Pablo gran saludo para ti.

He dado click en "me gusta" y la verdad me gustaría que ese me gusta pudiera ser multiplicado por miles y miles de veces. Admiro tu valor al presentar las cosas tan claras y directas. Felicitaciones a ti. Cuando leo posts como el tuyo, me lleno de alegría y en especial de agradecimiento a la vida por dedicarme a la Astrología Horaria, que tan sólo es el escalón más bajo del gran edificio de saber astrológico. Gracias a Dios por darme la oportunidad de rozar los cimientos y no la terraza.

Giovanny 

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