Las Fardarias. (Viejos ciclos de al-Andalus)

[Tito Maciá]

Hace más de mil años la cultura astrológica vivió un periodo de esplendor en al-Andalus. La Astrología como cultura cobró importancia a partir del Emirato de los Omeyas. Con Abderramán I se inició esta época de florecimiento, y bajo Abderramán II y Al Hakem II la ciudad de Córdoba se transformó en el centro de gravedad de la cultura árabe que, en ese tiempo, pasó desde Bagdad a Córdoba.

Alrededor del año 821, el emir Abderramán II envió emisarios a Oriente con el encargo de adquirir cuantos manuscritos pudieran encontrar sobre Astronomía y Ciencias Naturales, llegó a poseer una biblioteca con más de 400.000 volúmenes, iniciando de esta manera lo que llegó a ser una de las bibliotecas mejor dotadas de su tiempo y la base de una escuela de traductores.

En la segunda mitad del siglo X se crearon escuelas de Matemáticas, de Medicina y Botánica, así como otras de Astronomía, instalándose observatorios en Córdoba, Granada, Guadix y Toledo.
En esa época el Islam impuso no sólo su religión, sino, además su idioma. al que tuvieron que adaptarse todos los habitantes de al-Andalus, tanto cristianos como judíos. Sin embargo el papel de los judíos en el desarrollo de la cultura astrológica y la transmisión de ésta al mundo occidental tuvo una importancia muy destacada, basta sólo con nombrar a Maimónides o Ben Ezra.

Aportación andalusi a la astronomía.

La primera aportación andalusi al desarrollo de la ciencia astronómica fue la del cordobés Abbas ben Firnas quién introdujo la Astronomía india de Sind Hind y construyó un reloj y un planetario. Otras figuras importantes fueron Abulcasim Maslana de Madrid, fallecido en el 1007, que estudió el Almagesto y fue un investigador de primera magnitud. Se lo considera como el matemático más importante de toda la Edad Media. Residió en Córdoba donde fundó una verdadera escuela de astrólogos y tuvo discípulos de gran valía como Ibn al Samb (979-1035) que redactó unas tablas astronómicas basadas en la astronomía india de Sind Hind y que posteriormente fueron recogidas y ampliadas por Azaquiel. Otro discípulo de Maslana fue Ibn al Saffar, quién paso gran parte de su vida en Denia, provincia de Alicante, y se dedicó a la construcción de astrolabios en colaboración con su hermano Muhammad.

Los árabes de al-Andalus nos trajeron, además de los astrolabios, que aquí se modificaron y mejoraron notablemente, en especial por Azarquiel, nos trajeron las Astrología griega (aún hoy día, en la biblioteca del Vaticano se conoce como Astronomía griega a la Astrología) en parte en redacción original y en parte reelaborada por los astrólogos árabes de al-Andalus. Toda esta ciencia astrológica fue traducida a partir del siglo X y difundida al resto del orbe occidental.
Aquello que estaba vedado en Occidente sobrevivió en parte, gracias a las traducciones de esta época. Un gran fragmento de legado que nos dejaron caldeos, griegos y romanos hubiera desaparecido sin la mediación de los astrólogos andalusies. Pues la auténtica cultura se refugió en esta parte del mundo. Pero debemos recordar que aunque toda esta cultura la conocemos y está escrita en árabe, sus autores generalmente hablaban romance.

Los sufies de al-Andalus

La Astrología que nos aportaron los andalusies es el fruto de un sincretismo astrológico. Un ejemplo del florecimiento cultural de esa época lo constituyen los sufíes de al-Andalus. El movimiento sufí se desarrolló dentro del Islam, pero también estaba imbuido de ideas neoplatónicas alejandrinas, gnosticismo, mazdeismo persa y sobre todo de Astrología. Más tarde, sus textos serán traducidos al castellano por la escuela toledana de Alfonso X el Sabio. Una de las obras astronómicas más importantes son los “Libros del Saber de Astronomía” o el “Libro de la octava esfera”. Esta obra es un tratado sobre las estrellas basado en el trabajo de Abd al-Rahman al-Sufi.

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