SIGLO XXI

            1. INTRODUCCIÓN: LOS ECLIPSES QUE LE PRECEDEN

Por lo tanto, incidamos en que partimos de la configuración del Siglo con una Cruz Cardinal invertida: Cáncer situado en el Cénit, y Capricornio en el Nadir,  situándose  ocho planetas bajo el horizonte.  

Otra característica fundamental añadida de los siglos XX y XXI, es sin duda, un estudio de los Eclipses de Luna y de Sol que configurarán el Cielo del 28 de Julio y del 11 de Agosto de 1999 respectivamente, que precede a su nacimiento.  M. D. de P. compara la forma de los aspectos de los eclipses de ambos siglos. En los Eclipses de Sol y de Luna del siglo XIX que fueron el pórtico  del siglo XX, del 3 y el 7 de diciembre de 1899, la configuración era de dos bandos en perfecta oposición en forma  de Aspa: alineaciones que ponen de relieve los conflictos que se van a dirimir durante todo el siglo, intensificados por estrellas maléficas, que aportan verdaderos conflictos espirituales.

El eclipse de Sol afecta especialmente a los estamentos gubernamentales. Este eclipse encierra el germen de las agrias pugnas hegemónicas en aras de la supremacía del poder político mundial.  El eclipse de Luna influye especialmente en el pueblo y pone de manifiesto la gran relevancia que tendrá el socialismo en la proliferación de la rebelión de las masas.

En la carta del eclipse de Sol (3 de diciembre de 1899), son los gobernantes los que se oponen a la fuerza regenerativa  de la conjunción Neptuno-Plutón de los pueblos, cuya energía cae de lleno en lo más denso del Kali-Yuga, por lo que representa una auténtica caída del hombre en la materia, un hundimiento espiritual hasta límites que rondan el peligro de la desintegración del hombre y del planeta (hubo bombas atómicas-Plutón, y armas bacteriológicas –Neptuno en el siglo XX); como consecuencia de la alienación de los mandatarios sobre la población, de la polución ambiental, corrupción moral y las masacres de las guerras.

            Enel eclipse de la  Luna (17 de diciembre 1899) los pueblos pierden la identidad para convertirse en masas esclavizadas a pesar de la rebelión, y como tal amorfas, – según Ortega y Gasset-, las cuales se hallan representadas en el eclipse formando conjunción el Nodo Sur con Neptuno y Plutón, enfrentados al Sol, con el eclipse y el resto de la cohorte de los planetas, el planeta que rige a los dirigentes políticos; son pues, los gobernantes y la clase dominante del sistema financiero, al que aquéllos quedan sometidos a través de dos ideologías materialistas: que son el Capitalismo y el Comunismo representados por dicha conjunción, a la UURRSS (Saturno-Neptuno) y EE.UU. (Saturno-Urano), y sabemos que Saturno es nuestra medida humana, y sin él, no se pueden canalizar las energías de Urano, Neptuno y Plutón en la Sociedad humana.  Y todos  ellos se hallan en una perfecta oposición. Con casi idéntica polaridad nacería el Siglo XX, poniendo en evidencia a lo largo de casi todo el siglo la oposición del Sistema Oriental comunista (la UURRSS) y el Sistema Occidental capitalista (USA).

         Dicha polaridad experimentada a lo largo del Siglo XX, cambia a partir de la década de los 80,  para recibir a los eclipses de 1999 en forma de una Cruz Cósmica, en la que intervienen todos los planetas menos Plutón, aunque a ella ya no se suman las estrellas maléficas, por lo que se colige  que la crisis  de la humanidad no es tan trágica, a pesar de la encrucijada entre el Espíritu y la Materia en la que se encuentra.  En estos eclipses las fuerzas astrales están  divididas formando una Cruz Fija: en Leo-Acuario (propiciando el derrumbe de los ideales, de la identidad  y personalidad, sea de los individuos, sea de los pueblos y naciones; y por ende, la crisis de la conciencia de toda la humanidad, poniendo en evidencia las libertades e igualdades conquistadas); y  Tauro-Escorpio (con la lucha entre la preservación de los valores materiales  e espirituales del sistema píscico y su destrucción).

Pero el Eje de esta Cruz representa todavía el dual desafío píscico de preservar la estructura de índole feudal dominada por plutocracias  en cuanto apego e invasión por las posesiones de la tierra; o la pugna entre  Estado-Iglesia; la relación de dominio entre amo-siervo; la crítica relación de las ideologías entre fe-razón. Todo lo cual, va adquiriendo un matiz degenerativo en forma de supersticiones, idolatrías que rinden ulto y pleitesía al materialismo, una consecuente desacralización que va arrancando el olvido de los orígenes, y de conocimiento verdadero del orden de la Naturaleza. Como consecuencia de ello, el futuro no puede ser sino la predominancia de un siglo en el que la acción humana contamina depauperando su propia naturaleza y el entorno en el que ésta se desenvuelve (la destrucción de la naturaleza, de los animales, con graves consecuencias), sufriendo una aparente retrogradación evolutiva.      

De manera que, ambos eclipses: el eclipse de Luna del 28 de Julio, y el eclipse de Sol del 11 de Agosto tuvieron lugar en el signo de Leo, formando una Cruz planetaria con la cohorte de planetas del sistema, la cual como es lógico, el efecto de sus aspas inciden  en los signos fijos: En el eclipse de Luna el ascendente es Tauro, y en el del Sol, el ascendente es Escorpio.

El simbolismo de los Cuatro Elementos los representaban en la antigüedad mediante los Signos Fijos a través de la emblemática Esfinge, alegoría  ésta de diferentes formas en todas las culturas: pues en la  Era de Aries, era el emblema universal que representaba a los Cuatro Elementos. En la religión hebrea fuente de las Tres Religiones del Libro: musulmana, judía, y cristiana, el simbolismo se halla en diferentes fuentes, recordemos al Profeta Mayor Daniel, que describía la Esfinge con los Cuatro Elementos; En los Evangelios, los Cuatro Evangelistas eran representados como: el Toro (Lucas), el León (Marcos), el Aguila (Juan) y el Aguador (Mateo), cuyas representaciones las hallamos en la Catedrales, como en las preciosas pechinas de la Catedral de Valencia.

 La persistencia en el tiempo, de la representación simbólica de esta Cruz Fija, por todos los sabios de la antigüedad, creo que refleja el proceso de evolución histórico del despertar de la individualidad del hombre a partir de la Era de Aries, sobre todo en Grecia, la cuna de nuestra civilización indoeuropea; creando de este modo la humanidad, su propia Historia independiente de las Figuras divinas, que le han servido de guía anteriormente, tal y como narran todas las mitologías.  De manera que se retiran los Dioses –el ocaso de los Dioses- y el hombre inicia su etapa individual, alejándose de la teocracia vigente que dominaba la sociedad y el  Estado, hasta llegar a nuetra época con una sociedad secularizada.

Cuando nació la dual Era de Piscis, la teocracia de la Era de Aries se basaba en la unidad, puesto que el Emperador romano ostentaba el cargo divino de Emperador y Pontífice, pero al final de la etapa de Piscis dominando el opuesto Virgo (afectado como veremos por la Cruz Mutable) el poder de la autoridad se divide entre dos Poderes: el Papado y el Emperador, primando durante el primer milenio las iglesias y religiones; mientras que a partir del segundo milenio con Carlo Magno, resurge el Magno Imperio de reminiscencia romana, produciéndose serios enfrentamientos entre ambos combatientes; hasta que  a partir del siglo XV con el Renacimiento, cobra bríos el gobierno divino de los Reyes y el Imperio; y por fin,  terminando la Era actualmente, el pueblo desbancó a la realeza, y a todo principio de autoridad civil y religiosa.

Dicha Cruz  predispone  a la tensión de conflictos  que atañen  al Elemento Fuego  pues los eclipses se hallan en Leo, representando -alteraciones de conciencia: problemas  psicológicos especialmente de identidad y de personalidad volviendose los hijos contra los padres, luchando hermanos contra hermanos (como decía Hesíodo), y los pueblos contra los gobernantes, con la pérdida de poder del padre y de la autoridad dirigente, sobre todo el derrocamiento de los pocos reyes constitucionales que aún quedan, ,cuando alboree el ingreso de Plutón en Acuario a partir del 2025. También  señala el estado crítico de las ideologías y las consecuentes mudanzas políticas destinadas a destruirlas (ahora se le llama a esta voluntad de poder de destrucción: ingienería social).

Acuario en el eclipse de Luna, situado en el cénit, en él, junto al Nodo Sur del Eclipse, se hallan Urano y Neptuno,  y en el del Sol en la Casa Cuatro con el Nodo Sur del eclipse, dejando en entre dicho el desmoronamiento de la Unión Soviética (atención a la cercanía todavía de la conjunción de Urano y Neptuno). En pocas fechas después,  hubo la nefasta presencia de huracanes, accidentes aéreos, o los cinco atentados en Rusia desde el 31 de Agosto, con más de 200 muertos –pues este país es Acuario; la informática: colapsándose los ordenadores, el “efecto eclipse” que se dio en  llamar “el síndrome del efecto 2000”.  Se produjo un intenso bloqueo en las comunicaciones a nivel mundial, pero también a nivel personal en las relaciones humanas, puesto que fue en aumento las separaciones, los divorcios, los separatismos nacionalistas;  así como la pérdida del sentido último de la vida,  la falta de esperanza en el destino y desconfianza en el futuro.

Tauro con la conjunción aplicativa de Júpiter-Saturno en Casa I en el de Luna, y VII en el del Sol, configura el protagonismo de los problemas generados por el materialismo cuyos acreedores son los sistemas económico y financiero, los grandes monopolios, infraestructuras, que crean la sociedad del bienestar.

Escorpio con Marte en Casa I en el eclipse de Luna y Ascendente en el eclipse de Sol, personaliza al mundo árabe, así como catástrofes como inundaciones de la naturaleza, y las consiguientes pérdidas, tragedias, epidemias, guerras; o sociopolíticas, como la destrucción de las ideologías decimonónicas de izquierdas y derechas. Es la cara de la Cruz que produce el “efecto” devastador, de la personalidad e identidad de los pueblos, de las formas de  gobierno y de los sistemas que los sostienen; la encrucijada entre lo individual y lo colectivo, empujando a los nacionalismos separatistas de corte neo-feudal, a sellar el fin de las naciones y del mundo tal y como hoy lo conocemos.

El proceso histórico que la humanidad está viviendo, podremos comprenderlo mejor si acudimos al simbolismo antiguo de los Cuatro Elementos implicados en los Signos, y a la Cualidad Fija –el calendario celta celebraba sus ceremonias y rituales estacionales, no en los equinoccios y solsticios (Signos Cardinales) como en nuestra cultura cristiana, sino en los Signos Fijos: 1 febrero, 1 mayo, 1 agosto, 1 noviembre-, valoración esencial a tener en cuenta, dado que en ella se insertan la Cruz Cósmica de los Eclipses y del ingreso de la conjunción Júpiter-Saturno en Mayo del 2000.

Por lo tanto, esta Cruz Fija, en el momento histórico actual,  predispone al hombre al final de la Era de Piscis, a la recopilación de sus experiencias, que le han permitido el desarrollo filogenético de su conciencia adolescente, separándose de la autoridad divina con cierta individualidad. La encrucijada actual consiste pues, en la separación de las figuras divinas, porque ontogenéticamente la conciencia adolescente de la humanidad, necesita la independencia para su desarrollo, y  todos sabemos qué difícil es la madurez de la personalidad, y el dominio del carácter, en el proceso de individuación y del destino. Esto es lo que se dirimirá en los próximos trescientos años, en los que primará la crisis de la personalidad en el  revoltijo de las dos Eras de Piscis y de Acuario, tiempo necesario para la disolución de los arquetipos píscios a través de una  Edad Media, que ensamblará la Noche del final de una Era, con la Aurora de la Era de Acuario. Todo parece indicar que este proceso ha sido, es, y será de una virulencia muy semejante al final de las anteriores Eras de Tauro y Aries, mediatizadas por el Kali-Yuga o Edad de Hierro, como ya estamos viviendo, en cuanto a aberraciones, supersticiones, y atrocidades se están cometiendo.

En resumen, esto significa que los valores y cultura que habían sido la raíz de la civilización actual, los están destruyendo los dirigentes de los sistemas financiero y económico, y es por ello, que los intereses del pueblo y los de los gobiernos no van a una, provocando una inconmensurable crisis: el pueblo se enfrenta a problemas básicos de identidad, de compromisos sociales y familiares: sufriendo el escarnio las familias desechas por las adicciones de todo tipo, la infidelidad, los divorcios, generando todo tipo de relaciones lascivas, incestuosas y perversas. Así mismo, el correspondiente despotismo oligárquico y plutónico de los gobernantes, ególatras del poder que les convierte en  egotistas, viven una realidad que no se corresponde con la de los pueblos, sembrando el odio, la destrucción, la sumisión esclava, a través del expolio no sólo material sino de la dignidad humana, arrancando de cuajo los valores religiosos y filosóficos por los cuales el hombre se ha regido históricamente, y en ausencia de aquéllos; provocando en éste las más bajas pasiones y necesidades consumistas que le convierten en esclavo de sí mismo. Así, una vez más se repite el mitema de los Amos de la Caverna,  pues el papel de los degradantes dirigentes consiste en deshacer todo tipo de ideologías y creencias de los arquetipos de una Era, para ser suplantados por ídolos de barro, impregnados de leyes perversas, desnaturalizadas e inmorales, destruyendo las instituciones de la familia, de la sociedad y de los estados, - en este caso los estados nacionales que surgieron en los últimos siglos desde la Edad Moderna, y con más ahínco  a partir de la revolución francesa o Edad Contemporánea.

  Ante este dilema, al pueblo  ¿qué le cabe esperar? Pues sólo una cosa: tomar conciencia de su situación y no dejarse arrebatar su personalidad y sobre todo  su identidad, con la fuerza y el valor que le permita distinguir entre la verdadera naturaleza del hombre y la animal, así como su relación con las leyes cósmicas. Exigiéndoles a las autoridades dignidad y respeto (nota: si se me quiere creer, esta carta la escribí antes del 2000, y ahí está el movimiento de indignados exigiendo las demandas de la dignidad y de los derechos humanos).     

Así pues la centuria actual, nace bajo la influencia de los eclipses  de Sol y de Luna siendo el de la Luna el que encierra el peligro que la cuarteta de Nostradamus anuncia:

En el año 1999, sétimo mes

            el cielo vendrá un gran Rey de horror.

            Resucitará el gran Rey de Abgoumois

            antes de que después Marte reine en buena hora.

         Este "antes que después" se refiere a los dos eclipses. El eclipse de Luna es el 28 de julio de 1999 y el eclipse de Sol es el 11 de Agosto.

         Como es natural, la Carta del Eclipse de Sol se halla inversa al de la  Luna, con la cohorte de planetas cuadrando, lo cual denota que los gobernantes  se centran en  el dominio y manipulación  de la identidad de los pueblos a través de la violencia y la guerra liderada especialmente por EE.UU. e impulsado por el sistema financiero decadente en moral, pero pujante en poder, centrando los enfrentamientos en lo que fue la cuna de la civilización: la antigua Mesopotamia, enfrentando a comunidades árabes e israelíes como núcleo, y girando sobre este centro, los países que formaron parte de la URSS.

Es de particular significancia, que en la inversión de las casas III y IX pobladas por Urano el Nodo Sur y Neptuno en casa III y  Nodo Norte, Luna, Mercurio, y Venus en casa IX, nos indican bien claramente el eclipse histórico que los gobiernos viven, y su manipulación a través de la enseñanza y los Mass Media; provocando de este modo en los pueblos, el cambio de mentalidad  que deja inermes  los valores religiosos de la Era de Piscis, siendo otrora, sustituidos por  ideologías materialistas. Con todo ello, los pueblos son quienes van a tener en el siglo XXI la primacía sobre los gobiernos,  a los cuales, estos tendrán que  ceder y doblegarse ante la exigencia rebelde de la autoconciencia de los pueblos que moralmente estarán por encima de la moral de los gobernantes, a quienes demandarán mayor responsabilidad ética. Esta posición es fundamental en el ejercicio e influencia de la Carta Astral del XXI, en la cual es el Pueblo el protagonista. (Cuando en 1995 escribí esto, no existían los “indignados como movimiento socio-político).