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Ante la pregunta sobre lo adecuado del uso de talismanes por parte del astrólogo tradicional hay que señalar que su empleo data desde muy antiguo. Siendo conservadores, los talismanes son parte del arsenal técnico de los astrólogos desde hace por lo menos dos mil años. Su uso se hallaba muy extendido tanto en Europa como en la India y el Medio Oriente. En la astrología védica (Jyotish) siguen siendo una herramienta corriente y al uso, pues la tarea del astrólogo no se reduce simplemente a predecir, sino que también a intervenir para ayudar a sus consultantes. En la vieja Europa pasaba exactamente igual, pues encontramos numerosos ejemplos de talismanes astrológicos en la edad media, el renacimiento y el barroco. Pueden parecer un artilugio extraño a los ojos modernos, incluso pueden sorprender a más de algún colega de oficio, pero debemos subrayar la importancia que los talismanes han tenido en la historia y ejercicio de la astrología electiva a lo largo de los siglos.

La palabra talismán proviene del árabe طلسم y éste a su vez del griego τελέω, vocablo que significa “consagrado” o “ritualmente completo”. Ilustres astrólogos del pasado los emplearon con frecuencia. Entre ellos podemos citar a Thabit ibn Qurra, Maslama al-Mayriti, Guido Bonatti, Alberto Magno, Abraham ibn Ezra, Marsilio Ficino, Gerolamo Cardano, John Dee, William Lilly y un larguísimo etcétera. El encuentro entre magia y astrología bajo el principio de simpatía universal (sunthemata) data desde la fundación misma de nuestra ciencia en Babilonia. Sin embargo, los astrólogos de occidente siempre hemos tenido que utilizar los talismanes con extrema cautela; antes por el celo de la Iglesia, después por la estrechez del racionalismo cientificista. Hay quienes piensan que la confluencia entre magia natural y astrología es impropia o antojadiza. Basta estudiar con atención la historia de la astrología en Europa entre los siglos XIII y XVII para comprobar cuán difundido estaba el uso de los talismanes astrológicos, al punto de que fueron comunes incluso en la práctica médica. Para despejar dudas al respecto existen buenos estudios académicos sobre el asunto, como por ejemplo «Astrology and Magic from the Medieval Latin and Islamic World to Renaissance Europe: Theories and Approaches» de la reconocida historiadora italiana Paola Zambelli (PhD) o «The Starry Rubric: Seventeenth-Century English Astrology and Magic» del profesor Alexander Cummins (PhD), por citar sólo un par de investigaciones históricamente rigurosas sobre el tema.

Frente a lo anterior podríamos preguntarnos, ¿es la astrología parte de la ciencia o parte de la magia? Sin embargo esta pregunta sólo tiene sentido en la modernidad, por cuanto hasta antes de la Ilustración ciencia y magia se entremezclaban de manera confusa, como bien ha demostrado la historiadora británica Frances Yates en sus estudios sobre el pensamiento hermético durante el renacimiento tardío y el barroco. Aunque las cosas nunca han sido fáciles para la astrología, tras el obtuso racionalismo ilustrado el contexto cultural se volvió realmente adverso, mucho más que en tiempos del Santo Oficio. Si pudiéramos retroceder a la biblioteca de Lilly en la Inglaterra de 1650, nos encontraríamos con su bien atesorada copia del Picatrix, famoso volumen de magia talismánica. También hallaríamos su copia del Liber Hermetis De XV Stellis, otro importante grimorio de magia astrológica. Son las mismas copias que luego heredaría su amigo Elías Ashmole, ilustre miembro de la Royal Society, reconocido astrólogo y alquimista de la época. En la actualidad esos libros se guardan en la biblioteca Bodleiana de la Universidad de Oxford, prueba de que en otro tiempo los talismanes eran parte integral del acervo técnico de todo buen astrólogo.

Mucha polémica puede acaecer como producto de un choque de cosmovisiones entre astrología antigua y moderna. Los talismanes están justo en medio de la discordia por ésta razón. El astrólogo tradicional trabaja sobre un tapiz compuesto de metafísica y magia. El astrólogo moderno trabaja sobre un trasfondo de física y psicología. Es esta diferencia de paradigmas la que genera muchos episodios de incomprensión. En lo personal, no me avergüenzo de lo que hacían nuestros ancestros; por el contrario, me siento orgulloso de todos sus conocimientos y técnicas, magia talismánica incluida. Creo que es importante preservar todos estos saberes, que han estado a punto de desaparecer para siempre a causa de la persecución y del desprecio. Así como valoramos la conservación de las tradiciones mágicas y religiosas de los pueblos indígenas, creo igualmente importante conservar las tradiciones y técnicas de los antiguos astrólogos, pues no entiendo que consideremos relevante preservar la historia de todas las civilizaciones excepto de la nuestra. Todos tenemos una historia, unas raíces, una identidad. No nos avergoncemos de ellas.

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Comentario por My Astro Coach el marzo 9, 2017 a las 6:19pm

Muy bueno  ! Me ha gustado mucho !!

Un saludo

Comentario por Francisco Torres el marzo 9, 2017 a las 3:26pm

Gracias Pablo por tu artículo, tan interesante.

Creo que si nos consideramos buenos astrólogos, debemos acordarnos de que vamos a una nueva era, la de Acuario de manera inexorable. Y como tales sabemos perfectamente lo que significa, pues creemos conocer este signo: El aguador nos trae cántaros de agua limpia para renovar los antiguos cántaros, que por lo tanto habrá que vaciar. Hemos de vaciarnos para que podamos renovarnos. Y además, habremos de verter más agua todavía, la de una nueva vida en base a lavar la vieja, anquilosada en las permanentes penas y falsas ilusiones piscianas.

La nueva era es rompedora y renovadora. Se trata de llevar a la luz todo el conocimiento para poder estudiarlo y renovarlo, modernizarlo y darle la utilidad necesaria para que el ser humano se realice. Es la era del humanismo y como energía acuariana, hemos de reinventarlo con la creatividad suficiente para que le permita al hombre alcanzar el futuro de verdad, pues hasta ahora este ha sido mal vislumbrado con ciencias ficción que quieren ser futuristas pero se cimentan en los problemas de la antigua era. Son los miedos a todo, incluso al mismo avance humano.

La nueva era es la de la libertad, que no significa no estar sometido a nada ni a nadie, sino muchísimo más. La libertad radica en permitir y permitirnos utilizar nuestra mente como creamos oportuno. Es la era de las infinitas posibilidades, por esto es la era del respeto. Y es la era de la modernidad, incluso la utopía, que es aquella verdad que parecía imposible y resultó ser factible. Porque es la era de la creatividad, recordemos que su regente es Urano, que sometió el caos a un orden debido a su inmenso amor por el ser humano.

Bueno, para qué seguir, seguro que el auditorio podría decir muchísimas cosas más. Sólo recomiendo una profunda reflexión, pues Acuario también es la sorpresa. Por esto, dije que “creemos conocer este signo”, pero posiblemente nos reserve muchas cosas impensadas a pesar de todo. Gracias y saludos.

Comentario por ANTONIO GARAU el marzo 9, 2017 a las 6:48am

     Hola Pablo, este arsenal técnico de los astrólogos de hace dos mil años con referencia a los talismanes, no creo que lo tengan hoy día astrólogos serios, con reputación mundialmene reconocida. He de reconocer sin embargo, que en los congresos actuales están presentes, lo cual creo que no beneficia en nada a la astrología, diría incluso que la perjudica enormemente. A mi juicio, se trata de un ejemplo más de la codicia humana. No es suficiente el legitimo y normal derecho de tener una ganancia con la venta de un libro de astrología o de metafísica, sino que hay que aprovechar la asistencia del público femenino en esos congresos. En el último que asistí en junio del 2015 en Pâlma de Mallorca, en donde la asistencia al congreso era de entre un 80-85%  femenina y, más propensa a comprar alguno de esos talismanes o joyas semipreciosas a las que se les atribuye Dios sabe que poderes mágicos. Por mi, nada en contra si son para un regalo o un pequeño gesto. Todas esas creencias no serán erradicadas ni en los próximos siglos. Para muchos, un gato negro será una señal de mala suerte hoy, mañana y dentro de un siglo.

     Quizás mi naturaleza capricorniana tenga poco sentido para ese tipo de creencias, que por supuesto respeto, que como dice el refrán: "Cada loco con su tema".

     Una tía mía coleccionaba elefantes; dicen que traen suerte. Pues bien, al regreso de mis viajes le traía una media docena de distintos países. Era feliz con ellos y yo me alegraba con ella. Llegó a tener una considerable colección.

     En una de mis vistas a la India, estuve en un taller de bisutería en donde encontré toda clase de souvenirs. Me llamó la atención un pequeño elefante cubierto de piedras semipreciosas, un trabajo realmente de mucha estética. La tentación fue grande y lo compré; aunque no eran de mucho tamaño pesaba 4,1 kg. Así que lo pagué y dispuse que me lo mandaran a Mallorca por correo ordinario, ya que debido al peso me habría costado más que el mismo elefante de mandarlo por correo aéreo.

     Tardó exactamente nueve meses, el tiempo de un embarazo, para llegar a casa, pero llegó sin ningín daño.

     Bien, lo tengo simplemente como recuerdo y porque es estética pura, todo adornado de piedras semipreciosas. He sacado esas imágenes esta misma mañana.

    Y quien sabe... a lo mejor me trae suerte!

     Un cordial saludo.

Comentario por Maria Ysabél el marzo 9, 2017 a las 3:11am

       ¡Saludos Pablo! El deslave entre lo físico y lo metafísico,   lo mágico y lo psicológico, pasa -entre medias- por una profunda desconexión, no sólo de un@ consigo mism@, si no fundamentalmente del Ser Humano con el Medio Físico Natural, es decir: el binómio Ser Humano-Madre Tierra.

       Aquí es donde entran toda clase de "artilugios" (sólidos, líquidos y gaseosos..., acuáticos, píricos, eteréo-vaporósos, o sólidos como una piedra...) que intentan sustituir ese desengarce esencial.

       El Ser Esencial, lo ve todo, lo siente todo, lo percibe todo y está en todo por tanto en todo momento sabe cómo, cuándo y por qué..., sin necesidad más que de SER quien en realidad ES y no necesita de artílugio mediador alguno. 

       En el interín y mientras llegamos al "Centro de Nosotr@s Mism@s",  ciñéndome al título de tu blog,  continuaría tu cabecera añadiendo " ..., ¡qué haríamos sin ellos!. 

       Gracias. Saludos. Maria Ysabel.

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